El domingo millones de personas manifestaron contra el presidente egipcio. Cinco ministros han abandonado el ejecutivo en este comienzo de semana. Hoy vence el ultimatum del ejército para que el gobierno atienda los reclamos de la gente y de la agrupación opositora Tamarod, que anunció una campaña de desobediencia civil en caso de que el presidente no dimita.
Se está volviendo difícil la posición del presidente egipcio Mohamed Morsi, cuyo gobierno recibió un últimatum de 48 horas del poderoso ejército nacional. Su comandante en jefe, el general Abdel Fatah al Sisi, sostuvo que el presidente debe escuchar "las demandas de la ciudadanía", porque en caso contrario "el ejército está obligado a actuar de acuedo con su papel y deber". El militar, en el comunicado emitido por la televisión nacional, sostuvo que el gobierno debe comprometerse en debatir con todos los poderes políticos y con los jóvenes, "que fueron y siguen siendo la chispa de la revolución. Ningún partido debe ser excluído o marginado", dijo al Sisi.
Por su parte el gobierno ha rechazado el ultimatum, alegando que se están realizando contactos con todas las fuerzas nacionales "para asegurar un camino democrático". Le hizo eco la Alianza Nacional para el Apoyo de la Legitimidad, una agrupación que reune a 11 partidos islamistas, entre ellos los Hermanos Musulmanes, nacida precisamente para defender la gestión de Morsi, rechazó lo que considera una tentativa de utilizar al ejército para atacar a la legitimidad.
Sin embargo, la población percibe con preocupación el giro ideológico del presidente Morsi registrado desde su elección, el año pasado, al punto que este domingo salió masivamente a manifestar contra esta involución fundamentalista. Se estima que millones de personas salieron a la calle: 500 mil reunidas tan sólo en la histórica plaza Tahrir, en El Cairo.
Las manifestaciones registraron epidosios de violencia y ya son 16 los muertos en todo el país. En estos días, cinco ministros, entre ellos el de relaciones exteriores, han abandonado el gobierno de Morsi, quien se encuentra cada vez más aislado.
Una de las preocupaciones de los manifestantes es el creciente poder de los Hermanos Musulmanes, una agrupación de tendencias fundamentalistas islámicas, que desde el triunfo electoral del presidente ha ido adquiriendo cada vez más poder. Morsi militó durante años en esta agrupación, proscripta y obligada a la clandestinidad por el presidente Hosni Mubarak, derrocado durante los eventos conocidos como la "primavera árabe".
Hoy se cumple el plazo fijado por la organización opositora Tamarod, quien reclama la renuncia del presidente, sin la cual comenzará una campaña nacional de desobediencia civil. Tamarod sostiene haber recogido 22 millones de firmas que piden la renuncia de Morsi, quien fue elegido legítimamente en 2012. De ser cierto, se trataría de más del 25 por ciento de la población.
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