Carlos José García y Andrés Suárez son investigadores del Observatorio Latinoamericano de las Finanzas. García es docente de Economía de la Universidad Alberto Hurtado y Suárez es profesor de Ètica, Empresa y Gobierno en la Universidad Central. Ambos poseen una trayectoria académica que contempla una larga lista de publicaciones dentro y fuera de Chile. Nos reunimos en Santiago para conversar en torno al tema de las crisis financieras y el rol de la economía como ciencia social. Desde su experiencia, García advierte la oportunidad que nos brinda la crisis: “El remesón ha sido tan grande que es el momento para mejorar los mecanismos de los mercados financieros”.
-¿Qué enseñanzas nos deja esta crisis?
-Carlos García: Aunque parezca extraño, la enseñanza básica indica la importancia del mundo de las finanzas para la vida cotidiana. Uno de los supuestos que se hace en la economía es que el mercado de capitales no interfiere en la actividad económica en forma directa. Lo sucedido en estos años dice lo contrario: es un elemento determinante y fundamental para entender la evolución y la dinámica de la economía industrializada, que es donde estalló la crisis. También se demostró lo útil que ha sido la política económica, se ha aprendido mucho para estabilizar la economía. Hace muchos años esto habría sido peor, pero hoy comprendemos mucho más que antes la economía.
-Hay mucha desconfianza hacia la economía financiera, en particular la especulativa, porque el descalabro ha sido mayúsculo.
-CG: Se comprende. Pero al respecto quisiera desmitificar algo: la economía financiera permite que quienes generan ahorro brinden recursos necesarios para las inversiones. Es un mecanismo poderoso para el crecimiento y el desarrollo de una economía. El problema son los excesos, cuando se presta a quienes no podrán luego devolver el dinero o se producen actividades especulativas de tal manera que ante cualquier problema esos fondos no pueden ser devueltos a quienes han generado ese ahorro.
Eso es lo que hay que evitar, porque los daños son muy graves: en los últimos ocho años, el mundo ha perdido al menos dos puntos porcentuales de su PBI. ¡Es mucho! Las economías industrializadas están estancadas, Estados Unidos crece apenas, Europa padece dificultades. Al mundo le va a costar una década, y a las economías emergentes varios años de menor crecimiento, pese a que éstas últimas parecían estar blindadas respecto de este tipo de crisis, pero el mundo está interrelacionado...
-¿Qué errores se cometieron y cómo influyó la desregulación de los mercados?
-CG: Hubo un error de cálculo gigantesco acerca de los riesgos y, además, el mundo no estaba preparado para una falla global. En los años ochenta se verificó una revolución conservadora en el mundo, entre cuyos pilares estaba la liberalización de los mercados financieros para promover el proceso de ahorro e inversión en cada país y entre países. Academia recibió importantes recursos del mundo financiero para que se demostrara que los mercados financieros funcionaban de la manera adecuada, que las finanzas eran un mecanismo libre de externalidades, de moral azzard, de todas las imperfecciones y que había que dejar libre a estas instituciones financieras para que incluso se autoregularan. Eso fue la principal causa del error cometido.
-¿Esto indica también cómo prever y afrontar las crisis?
-CG: Hay que saber que el mercado financiero, como muchos otros mercados, está plagado de imperfecciones que necesitan de una adecuada regulación por parte de gobiernos y bancos centrales.
-La impresión es que en algunos casos hubo cierto “pecado” de soberbia entre quienes comenzaron a considerar la economia como ciencia exacta.
-CG: Sin duda, el uso de la matemática, que posee muchas virtudes, induce a ello. Pero los fenómenos económicos no son exactos y necesitan de diferentes lecturas. Creo que ha quedado en el pasado la visión que medía todo en términos de economía. Una sociedad cuando produce cambios o afronta una crisis como la actual necesita de estas diferentes visiones, de aportes de otras disciplinas, como la política, el derecho, la sociología, la ética, etc., estamos hablando de impactos sobre millones de personas y la vida humana no se puede desperdiciar.
-No es casual que los primeros economistas fueran filósofos.
-Andrés Suárez: En este sentido, la economía nace como una filosofía moral más en cuanto disciplina. Incluso cuando aparecen los utilit
aristas, éstos se dedican a pensar cómo conseguir una vida buena, cómo calcular el mejor beneficio con la menor cantidad de dolor para el mayor número de personas. La idea de hacerlo con la menor regulación posible ha sido llevada a un extremo tal que dice que estas regulaciones tenían sentido.
aristas, éstos se dedican a pensar cómo conseguir una vida buena, cómo calcular el mejor beneficio con la menor cantidad de dolor para el mayor número de personas. La idea de hacerlo con la menor regulación posible ha sido llevada a un extremo tal que dice que estas regulaciones tenían sentido.
-Estamos lejos del supuesto de una ciencia “neutra”, que sólo libera fuerzas...
-AS: Un supuesto siempre indica un determinado punto de vista, por tanto un ordenamiento de valores o principios colocados en una escala por la que algunos vienen antes y otros después. Eso supone un juicio de valor y vale también para la economía.
-¿Por qué un Observatorio de las Finanzas?
-AS: Es importante que los que toman decisiones y la opinión pública tomen conciencia de las virtudes y también de los riesgos que se corren. Para eso es necesaria una voz independiente que señale cuándo los riesgos son más grandes. Un observatorio independiente puede permitirse avisar, enviar señales o influir para promover cambios en la regulación de modo de disminuir las probabilidades de una crisis sin generar pánico. Y, además, es una señal de una sociedad civil atenta y preocupada por el rol de la economía al servicio de la sociedad.
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