martes, 19 de agosto de 2014

Hillary Clinton admite que el Estado Islámico (ISIS) es "nuestra creación"

A confesión de parte, relevo de prueba. Hace tiempo que venimos documentando que el conflicto en Siria responde a los intereses externos de otros países, cuyo objetivo, al menos en la apariencia, es el de desestabilizar el régimen del presidente Bachar Al Assad. Siria es para la Casa Blanca uno de los "Estados canallas" acusado de financiar el terrorismo y de reprimir los derechos democráticos, aplicando una despiadada represión.

Que esta tesis chocaba contra la realidad, entre ellas el apoyo masivo que recibe el gobierno de Assad, reelecto hace poco en forma casi plebiscitaria, lo hemos señalado más de una vez. Y también señalamos el peligro de desestabilizar recurriendo al apoyo de grupos yihadistas, como  sucedió en Libia, desatando un caos que todavía perdura.

En agosto de 2012, mencionamos el planteo de un legislador estadounidense, Ron Paul, quien alertó que el apoyo a los rebeldes sirios significaba financiar grupos terroristas (1) con el dinero del contribuyente estadounidense. Mientras tanto, la situación derivó en guerra gracias a la masiva presencia de milicianos extranjeros, a los que no se unió triunfalmente la población Siria. Por el contrario, los pocos elementos locales rebeldes se disolvieron demostrando su inconsistencia. Ya había hecho su aparición en Iraq el Estado Islámico de Iraq y el Levante (EIIL, o ISIS por su sigla en inglés, hoy rebautizado Estado Islámico, EI) y su brazo armado en Siria, Al Nousra.  En junio señalamos la presencia de armas enviadas a Siria por la CIA en manos de los milicianos del EI (2), encargados del "trabajo sucio".

Pero hoy es la misma ex ministra de relaciones exteriores de los Estados Unidos, Hillary Clinton, quien admite el apoyo brindado por la Casa Blanca a las milicias del ISIS o EI, que luego de ocupar parte de Iraq y de Siria, está llevando a cabo una limpieza étnica contra cristianos y yazidies (minoría curda de religión zoroastriana), perpetrando atroces asesinados, incluso de niños y mujeres.

En una entrevista concedida al medio digital The Atlantic (3), Clinton admite que esta milicia ha sido creada por la Casa Blanca pero que se le escapó de las manos. "Hemos fracasado en crear una guerrilla anti-Assad creíble... El fracaso de este proyecto ha llevado al horror al que estamos asistiendo hoy en Iraq". La ex secretaria de Estado, incluso menciona una conversación con su presidente del febrero pasado, en la que le mencionó expresiones cuyo sentido comprende recién ahora. "Cuando tienes un ejército de profesionales que actúa contra campesinos, carpinteros e ingenieros que comienzan una protesta tienes que hacer algo - le habría dicho Obama- Lamentablemente, modificar la ecuación de las fuerzas en lucha es difícil, casi nunca uno lo logra".

Para Clinton, que no se escandaliza por el método utilizado, sino que más bien critica la falta de mayor energía por parte del presidente Barack Obama, el modelo a seguir sería el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu en su reacción contra los guerrilleros de Hamas en Gaza, que ha provocado más de 2000 víctimas, el 75 por ciento civiles, entre ellas más de 500 niños, además de más de 10 mil heridos y cuantiosas destrucciones.  Las críticas internacionales, incluso de referentes y comunidades judías, por el exceso de fuerza utilizado, no tienen mucha importancia por la ex ministro. "Las víctimas civiles, los niños, las mujeres, son todos efectos colaterales de una política justa", sostiene la líder política. "Si hubiéramos actuado con la misma determinación en Siria, los combatientes yihadistas no se nos habrían escapado de las manos, como luego ha sucedido", concluye.

El simplismo ético del que padece Hillary Clinton, y por lo visto importantes sectores políticos de los Estados Unidos, aparece aquí con todo su dramatismo. La Casa Blanca ha destapado una nueva caja de Pandora al contribuir a crear un despiadado grupo terrorista.

No es la primera vez, pasó con el escándalo Irán - Contra nicaragüense, pasó en la guerra contra la Unión Soviética en Afganistán, cuando el apoyo a los guerrilleros afganos produjo el nacimiento de Al Qaeda. Pasó en Libia, entregando el país al caos. La misma Clinton afirma, al pasar, que su país ha hecho cosas que no la enorgullecen también en América latina. Alude sin duda al apoyo a las dictaduras militares, con sus "efectos colaterales" de desaparecidos, tortura y violación a los derechos humanos. "Pero en ese entonces teníamos un objetivo más grande - explica -. Y lo hemos conseguido. Todo el resto pasa en segundo plano".

El resto que pasa en segundo plano es, en realidad, un reguero de muerte, dolor y destrucción. Clinton lo acepta, son "efectos colaterales", es decir, un eufemismo que admite que hay personas de las que se pude prescindir... si se consigue el resultado. Sí, porque el nudo de la cuestión para Hillary Clinton, no es la tragedia de mujeres degolladas, niños crucificados, yazidíes enterrados vivos, sino que no se consiguió el resultado previsto. De haberlo hecho, "todo el resto pasa en segundo plano".


