El Partido Comunista chileno podría volver a integrar un gobierno luego de cuatro décadas. La agrupación apoyará la candidatura de la ex presidenta en las próximas internas partidarias, en preparación a las presidenciales de 2014.
El Partido Comunista chileno apoyará la candidatura de Michelle Bachelet, ex presidenta y socialista, quien según las encuestas tiene las mayores chances de ganar las elecciones presidenciales de 2014. Se trata de una decisión histórica, ya que los comunistas nunca han integrado la Concertación, la alianza de centro izquierda que gobernó el país durante 20 años, desde el regreso de la democracia hasta 2010, y hay que remontarse al gobierno de Salvador Allende para recordar la presencia de este partido en un gobierno.
Mientras tanto, el PC tomó la decisión de apoyar a Bachelet con mira a las internas partidarias del próximo 30 de junio.
No ha sido fácil para el presidente del partido, Guillermo Teillier, un ex guerrillero que en los 70 optó por la lucha armada, superar las oposiciones internas, pese a las cuales se ha dicho convencido de que la ex presidenta será "nuestra cantidata" también en la primera vuelta electoral.
Por otra parte, desde su regreso al país, Bachelet manifestó la necesidad de que ampliar a los comunistas una nueva mayoría política, más alla de la Democracia Cristiana y el Partido Socialista, socios tradicionales de la Concertación. "Voy a trabajar para conducir el próximo gobierno: el primer gobierno de una nueva mayoría política y social que nos permita enfrentar la desigualdad y construir un Chile más inclusivo”, dijo la médica socialista. La lectura estratégica de Bachelet, entre otras consideraciones, responde a las necesidades que impone el sistema electoral chileno, por el cual cada distrito cuenta con dos bancas, que se reparten entre los dos partidos que más votos recogen.
Sólo en caso de que una agrupación alcance el 60 por ciento de los votos, las dos bancas quedan en sus manos. Y se trata de casos contados. Por lo cual, aún ganando las elecciones, la coalición que triunfa suele tener problemas para crespaldar desde el Congreso su programa de gobierno. En el caso de Bachelet, la ex presidenta apunta a una batería de reformas que, además, necesitan mayorías especiales.
Por otro lado la precandidata de la centro izquierda considera que el el movimiento estudiantil ha cambiado el esquema político del país evidenciando la necesidad de combatir las desigualdades sociales, de reformar la Constitución y el sistema tributario, dando prioridad a servicios que inciden mucho en la vida de la gente, como la educación y la salud.
En efecto, salud y educación figuran entre las principales preocupaciones de los chilenos. Si bien hubo algunos cambios luego de las movilizaciones estudiantiles que reclaman educación gratuita y de calidad, el peso del costo de los estudios universitarios grava sobre las familias chilenas, proporcionalmente, más que en los Estados Unidos. En el caso de la salud, el sistema privado es muy caro mientras que la salud pública peca de ineficiencias y de una frecuente mala calidad.
En este contexto, la presencia del PC en una mayoría también supone un aporte fundamental para controlar la protesta social, que el gobierno de derecha de Sebastián Piñera ha enfrentado con mano dura, llegando a aplicar la ley antiterrorismo en el caso del irresuelto conflicto con los mapuches, en el sur del país.
En estos últimos años, ha habido un acercamiento del PC a la Concertación, con acuerdo locales que permitieron obtener alcaldías y bancas en el Congreso.
Se abre en el panorama político nacional un escenario inédito, pues incluso un integrante de la Concertación como la Democracia Cristiana deberá rever su sello anticomunista. Las próximas internas partidarias en la que Claudio Orrego, precandidato de la DC, deberá medirse con Bachelet serán un banco de prueba para medir el efecto de un posible fortalecimiento del ala izquierda de la Concertación, en una ciudadanía que suele premiar el centrismo y las posturas moderadas.
Pero la percepción de Bachelet se basa en que varios millones de jóvenes accederán a las urnas por primera vez. En Chile, si bien el voto es obligatorio, se necesitaba del requisito de la inscripción en el padrón para ejercer este derecho. Muchos jóvenes si bien tenía edad para votar, no se inscribía por lo que no particaban de los comicios. La eliminación del requisito de la inscripción llevará a las urnas a muchos jóvenes a favor de reformas que faciliten el ascenso social y una mejor redistribución de la riqueza en el país.
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