sábado, 30 de marzo de 2013

El dilema del presidente Napolitano

Ante el veto cruzado de los partidos que impiden la formación del nuevo gobierno, será el presidente de la república el que deberá tomar una decisión clave. Mientras tanto, la crisis política tendrá un alto costo económico para los italianos. 

Italia pagará una factura muy cara por la crisis de gobierno de la que no logra salir. Se estima que perderá entre el 0,1 y el 0,2 por ciento de su Producto Bruto Interno (PBI), al tener que contar con el gobierno provisorio dimisionario, encargado estrictamente de la ordinaria administración. El círculo vicioso que acentuará la recesión en la que a caído el país desde mediados de 2011, comportará un aumento del 8 por ciento de la deuda pública que rondaría, de este modo, el 130 por ciento del PBI.

Pero el tema es que no hay acuerdo para lograr un nuevo gobierno. El líder de la izquierda (PD), Pier Luigi Bersani, volvió a dejar en manos del presidente de la república, Giorgio Napolitano, la iniciativa. El sistema constitucional italiano prevé que el presidente elija quien debe formar un nuevo gobierno, el cual deberá contar con el respaldo de las dos cámaras (voto de confianza). De constatar la imposibilidad de proceder a formar un gobierno, el presidente puede disolver una o las dos ramas del Parlamento convocando a nuevas elecciones (que se celebraron a mediados de febrero). El problema es que Napolitano está terminando su mandato, que dura siete años y en esta fase la ley no le permite disolver el Parlamento. La encrucijada es realmente compleja.

Por un lado, los partidos han manifestados un veto cruzado que impide formar una mayoría. Los tres partidos de mayor consistencia, el PD, el ascendente Movimiento de las 5 Estrellas (M5E), y el Partido de las Libertades (PDL) de Silvio Berlusconi se han encerrado en sus posiciones. No hay disponibilidad para un acuerdo, el más natural entre el PD y el M5E, no parece viable un acuerdo entre derecha e izquierda, ya que Berlusconi exigiría seguir protegiendo el conflicto de intereses que ha sido demasiado tolerado en estos años, como no parece viable un acuerdo de Berlusconi con el líder del M5E, Beppe Grillo, este último tenaz fustigador del magnate devenido político.

Napolitano en teoría podría proponer un gobierno formado por una personalidad reconocida por todas las partes que recibiera el apoyo externo de los tres principales partidos. No faltan personalidades que estén a la altura. Pero la finalización de su mandato presidencial privaría pronto el nuevo gobierno del apoyo de quien fue artífice de su nacimiento. La otra carta en manos del presidente es la de renunciar anticipadamente dejando al nuevo mandatario la solución del problema, evitando que el tiempo siga corriendo.

En las próximas horas se conocerá su decisión.

lunes, 25 de marzo de 2013

El país sigue sin nuevo gobierno

A más de un mes de las elecciones de febrero, no se avizora la posibilidad de formar una mayoría que gobierne un país virtualmente dividido, políticamente, en tercios. Mientras el país espera reformar su costoso sistema institucional, la crisis avanza provocando recesión y desempleo.

A más de un mes de las últimas elecciones, convocadas luego de que fuera puesto en minoría el gobierno liderado por el economista Mario Monti, Italia todavía no dispone de un nuevo Ejecutivo. Los resultados electorales, fuertemente condicionados por un sistema que el mismo inventor, un legislador de la coalición de centro derecha conducida por el multimillonario Silvio Berlusconi, definió como una “chanchada”, los últimos comicios determinaron una virtual división en tercios. Y sin que se pudiera formar en el Parlamento una mayoría estable que asegure la gobernabilidad.

El sistema italiano, hay que recordarlo, es parlamentario, es decir, la elección del Jefe de gobierno, es indirecta. El Presidente de la República, que no integra el Ejecutivo, sino que es una figura “super partes”, designa al Jefe de gobierno luego de consultar a todas las fuerzas políticas una vez llevado a cabo el proceso electoral. Quien reciba este mandato, deberá a su vez verificar la posibilidad de conformar un gobierno en las dos Cámaras presentando un programa de acción que deberá recibir el “voto de confianza”, sin el cual la praxis es que debe presentar su renuncia.

El laberinto político italiano registra una situación muy compleja. Las posibilidades para lograr un Ejecutivo son pocas: o una amplia coalición, o un gobierno formado por una minoría pero apoyado externamente por el voto acordado entre una coalición más amplia. El problema es la antítesis ideológicas que existe entre centro derecha, que para muchos simboliza el pensamiento neoliberal acompañado por la decadencia y la corrupción manifestada por su líder, Silvio Berlusconi, y el progresismo de la centro izquierda. En las elecciones disputadas en febrero, surgió una nueva agrupación que sorprendió a los italianos logrando prácticamente el 25% de los votos, el Movimiento de las 5 Estrellas (M5E). Por afinidades ideológicas, debería ser natural una alianza entre centro izquierda y el M5E, M5E, liderado por un ex cómico de la televisión, Beppe Grillo. 

