El Supremo Tribunal Federal deberá resolver varias incógnitas. Las sesiones se transmiten por las tarde por la tv. La ciudadanía sigue protestando contra la corrupción.
A partir del martes pasado, una nueva emisión convoca por las tardes a los brasileños frente a los televisores. Se trata de la fase final del histórico proceso por corrupción, así llamado del "mensalao", por el que 25 políticos del país, prácticamente la cúpula de entonces del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), fueron ya condenados al ser encontrados culpables por el Supremo Tribunal Federal (STF).
Los jueces del máximo tribunal de Brasil deberán analizar las apelaciones presentadas por los condenados antes de emitir una sentencia definitiva, rever la condena de once de ellos que fue votada con cuatro votos en contra y analizar algunos temas delicados del proceso, como la existencia un acuerdo entre varios condenados en la acción delictiva.
El viejo reglamento del STF preveía que en caso de que las condenas fueran decididas con cuatro votos en contra se instruyera un nuevo proceso. Sin embargo, la nueva legislación al respecto no contemplaría esta posibilidad.
Entre los once condenados que piden un nuevo proceso, figura José Dirceu, ex ministro del entonces presidente Inacio Lula Da Silva, Joao Paulo Cunha, ex presidente del Congreso, el ex diputado y ex presidente del PT José Genoino. Estas figuras fueron consideradas culpables de actuar en forma organizada, entre 2003 y 2005, para repartir sobornos a cambio de votos en el Congrso, durante la primera presidencia de Lula.
La nueva fase procesal se lleva a cabo en un momento de fuerte debate sobre la corrupción y bajo la atenta mirada de la sociedad civil que, desde junio, se auto convoca a manifestaciones en muchas ciudades del país. Y uno de los temas de la protesta callejera es precisamente la corrupción.
"Este juicio más que la condena de personas, es la condena de un modelo político", ha declarado a la prensa Roberto Barboso, magistrado nombrado recientemente a integrar el STF. Para Barboso, cercano al PT, es claro que "o se procede a una reforma política o todo volverá como antes".
Mientras tanto, la mirada de la gente se fija sobre las decisiones de los magistrados. De aceptar se el criterio de los cuatro votos en contra, se abriría un nuevo proceso que podría no sólo determinar penas menos severas, sino, por lo tiempos procesales pasarían años y con la posibilidad de que el delito prescriba.
Particular atención suscita la postura que tendrán los dos nuevos jueces nombrados por la presidenta Dilma Rousseff, al tiempo que algunos integrantes del Supremo, antes dispuestos a considerar la eventualidad de un nuevo proceso, estarían reviendo dicha postura.
El martes hubo una nueva manifestación de protesta en Sao Paulo, en la que se pidió rever el proceso de licitación del metro de la ciudad, luego de que trascendiera la existencia de un cartel de precios formado por las empresas ganadoras, de acuerdo con las autoridades políticas de ese entonces de la ciudad, del opositor Partido Social Demócrata (PSDB).
Un nuevo escándalo que confirma la actualidad de la envergadura del problema de la corrupción en el sistema político de Brasil.
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