miércoles, 31 de julio de 2013

Palestinos e Israelíes negocian nuevamente un acuerdo de paz

Las negociaciones durarán nueve meses y el único que hará declaraciones será el jefe de la diplomacia de los Estados Unidos, John Kerry. Hay mucho escepticismo y poco margen de maniobra.


Sin muchas expectativas por ambas partes, palestinos e israelíes comenzaron este lunes, en Washington, una nueva ronda de negociaciones que se prolongará durante nueve meses. Las reuniones, bajo la coordinación del secretario de Estado de los Estados Unidos, John Kerry, también se llevarán a cabo en sus respectivos países.

Las partes han aceptado reanudar los negociados de paz, luego de que hace tres años se interrumpieran y desde entonces nada nuevo apareció para impulsar un acuerdo, ni el indirecto reconocimiento de Palestina como estado, acontecido el año pasado durante la asamblea general de las Naciones Unidas, ni la política de ampliación de los asentamientos de colonos israelíes en territorio palestino, algo que las normas internacionales prohíben. Para que las partes aceptarán reunirse, se necesitó la insistencia de la Casa Blanca, acaso interesada en tomar distancia del problema una vez hecho un ulterior esfuerzo para encaminar lo hacia una solución, y la postura de la Unión Europea que endureció la sanciones contra Israel en caso de seguir construyendo asentamientos nuevos.

Por el lado israelí negociará la ministra de Justicia Tzipi Livni, al tiempo que por los palestinos estará Saeb Erekat. Teóricamente las partes se comprometieron a mantener secretos los temas en discusión, fórmula propuesta por Kerry quien sería el único autorizado a realizar anuncios.
Sin embargo, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, admitió algunos de los puntos en discusión, como la presencia de una fuerza de seguridad israelí en territorio palestino como garantía de seguridad, a cambio del reconocimiento de un Estado por parte de Israel. Eventualidad, ésta, que no sería aceptada por Abbas, quien estaría dispuesto a aceptar otros territorios a cambio de los que han sido usurpados por los colonos israelíes. Además manifestó que la zona oriental de Jerusalén debería ser la capital de Palestina.

El jefe de Gobierno de Israel, Benjamín Netanyahu, por su parte, no podrá anunciar públicamente su compromiso a no realizar nuevos asentamientos de colonos en tierra palestina. Ya su gesto de buena voluntad, de liberar un centenar de presos políticos, ya le ha válido críticas en su propio gabinete, donde el ministro de Economía, Naftali Bennet, ha reaccionado afirmando que "a los terroristas se los mata, no se los libera. Yo mismo he matado a muchos árabes, y no hay problema en ello". Bennet está relacionado con comunidades de colonos.

Sin embargo, Netanyahu ha afirmado que no se puede pensar que haya un único estado israelí entre el Mediterráneo y el río Jordan. Una implícita admisión de que la fórmula podría ser la de asignar a Palestina un territorio.

¿Será el que existía previo al conflicto de 1967 u otro que pueda ser aceptado por los palestinos? Para saberlo deberán llegar a buen puerto los negociados que acaban de iniciar, venciendo las posturas radicalizadas, que existen en ambos lados, y el escepticismo alimentado por una conducta errática y poco sincera del facilitador de estos coloquios respecto de Medio Oriente, los Estados Unidos.

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