Sin embargo, Grillo mantiene una dura postura anti sistema, con críticas a todos los partidos, incluido el PD, acusado de corrupción y de haber transado a cambio de poder a lo largo de estas décadas, incluso con la centro derecha. Más allá de su intransigencia, no le faltan razones a Grillo. Los grupos de centro, por su parte, han quedado con una consistencia marginal que impide ser decisivos para conformar una mayoría, luego de años en los que han oscilado aliándose con la derecha como con la izquierda.

El Presidente de la República, ha encargado al líder del Partido Democrático (en gran parte ex comunistas y ex socialistas), Pier Luigi Bersani, verificar la posibilidad de conformar un gobierno, siendo ésta la primera minoría en el Parlamento. Sin embargo, los números no cierran. Silvio Berlusconi, reclama participar de Ejecutivo de amplia mayoría, solución que es rechazada por gran parte de la centro izquierda, como emblema de una claudicación de principios. Sólo en caso de que tal inclusión permitiera avanzar para dirimir el clamoroso conflicto de intereses de Berlusconi, dueño de gran parte del sistema televisivo italiano y, a la vez, referente político, además de permitir modificar la ley electoral, se podría verificar la inclusión de la centro derecha en el gobierno. Pero una solución de este tipo parece muy difícil, sobre todo por el costo político que pagaría el PD si tuviera que confiar en el voto de Berlusconi para reformar el sistema institucional italiano, proceso que se señala como necesario. 

El M5E ha rechazado sistemáticamente aliarse con el PD y sólo lo haría si hubiera garantías de transparencia y voluntad de reformar radicalmente el sistema político italiano. Una posición principista que se comprende sólo si se tiene en cuenta de la fuerte infiltración mafiosa en el Parlamento, transversal a todos los partidos, con decenas de legisladores son investigados y procesados e, incluso, condenados por la justicia.

Bersani tiene tiempo hasta mañana para lograr un Ejecutivo. De fracasar en el intento, la alternativa es volver a las urnas en octubre, mientras el país sería gobernado interinamente por el dimisionario gobierno de Mario Monti. Una eventualidad que contrasta con la grave crisis que está poniendo en jaque a una de las más fuertes economías del mundo. Los números hablan de una recesión que se consolida y el desempleo que avanza, sobre todo entre los jóvenes.

sábado, 23 de marzo de 2013

Turquía e Israel retomarán relaciones diplomáticas

Un llamado telefónico durante una comida zanjó la disputa por la muerte de 9 ciudadanos turcos en 2010. Pero tras el episodio espectacular, aparecen las estrategias de control sobre la región de Medio Oriente.

La visita del presidente de los Estados Unidos Barack Obama a Israel terminó de manera espectacular. Durante la comida de despedida del visitante, el mandatario estadounidense llamó por teléfono al primer ministro turco, Tayyip Erdogan, para saludarlo y luego pasarle a su par israelí, Benjamín Netanyahu, quien de inmediato presentó un pedido de disculpas por la muerte de 9 ciudadanos turcos en oportunidad del incidente de la Freedom Flotilla, en mayo de 2010, cuando un barco de activistas internacionales por la paz, el Mavi Marmara, intentó romper el bloqueo de Israel sobre la Franja de Gaza. 

El barco fue asaltado por tropas especiales israelíes, con un duro saldo de muertos y heridos. Desde entonces, las relaciones entre Turquía e Israel, que navegaban por aguas mansas, se enfriaron. El pedido de disculpas ha tenido inmediato efecto, ya que ambos líderes acordaron retomar las relaciones diplomáticas.

Hasta aquí el relato podría hasta confirmar la oportunidad que en su momento el presidente Obama fuera galardonado con el Nobel de la Paz. Pero ¿por qué razón insistió tanto Obama sobre este acercamiento (al que calificó de estratégico) y en un modo tan alevoso, casi como si fuera él el anfitrión y no el jefe de gobierno israelí?

El tema es que Turquía es un elemento clave para la intervención Occidental en Siria, país con el que comparte la frontera. Y es por Turquía que ingresa el armamento que abastece a las tropas rebeldes que intentan derrocar el régimen de Assad, de modo que puedan oponerse a uno de los más preparados ejércitos de Oriente Medio. Es también en Turquía que los rebeldes disponen de bases logísticas y de entrenamiento.

