martes, 20 de abril de 2010

Botnia ¿finaliza una polémica?


La Corte Internacional de La Haya ha fallado. Y no hay apelación. El gobierno de Uruguay violó el Tratado del Río de la Plata. No podía hacer lo que hizo. Pero la Corte también reconoce que estamos frente a hechos consumados. Pensar en relocalizar la planta no es viable. Además, no se han producido pruebas de que contamine. Por lo tanto, la Corte invita a las partes a cuidar el medio ambiente de la zona.
¿Nada nuevo o todo nuevo? Esta mañana, chateando con un querido amigo uruguayo sobre el fallo, le comentaba exactamente estos tres puntos como posibles posturas por parte de la Corte Internacional de Justicia. No disponía de información reservada, no me asistía la clarividencia. Derecho y sentido común sugerían que la Corte, como es su costumbre, señalaría de qué manera dos pueblos podrán cooperar a futuro, asumiendo que los hechos producidos no son de tal magnitud como para desendar un camino.
¿Qué podrá pasar de aquí en adelante? Mucho depende de si prima o no la cordura. Ahora que la Corte de La Haya ha respondido, las preguntas nos las tenemos que plantear nosotros:
¿Puede un grupo de ciudadanos estar condicionando las relaciones con un país vecino en circunstancias en las cuales no se está produciendo el perjucio tan temido, es decir, la contaminación del río Uruguay? ¿Esta postura que influye tan fuertemente sobre nuestra política exterior se condice con un gobierno que ha recibido el mandato electoral para llevar a cabo las relaciones con otros Estados? Los vecinos de Gualeguaychú, con los que es absolutamente compartible la preocupación por el medio ambiente, ¿no deberán rever su postura que a esta altura es intransigente?
A su vez, ¿antes de levantar el dedo acusador contra los vecinos uruguayos, no convendrá ver cómo cuidamos en casa el medio ambiente?
La imagen del Riachuelo es una postal que nos impide hablar de los demás. Y es tan sólo el primer ejemplo que se asoma a la memoria.
Este desafortunado episodio debería dejarnos varias enseñanzas. Ojalá que podamos atesorar de ellas. Primero que nada, y en esto los habitantes de Gualeguaychú tienen razón y han instalado el tema: el cuidado del medio ambiente es una cuestión que atañe a la calidad de nuestra vida. No es un tema secundario. Por lo tanto, el modo con el cual encaramos nuestro desarrollo y nuestro progreso debe sustentarse también desde el punto de vista ambiental. Por otro lado, nadie hoy, ningún país, y máxime si son limítrofes, puede hacer esto solo: el medio ambiente es un tema de la agenda global. Tenemos que invertir en ellos, y sobre todo a nivel regional, nuestros mejores y mayores esfuerzos y negociaciones para armonizar intereses.
Finalmente, una última enseñanza es para quien lleva la enorme responsabilidad de gobernar en nombre de todos los argentinos: hace falta prestar oído y responder con rapidez el reclamo de la ciudadanía. Demasiadas veces, la exasperación y la sospecha de la inacción de las autoridades mueve a la intransigencia. Y en el país, cada vez más, necesitamos diálogo y comprensión.

lunes, 19 de abril de 2010

El peligro no es nuclear


El tratado Start y la cumbre antinuclear realizada en Washington han instalado el tema de las armas nucleares. Pero el verdadero problema lo constituyen los arsenales convencionales.

En un esfuerzo para recomponer su imagen y su liderazgo, el presidente Barack Obama ha logrado instalar en la opinión pública internacional el tema del desarme nuclear. El nuevo acuerdo START alcanzando en abril con Rusia sobre la limitación de las cabezas nucleares, y la poterior cumbre contra la proliferación de armas atómicas, a la que han participaron 47 países, fueron dos exitos desde el punto de vista de la imagen de la Casa Blanca.
El acuerdo START, fijó en 1.550 el techo de bombas nucleares activas para las dos potencias. Y en la mencionada cumbre, Obama suscitó consensos para frenar la proliferación de armas nucleares.
Estos resultados evitan a Obama una crisis de crediblidad personal, ya que sin iniciativas concretas difícilmente habría podido justificar ser un Premio Nobel de la Paz. Máxime si pensamos que su gobierno se encuentra involucrado en dos estancados conflictos que es cada vez más difícil justificar, en Irak y Afghanistán. Además de su valor intrínseco, estos éxitos también tendrán un peso interno en caso de una campaña electoral para la reelección.

