viernes, 27 de septiembre de 2013

Irán y Estados Unidos negociarán controles sobre el programa nuclear

Los dos ministros de relaciones exteriores acordaron sentarse discutir el próximo 15 de octubre en Ginebra. El presidente iraní Hasan Rohani espera que en tres meses se resuelva el tema.


La sesión número 68 de la Asamblea General de la ONU reservó otra sorpresa más, luego del acuerdo en el seno del Consejo de Seguridad sobre el desarme químico de Siria (ver nota a parte), y es la positiva reunión de ayer, la primera en 35 años, entre los ministros de relaciones exteriores de Irán, Javad Zarif, y el de los Estados Unidos, John Kerry, en la que se abordó el tema del programa nuclear del país persa. Las partes coincidieron en abrir negociaciones que aborden en modo “sustantivo” la espinosa cuestión el próximo 15 de octubre en Ginebra. 

Precedida por las declaraciones previas del presidente Barack Obama y de su par Hasan Rohani, acerca de una reconciliación entre los dos países, la reunión se llevó a cabo en el marco del grupo de potencias mundiales que desde hace años llevan a cabo conversaciones con Irán. El objetivo principal de Kerry era comprobar que a las palabras de los dirigentes iraníes seguirían los hechos. El “cambio de tono”, como lo definió John Kerry, por parte de la dirigencia iraní y las manifestaciones dialoguistas del presidente Rohani, en efecto, permitieron abordar la espinosa cuestión del programa nuclear que Irán defiende por no tener como objetivo dotarse de armas atómicas.

El presidente Rohani, en una entrevista al diario norteamericano The Washington Post, dijo incluso que las negociaciones se podrían llevar a cabo en tres meses, como un plazo deseable. “Pueden ser tres meses, seis tal vez, pero en todo caso en un asunto de meses, no de años” dijo. Participarán de las negociaciones China, Rusia, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Alemania y la Unión Europea.

No faltarán los obstáculos para ambas partes. Garantizar controles internacionales sobre el programa nuclear iraní significa levantar las sanciones contra ese país y no está dicho que el presidente Obama logre convencer acerca de ello también a los congresistas de su país, entre los cuales hay muchos con posturas radicales. Por otra parte, dentro del régimen islamista iraní hay corrientes mucho menos moderadas, como la del ex presidente Ahmadinejad, cuyo discurso polémico impidió siquiera pensar en una reunión como la que se mantuvo este jueves en New York.

A su vez, la apertura iraní abre el debate sobre el armamento nuclear de Israel. Rohani durante su paso por New York recordó que tampoco ese país ha firmado el tratado de no proliferación nuclear, por lo que si uno acepta controles sobre su programa nuclear también los demás deberían hacer lo mismo. Un argumento de peso considerando que el gobierno de Tel Aviv ha dotado sus fuerzas armadas tanto de armas nucleares como químicas. Y difícilmente Israel aceptará someterse al mismo tipo de controles.

Pero los obstáculos no pueden opacar el hecho de que se abre un inesperado camino de diálogo. Puede que en Teherán haya prevalecido el convencimiento de que esta apertura puede traer muchos más frutos que las posturas cerradas del pasado. Una mayor inserción en el mundo de Irán, en realidad, sólo puede fortalecer un rol de potencia regional que nadie puede negarle.

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