En efecto, pese al “enfriamiento” de las relaciones turco israelí, no había cesado la vente de sistemas de armas a Ánkara por parte del Gobierno de Tel Aviv. En febrero, seguía proveyendo de los sofisticados sistemas electrónicos producidos por la empresa israelí Elta, una empresa subsidiaria de la Israel Aerospace Industries grupo controlado por el gobierno de Jerusalén, sucesivamente armados sobre aviones Boeing 737, una provisión proveniente de los Estados Unidos, por un monto de 200 millones de dólares. El sistema, considerado muy eficiente, es altamente estratégico para el control de los cielos de la región. 

Por su parte, Israel ha comenzado a intervenir desde hace tiempo en el conflicto interno sirio, ingresando en el espacio aéreo del país vecino, para realizar bombardeos. A esta altura, el congelamiento de las relaciones diplomáticas bien podía aparecer sólo como un gesto “pour la galerie”, para salvar apariencias. La “buena gestión” del presidente Obama completó el cuadro, al tiempo que dejó entre los palestinos el sabor amargo, ya que no satisfizo las expectativas de una denuncia de la política de ampliación de los asentamientos de colonos israelíes en territorios de la Autoridad Nacional Palestina.

El paso de Obama por la región, lejos de representar un elemento de distensión, en realidad parece confirmar la intención Occidental de redefinir el mapa geográfico sobre la base de intereses ajenos a los pueblos de Medio Oriente.

lunes, 18 de marzo de 2013

¿Quién se acuerda de Irak?

El 20 de marzo de 2003, contra la opinión pública mundial, los Estados Unidos invadieron el país, supuestamente por estar vinculado con la red terrorista de Al Qaeda y por amenazar a los vecinos con el uso de armas de destrucción masivas. Nunca se encontraron evidencia de las dos acusaciones.

Mientras la catolicidad sigue asombrada por el viento de novedades que sopla desde el Vaticano impulsado por el Papa Francisco, este miércoles se cumplirán los diez años de la invasión de Irak, en 2003. Una agresión que necesitó de alevosas mentiras que la justificaran. La imagen del entonces secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, agitando en las Naciones Unidas una probeta con las supuestas pruebas de la presencia de armas masivas de destrucción en los arsenales del dictador Saddam Hussein, jamás podrá ser olvidada.

Las armas nunca fueron encontradas, como nunca existió vínculo alguno entre el dictador y Osama bin Laden y su red terrorista, Al Qaeda. En realidad, se trató nada más del más espectacular y mediático casus belli fabricado por los servicios de inteligencia, con la anuencia de una prensa internacional poco o nada crítica con la guerra mundial contra el terrorismo lanzada, unilateralmente, por George W. Bush.

El régimen de Saddam Hussein fue derrocado, el dictador ejecutado, pero la vida de los iraquíes sigue siendo una pesadilla. El país sigue ensangrentado ya que la fractura entre musulmanes chiitas y sunitas se ha ampliado. Grupos armados siembran el territorios de violencia, odio y venganza. Pese al uso masivo de los miles de millones de dólares que produce este país, segundo productor mundial de petróleo, las necesarias infraestructuras no sólo no se han realizado, sino que quedan en el papel: la procuración de justicia de los Estados Unidos, sostiene que 60.000 mil millones de dólares se han volatilizado en el país entre 2003 y el retiro de las tropas en 2011 terminando presa de la corrupción.

Hoy Irak engrosa la lista de Estados fallidos, como Somalia, Haití o la República Democrática de Congo, en los que débiles gobiernos están a la merced de la corrupción, del caos o de los señores de la guerra. Nada que ver con la promesa de instalar la democracia y de liberar a un pueblo sometido. Diez veteranos estadounidenses de esa guerra por día se quitan la vida, como secuela de una experiencia traumática que se entiende sólo desde los planes de dominio de un imperio en decadencia.

viernes, 1 de marzo de 2013

Mentiras para negar la verdad

Los gobiernos demoran en tomar medidas drásticas para contrarrestar el cambio climático. Hay un escepticismo que es financiado por grandes corporaciones. 

