El arsenal habría sido desarrollado desde 1983. Se trata de documentos reservados desclasificados en 2009.
La revista Foreign Policy, publicó hace tres días un reportaje una serie de documentos de la central de inteligencia de los Estados Unidos, la CIA, en base a los cuales los analistas consideran que Israel ha desarrollado arsenales químicos desde 1983, hace exactamente treinta años. Los documentos en cuestión permanecieron secretos hasta 2009, cuando fueron declasificados.
En 1982, los satélites espías estadounidenses revelaron la existencia de “un probable centro de producción de gas nervioso en el desierto del Negev”. “No podemos confirmar si Israel posee agentes químicos letales, pero muchos indicadores nos llevan a considerar que tiene a disposición gas nervioso persistente y no persistente. Se estima que haya también otras producciones químicas dentro de la bien desarrollada industria israelí”, se lee en uno de los documentos publicados por la mencionada revista.
Entre los agentes químicos desarrollados figura el gas sarín, que según la Casa Blanca fue utilizado en las cercanías de Damasco, por el ejército regular sirio, el pasado 21 de agosto.
La edición digital de hoy, 13 de setiembre, del diario israelí Haaretz, también se hace eco del artículo de Foreign Policy. Mo ha habido hasta el momento declaraciones de la diplomacia israelí.
Cabe recordar que la convención sobre la prohibición de armas químicas no fue ratificada por Israel, si bien la firmó en 1992. Tal como tampoco adhirió a la misma Siria, por lo que no existe jurídicamente una obligación respecto de este tipo de armas. Sin embargo, durante las operaciones militares contra la Franja de Gaza, entre 2008 y 2009, médicos y enfermeros que atendieron en los hospitales palestinos, señalaron haberse encontrado con quemaduras de un tipo desconocidos atribuidas al uso de fósforo blanco. El gobierno israelí rechazó la acusación.
El pasado 21 de agosto, los rebeldes sirios acusaron al gobierno de Bachar al Assad, haber utilizado armas químicas en las cercanías de la capital, provocando un número impreciso de muertes, que varía entre más de 1.400 a algunos centenares. La Casa Blanca se dijo convencida de la responsabilidad de Assad, mientras que Rusia afirma que hay evidencias de que fueron los rebeldes quienes recurrieron a este tipo de armas. En efecto, hay incoherencias en muchos de los documentos filmados presentados por los rebeldes, entre ellas la aparición de los mismos en Youtube horas antes del bombardeo incriminado. El presidente Barack Obama consideró que este episodio pasaba el límite (la línea roja) de tolerancia posible, por lo que decidió promover una intervención militar contra el gobierno sirio. Esta semana el presidente Assad aceptó la propuesta rusa de someter al control internacional los arsenales químicos de sus fuerzas armadas, por lo que las cancillerías de Moscú y de Washington están trabajando en el tema.
Sin embargo, una vez más, nos encontramos ante un injustificable doble criterio en materia de política exterior por parte de la Casa Blanca, que no se ha expedido respecto del programa de armas químicas israelí, pese a tener conocimiento, como tampoco lo ha hecho sobre su programa de armas nucleares.
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