¿Tema prioritario?
Pero que sea necesario avanzar en el desarme nuclear, no significa que para la paz sea éste el tema más prioritario. En otro artículo, destacamos cómo desde la caída del Muro de Berlín, hemos ingresado en una etapa en la que los conflictos entre Estados se han reducido sensiblemente (cfr. Cn revista, número de abril, ¿Tiempos menos violentos?). El factor clave al respecto parece haber sido el avance de la democracia y del desarrollo en muchos países. Pero sin duda para avanzar en materia de paz sería necesaria una reducción radical de las armas convencionales y la limitación de su comercio.
En efectos, desde el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki, en 1945, nunca más se usaron armas nucleares en una guerra. En cambio, las producción de armas comunes sigue absorbiendo grandes sumas, unos 1,5 billones de dólares anuales. El mayor gasto mundial en defensa es el de los Estados Unidos que es igual al presupuesto de todo el resto de los países, y 10 veces superior al gasto militar de China, el segundo a escala mundial.
Por otro lado, aunque se limite su número, las cabezas atómicas existente son suficientes para destruir varias veces el planeta. A su vez, no hay que soslayar el peso político del lobby que conforman las industrias de tecnología militar, que es importante también en términos de empleo. Hoy hasta la inocente Apple cuenta con productos de uso militar.

Terrorismo y armas atómicas

El discurso oficial sobre el riesgo de las armas nucleares, además, contiene una cantidad de inexactitudes que no pueden ser fruto de errores o ingenuidades por parte de los gobiernos. Se ha exagerado artificialmente el temor por el acceso de países como Irán a armas nucleares. Aunque se llegue a producir un arma atómica (ocurrirían no menos de 5-10 años en el caso de Irán), se necesita experimentarla y luego hacen falta misiles confiables para lanzarlas. Irán está muy lejos de lograrlo, y las pruebas de Corea del Norte al respecto no han engañado a los expertos. Respecto de Irán, parece ser más eficaz la apuesta de Brasil por las negociaciones diplomáticas, las que desde los '80 han permitido reducir en un 60-70% las armas nucleares.
En la cumbre antinuclear también se señaló el peligro de un arma de destrucción masiva cayera en manos de grupos terroristas, como Al Qaeda, que en el pasado habría realizado algún intento de este tipo. Pero, y esto la Casa Blanca no puede no saberlo, en enero un informe presentado ante el Parlamento francés por Alain Chouet, uno de lo ex jefes de los servicios de inteligencia gala (la DGSE), aclaró que la organización Al Qaeda “murió” en el plano operativo en 2002. De 400 miembros en 2001, sólo quedarían unos cincuenta, aislados y sin modo de comunicarse. “Ninguno de los terroristas de los atentados post 11 de setiembre (Londres, Madrid, Mumbai, etc.) tuvo jamás contacto con esta organización”. El dato arroja sombras sobre lo que realmente está sucediendo en esta “guerra contra el terrorismo”.
A su vez, la hipótesis de un Estado “canalla” que decida ceder a un grupo terrorista un arma nuclear no convence a los expertos de la AIEA (agencia atómica de la ONU), debido a que éstas tienen una suerte de “huella dactilar” que permite identificar el país de proveniencia. El Estado que se hiciera responsable de un gesto de este tipo se expondría a la reacción internacional.
Tampoco convence la hipótesis de una “bomba sucia”, una mezcla de componentes radioactivos secundarios que se haría detonar logrando un efecto letal, aunque de menor intensidad. “Los estudiosos de radiaciones no pagados por el Pentágono han evaluado constantemente en una o dos la víctimas posibles de un artefacto 'sucio'”(1). La tecnología nuclear es compleja, se necesitan miles de científicos, y tecnologías y materiales que no se consiguen fácilmente. Y en materia de venta clandestina de armas nucleares, todos los casos investigados por la Agencia atómica de Viena ha resultado ser vulgares estafas.
En materia de armamentos, entonces, el problema lo constituyen las armas convencionales. Para el Bonn International Center for Conversion, en todas las guerras combatidas durante el siglo XX el 1% de los muertos fueron causados por armas nucleares (en Hiroshima y Nagasaki), el 0,3% por las armas químicas y el 98,7% por las armas convencionales, pesadas y livianas.
Si de verdad se quiere servir la causa de la paz, uno de los problemas lo constituyen los arsenales convencionales y los aparatos militares e industriales que deben a esa producción su existencia. Una tarea que involucra también a la opinión pública y la sociedad civil.