El 8 de diciembre finalizaba en Doha otro evento sin que los gobiernos tomaran la decisión de contrarrestar decididamente los efectos del cambio climático. Hubo consenso para prorrogar la vigencia del Protocolo de Kioto, pero se trata de un acuerdo superado que los principales países contaminantes, como los Estados Unidos, no han ratificado. El objetivo del Protocolo era disminuir las emisiones, entre 2008 y 2012, en poco más del 5 %, teniendo como base lo emitido en los años noventa, un nivel que en la actualidad prácticamente se ha duplicado.
Es decir, mientras se acumulan datos contundentes sobre una aceleración del proceso de calentamiento global que está sorprendiendo a los mismos científicos, se verifican fenómenos climáticos extremos, como la sequía que azotó a los Estados Unidos el año pasado y las copiosas lluvias del último verano boreal en las islas británicas, y mientras todos dicen que hay que tomar medidas urgentes y reducir drásticamente el nivel de emisiones contaminantes, los gobiernos hacen oídos sordos. En especial los que más deberían reducirlas.
¿Cómo se explica esta morosidad? Mucho tiempo se ha perdido discutiendo acerca de la confiabilidad de los datos mostrados por una comunidad de científicos cada vez más numerosa, que hoy es la gran mayoría. En 1988 se fundó el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) bajo la égida de las Naciones Unidas, entidad que en 2007 fue galardonada junto al ex candidato presidencial de los Estados Unidos, Al Gore, con el Nobel de la Paz. Paulatinamente los datos recogidos por el IPCC convencieron a cada vez más científicos.
En 2006, el economista británico Nicholas Stern entregaba un documento (ver resumen en www.ciudadnueva.org.ar) sobre los costos del cambio climático. Según Stern, se podrían paliar los efectos del cambio destinando el 1 % del producto bruto interno mundial a este fin. Eso significa, y para los gobiernos es claro, cambios importantes en los estilos de consumo y de producción industrial, en el uso de los recursos y de la energía. Lo cual va a contramano con los intereses económicos de los grandes grupos industriales. Por ese motivo, grandes corporaciones financian instituciones y comunicadores que se dedican a desestimar los datos científicos.
Una de estas instituciones es el Comité para un Mañana Constructivo (www.cfact.org), financiado por Chrysler, Exxon Mobil y Chevron, cuya actividad consiste en campañas para contrastar la idea de que hay cambio climático y que éste es responsabilidad de la actividad humana. No importa si entre 1993 y 2003 más de 900 artículos científicos coincidieron sobre este dato, creando el mayor consenso científico de la historia según el director de la revista Science. El objetivo de la institución y de figuras como Marc Morano, un experto en relaciones públicas, apunta a sembrar dudas utilizando los medios de comunicación con gran habilidad, aprovechando precisamente las debilidades mediáticas de sus adversarios, aportando opiniones de científicos desconocidos, a menudo pagados por las mismas corporaciones, que se oponen a la idea de reducir las formas de producción.
Con la alianza del Partido Republicano de los Estados Unidos, cuyos miembros si no pertenecen, están profundamente vinculados con el aparato industrial de la superpotencia, la campaña de prensa y la acción política pudieron desmantelar la acción de la EPA, agencia gubernamental para el ambiente, al tiempo que el Congreso se transformó en un tribunal científico gracias a audiciones en las que los científicos conocidos y autorizados eran literalmente interrogados ante las videocámaras.
La presencia de un colega que opinaba en contra, aparentemente sólo brindaba objetividad al método, ya que en realidad oponía un desconocido a una autoridad en la materia respaldada por cientos de colegas. Se pudo saber que el desconocido, en algún caso, cobraba sumas importantes de compañías como Exxon Mobil. Con este sistema, en breve la opinión pública estadounidense compartió el escepticismo y el proyecto de ley sobre reducción de las emisiones contaminantes presentado en el Senado en 2003 fue bochado, pese a ser patrocinado por un republicano y un democrático.
Otro caso resonante de un operativo mediático es conocido como “climagate”. De un server utilizado por varios científicos fueron descargados cientos de mails, cuyo contenido fue extrapolado para denunciar que habían manipulado los datos de las modificaciones climáticas. El escándalo y el daño fueron grandes: aunque dos comisiones del Congreso de los Estados Unidos desmantelaron en 2010 las acusaciones, los medios no dieron el mismo espacio a las noticias que rehabilitaban la honestidad de los científicos acusados.
La responsabilidad de los medios de comunicación es grande. Primero para dar difusión a esta amenaza contra el futuro del planeta. Segundo, porque es clave cooperar en establecer con claridad quién es quién en la que está tomando la forma de una verdadera batalla por la verdad.

Los hielos de Groenlandia
La imagen es de la Nasa y fue tomada en julio del último verano boreal, cuando una ola de calor sobre Groenlandia redujo en pocos días el 97 % de los hielos. A este ritmo, se estima que para fines de este siglo los hielos de Groenlandia habrán desaparecido.

La curva del “palo de hockey”
La curva de este gráfico es conocida como hockey stick (palo de hockey) y es fruto del estudio de 1998 realizado por el científico Michael Mann y otros dos colegas. Luego de recoger estudios sobre corales, anillos de árboles e hielos polares, reconstruyeron la curva de la temperatura terrestre. Quedaron estupefactos ante la curva, que es plana hasta 1850 y se eleva bruscamente desde entonces, es decir, desde el auge de la revolución industrial que marcó un aumento sustancial de las emisiones de bióxido de carbono.