Los cinco miembros permanentes acordaron una resolución en la que se menciona el uso de la fuerza en caso de que Siria no cumpla con el compromiso. Siria ingresaría en el organismo para la Prohibición de las Armas Químicas.
Los miembros permanentes acordaron una resolución que ratifica el acuerdo alcanzado por Estados Unidos y Rusia para el desmantelamiento del arsenal químico sirio. El punto más controvertido, el uso de la fuerza en caso de que Siria no cumpla con el compromiso de facilitar su desarme, fue superado mencionando que en ese caso se usará la fuerza, pero no en forma automática, tal decisión deberá ser sometida nuevamente a una resolución del Consejo de Seguridad.
El texto de la resolución, que será presentada en el seno del organismo de la ONU por el Reino Unido y podría ser votada hoy mismo por los quince miembros, haría referencia al Capítulo 7 de la Carta de las Naciones Unidas que permite el uso de “todos los medios necesarios, incluidos militares” para obligar a su cumplimiento.
El debate en el Consejo de Seguridad se centró en el tema del uso de la fuerza en caso de incumplimiento por parte del gobierno del presidente sirio Bachar al Assad. Los Estados Unidos, Francia y el Reino Unido insistieron en que esta sanción era un elemento clave. Rusia, que comprometió su prestigio diplomático al haber sido la impulsora del desarme químico sirio, luego de convencer tanto a la Casa Blanca como al presidente Assad, quiso evitar que la resolución pudiera transformarse en un pretexto para un ataque militar en caso de imponerse condiciones incumplibles por Damasco.
Los inspectores de la ONU tendrán tiempo hasta noviembre investiguen sobre la ubicación de los arsenales químicos sirios y para precisar los elementos que deberán ser destruidos.
No será simple, pues que se haya alejado la hipótesis de una intervención militar de Occidente, no significa que ahora reine la paz en Siria. El conflicto interno sigue y, además, los rebeldes
pueden interpretar este acuerdo como un implícito aval al gobierno de Assad. Rusia, que sigue siendo el aliado más importante para Damasco, se ofreció para garantizar la seguridad de los inspectores de la ONU, lo cual supone un despliegue de fuerzas rusas en ese país.
No hubo reacciones ante esta propuesta rusa que, en realidad, aporta un nuevo compromiso de Moscú para sostener el régimen de Damasco y confirma la sensación de que Rusia ejercerá un rol cada vez determinante en los equilibrio de Medio Oriente y, tal vez, en el norte de África.
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