1) Grupo Editorial Ciudad Nueva, 7.8.2012, denuncia del congresista estadounidense Ron Paul, "Estados Unidos apoya Al Qaeda".
2) Grupo Editorial Ciudad Nueva, 24.6.2014, "Las armas de la CIA en las manos equivocadas".
3)
www.theatlantic.com, 10.12.2014, Hillary Clinton:  failure to help syrian rebels led to the rise of Isis

viernes, 15 de agosto de 2014

La campaña electoral brasileña en un compás de espera

El domingo se celebrará el entierro del líder socialista Eduardo Campos. Sólo después el socialismo y sus aliados decidirán sí Marina Silva, compañera de fórmula, es la natural sucesora del político fallecido imprevistamente. Eso puede cambiar radicalmente el un escenario electoral.

Sin duda el escenario político brasileño, en vista de las presidenciales que se disputarán en octubre, quedó profundamente sacudido por la muerte del candidato socialista, ex gobernador del Estado de Pernambuco, Eduardo Campos.
La pregunta es quién tomara su lugar como candidato a la presidencia. ¿Será otra figura del partido o su natural sucesora, la ambientalista Marina Silva, compañera de fórmula presidencial? ¿O acaso será oportuno volver a la antigua alianza con el PT de Dilma Roussef renunciando a la competencia?
Campos fue miembro de la alianza de partidos que sostienen el actual gobierno y, en su momento, ministro del entonces presidente Lula da Silva.
La decisión final deberá tener en cuenta también a los demás partidos aliados de los socialistas con los cuales Campos había sellado compromisos de campaña.
En casa del movimiento Red Sustentabilidad, fundado por Marina Silva, la consigna es el silencio hasta el entierro del compañero y amigo Eduardo Campos, que será celebrado este domingo. El rigor de Silva es conocido y su intención es la de respetar ante todo el duelo de una familia y de un sector que perdió a un ser querido y a un líder amado y respetado por su transparencia.
La alianza entre Silva y Campos surgió luego de que el movimiento de la ambientalista no pudo conseguir las firmas suficientes para constituirse como partido y competir por sus propios medios en la campaña electoral. En 2010 la ambientalista obtuvo veinte millones de votos y obligo a Dilma Rousseff a disputar la segunda vuelta.
Silva, ex integrante y co fundadora del PT, perfilaba entonces como la mejor opción en las encuestas para las presidenciales, si bien ya había tomado cierta distancia del partido. Pero su apego a los valores éticos por los que aboga hizo que Rousseff fuera preferida por Lula, interesado en lanzar una figura más en sintonía con el pragmatismo del ex presidente y líder del PT.
Mientras tanto, el Partido Socialista de Campos se afirmaba en las elecciones como el de mayor crecimiento en los últimos años. A comienzos de 2014 se selló su alianza con Marina Silva luego de meses de diálogo y sucesivamente de trabajo conjunto. “Fueron 10 meses de intensa convivencia, comenzamos a hilar juntos la esperanza de un mundo mejor y más justo. Eduardo estuvo empeñado en esas ideas hasta su último segundo de vida”, afirmó anteayer la ambientalista.
El partido tiene 10 días para definir quién será su sustituto. Y es posible que los primeros días de la semana que viene se llegue a una determinación. El nombre de Marina Silva como candidata a la presidencia y apoyada por el socialismo y sus aliados dibuja un escenario distinto. Hay sondeos que indican que hoy la intención de voto hacia ella la ubica de inmediato muy próxima al social demócrata Aecio Neves, que disputa el segundo lugar tras el 38 por ciento que apoyaría a a Rousseff.
En abril, el instituto Datafolha publicó una encuesta sobre intención de voto con Silva como aspirante a la presidencia, antes de conocerse los candidatos: obtuvo el voto del 27% de los encuestados, frente al 16% de Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), y sólo por detrás de Dilma Rousseff, con el 39%.
Se analiza que los 20 millones de votantes que en 2010 apoyaron a Silva tardaban en confluir en la alianza con Campos, no entendiendo la razón por la que Silva figuraba como candidata a vice y no liderando la fórmula presidencial. De ser escogida como sucesora de su compañero, eso podría provocar la adhesión masiva de sus electores. Por otra parte, una hipotética segunda vuelta entre Rousseff y Silva pondría al tradicional adversario del PT, el Partido Social Demócrata de Brasil de Aecio Neves, amigo personal de Campos, ante la disyuntiva de apoyar a una de las dos mujeres y eso podría inclinar ulteriormente la balanza hacia la ambientalista. Sería el escenario que quizás el PT más teme. Es acaso por ello que, según algunas fuentes, representantes del PT han comenzado a acercarse a líderes socialistas presionando por un regreso al oficialismo.
Desde este jueves, Marina Silva además tiene un aliado de peso. El abogado Antonio Campos, hermano del candidato fallecido, dijo al diario O Estado de S. Paulo, que la ecologista debía asumir la candidatura. “Si mi hermano llamó a Marina para ser su vicepresidenta, demostró así su voluntad”, dijo. Así, no habría mucho margen de maniobra para buscar otro nombre. Algunos aliados del socialismo, temerosos del rigor con el que Silva defiende la renovación de la política siguiendo valores éticos, han destacado que han notado en ella la capacidad de escuchar y comprender, lo cual la transformaría en la sucesora natural, sobre todo por su gran popularidad.
La política de Brasil vive un compás de espera ante una decisión que será tomada luego de esta pausa duelo. La campaña electoral puede esperar.