Por Alberto Barlocci


1) Pino Arlacchi, L'inganno e la paura, Milano, 2009, p. 127. Cfr. también pp. 87-90 y todo el capítulo 5.

jueves, 1 de abril de 2010

Un pequeño país, una gran nación


El estilo de José “Pepe” Mujica, nuevo presidente de Uruguay, pone la política al servicio del bien común.


A los uruguayos no les gusta el ruido, el glamour. Han hecho de la sobriedad y el bajo perfil un culto. La ceremonia de asunción del presidente José “Pepe” Mujica fue una muestra de ello. Algunos políticos uruguayos le reprocharon el gasto de 150 mil dólares que insumió la ceremonia. En otros lados una discusión de este tipo haría sonreír. Pero habla del cuidado que se debe tener en el uso del dinero público. Es lo que hace una institución seria. Y Uruguay, con partidos que cuentan con más de 170 años de historia, es un ejemplo de solidez institucional.
En su discurso programático, Mujica supo ubicar la política en un alto nivel de dignidad, pues invitó a proyectar juntos los próximos treinta años. Propuso –y se dirigía a todos, adversarios incluidos– trabajar en políticas de gran alcance y de amplios consensos. Es decir, superar la miopía del cortoplacismo para elevar la política a espacio de construcción del bien común en el largo plazo.

Su invitación parte de la constatación de que ya no es más el tiempo de los “caudillos”, de los “genios iluminados” que conducen en soledad a las masas, sino que es la hora del liderazgo de grupos, del trabajo en equipo, de pensar juntos.

Coraje para asumir la tarea no le falta. Y acaso es la fuerza de la humildad de quien se reconoce limitado, de quien no ha perdido el espíritu revolucionario que décadas atrás lo llevó a la lucha armada contra las injusticias sociales y el Estado. Una opción violenta de la que supo tomar distancia y por la que pagó con largos años de cárcel. Durante ese período fue rehén de las Fuerzas Armadas en condiciones ilegales y degradantes. Sufrió torturas y vejámenes. Tan duro fue el aislamiento que sus compañeros de cautiverio creyeron que había enloquecido definitivamente.

Hoy Mujica mira a las Fuerzas Armadas y al pasado sin ningún sentimiento de revancha y, menos aún, de venganza. Para él es la hora de mirar hacia adelante.

La responsabilidad del cargo que ejerce, sin embargo, no ha podido con su aversión a las formalidades. Ha aceptado vestir de saco, pero no de corbata. Y si no fuera por los años y la nueva función seguiría viajando con la destartalada motocicleta con la que yo lo veía llegar a su despacho cuando era senador, con el pelo enmarañado. Cada vez que lo entrevistaba recurría a algún proverbio del campo. Quería hacerse entender por todos este hombre que tras sus modales campechanos posee una sólida cultura.
Ha renunciado a su sueldo y seguirá viviendo en su granja en las afueras de Montevideo. No es una excepción. Su antecesor, Tabaré Vázquez, mientras ejerció la Presidencia siguió atendiendo a sus pacientes una vez por semana (es un distinguido oncólogo). Y, bueno es recordarlo, los anteriores presidentes Sanguinetti y Batlle regresaron a sus casas con el patrimonio que tenían antes de ejercer el más alto cargo. 
Honestidad, lealtad, sentido del Estado. Valores que también le permitieron al ex presidente Vázquez ceder las tijeras para la inauguración del remozado aeropuerto de Montevideo a su predecesor Battle. “Usted ha impulsado esta obra que comenzó durante su gestión. Le corresponde a usted este honor”, le dijo.

Son las virtudes que hacen de este pequeño país una gran nación.