Los rebeldes del Ejército Libre están viendo menguar sus filas. Enteras unidades se han pasado al Frente al Nusra, grupo que se identifica con al Qaeda.
“Nadie nos puede criticar si pasamos a al Nusra (es decir, al Qaeda) – afirma Abu Zeid, al mando de 420 hombres de la brigada de los Mujahiddines (guerrilleros) de Damasco que en bloque se pasaron con los rebeldes fundamentalistas – más bien hay que criticar a Occidente si Siria se está transformando en nuevo paraíso para Al Qaeda y los extremistas”.
Como en Iraq, como en Libia, las palabras de este milicianos apuntan directamente a la responsabilidad de Occidente de haber abierto la caja de Pandora de las divisiones étnicas, tribales y religiosas en los países donde hubo una intervención militar.
Las palabras de este comandante ponen al descubierto el giro, por otro lado previsible y denunciado desde hace tiempo por muchos medios de comunicación, que está dando el conflicto en Siria, donde cada vez milicianos rebeldes se están pasando a las filas del Frente al Nusra, el grupo radicalizado que se identifica con el grupo terrorista de al Qaeda. Sólo en los últimos meses unos 3.000 hombres han dejado el Ejército Libre para pasarse a las filas qaedistas.
El dato ha sido difundido por el diario británico “The Guardian”, que ha recogido los testimonios de numerosos oficiales del rebelde Ejército Libre de Siria en diferentes localidades del país. Hay unidades, como la comandada por Abu Zeid, que se han pasado masivamente a al Nusra y otras que han perdido hasta un cuarto de sus efectivos por ese motivo.
Muchos son los motivos que están provocando este cambio en la compaginación de los adversarios del gobierno de Damasco. El Frente al Nusra cuenta con mejores financiaciones, mejor y más abundante armamento y abastecimiento de municiones, representa más poder y raramente se retira de una batalla antes de llevarla exitosamente a su fin. Aporta, además, un mensaje ideológico-religioso más claro y simple. “Combato para el Ejército Libre, pero si muero en batalla ¿seré considerado o no como un mártir?”, preguntan muchos milicianos.
No hay una estimación precisa de las víctimas del conflicto. Los cálculos más recientes hablan de 80.000 muertos, sin contar los heridos, los desplazados y los refugiados, al tiempo que la economía del país ha quedado paralizada.
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