miércoles, 17 de julio de 2013

Cayó el jefe de los Z

Duro golpe a uno de los más sangrientos cárteles mexicanos. Habrá un reacomodo en el mapa territorial de las 9 principales organizaciones que en estos años han provocado entre 50.000 y 70.000 asesinatos. Los desaparecidos son entre 20.000 y 30.000, muchos de ellos, inmigrantes ilegales provenientes de varios países de Centroamerica. 

Uno de los más sangrientos y peligrosos cárteles mexicanos, Los Zeta, recibió esta semana un duro golpe cuando fue capturado su líder, Miguel Ángel Treviño, conocido como Z-40. La captura fue realizada por fuerzas especiales en Nuevo Laredo, en la fronteras con los Estados Unidos, sede del cártel. Se trata del primer tanto que se anota el presidente Enrique Peña Nieto en su nueva estrategia de lucha contra los cárteles que en los últimos años han asesinado, en México, entre 50.000 y 70.000 personas.

La captura fue realizada mientras Treviño se desplazaba junto a dos personas en una todoterreno, sin que fuera necesario disparar un solo tiro. Lo cual contrasta notablemente con los intensos y sangrientos tiroteos que las fuerzas de seguridad tuvieron cada vez que procedieron a arrestar a algún cabecilla de los diferentes cárteles mexicanos.

Treviño es conocido por su brutalidad y el sadismo con que eliminaba a sus enemigos —desmembrándolos o quemándolos vivos—. Se sabe que seleccionaba a sus sicarios obligándolos a asesinar a alguien elegido al azar por la calle. Un rechazo a esta práctica, dependiendo de su umor, podría merecer una bala en la cabeza.

El año pasado, había muerto el anterior jefe de los Z. Para los expertos, se trata de un nuevo y mortal golpe contra esta organización nacida luego de que, en los años noventa, efectivos de fuerzas especiales del ejército mexicano desertaran, capitalizando su formación y experiencia para primero aliarse con narcotraficantes y, sucesivamente, eliminarlos. Su formación militar hizo particularmente difícil la lucha contra los Z, dotados además de armamentos en condición de provocar serios problemas a las fuerzas del ejército que los perseguían.

“Seguirá habiendo zetas, células criminales errantes que adapten ese nombre porque la marca tiene valor, pero no existirá más como organización coherente” sostiene Alejandro Hope, un experto en seguridad del Instituo Mexicano para la Competitividad.

Habrá seguramente un reacomodo en el mapa de los cárteles mexicanos. El de Sinaloa, por ejemplo, podría aprovechar la oportunidad para ampliar su área de influencia, ante el debilitamiento de los Z. Pese que a que los cárteles se han reducido en número, pasando de 12 a 9, han aparecido grupos más pequeños, al tiempo que la violencia sigue ensangrentando las calles de México, llegando también a la capital.

Una de las actividades de los Z era la trata de personas, aprovechando las corrientes migratorias que impulsa a muchos centroamericanos a buscar un futuro en los Estados Unidos o en México. A menudo, la inmigración ilegal se transformaba en asesinatos a man salva. En agosto de 2010, Treviño, el último de los jefes Z sin experiencia militar, se responsabilizó por la tortura y la muerte de 265 inmigrantes centroamericanos en San Fernando (Tamaulipas).

Se estima que son entre 20.000 y 30.000 las personas desaparecidas en esta región latinoamericana, en la que se asiste a una verdadera emergencia humanitaria.

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