El 22 de enero se llevará a cabo en Suiza la segunda conferencia para encontrar una solución a esta guerra. Será la oportunidad para verificar quién es quien en esta crisis.
La segunda conferencia de Ginebra sobre el conflicto sirio, fijada a partir del próximo 22 de enero, servirá para aclarar cuáles son las partes en guerra. Se suponía que en el país estalló un conflicto interno a partir de la rebelión del pueblo y de la formación del Ejército Sirio Libre (ESL), cuyo propósito revolucionario era derrocar al presidente Bachar al Assad.
Admitir en Ginebra a algún representantes de los decenas de miles de milicianos y mercenarios de unos 40 países diferentes hoy en Siria sería admitir que, en realidad, no hubo una "revolución", sino una verdadera invasión del país por cuestiones ajenas a la democracia.
El tema es clave porque ¿quiénes se sentarán a negociar en Ginebra? El Consejo Nacional Sirio, la supuesta rama política del ESL ni el propio ejército libre fueron una entidad clara en algún momento y, más bien, un rejunte de figuras que jamás ejercieron liderazgo.
Semanas atrás se sostenía que el ESL contaba con 40.000 hombres, desertores del ejército regular que se alistaron para derrocar al presidente Assad. Sin embargo, la sede histórica de su cuartel ha sido asaltada por otros rebeldes, quienes se apropiaron de sus arsenales, y su líder Selim Idriss huyó a Torquía para luego refugiarse en Qatar.
La historia de las deserciones, terminó siendo magnificada ad hoc, ya que si bien hubo soldados que desertaron, éstos no pasaron de ser un porcentaje insignificante para las fuerzas armadas sirias. Muy lejos de los supuestos decenas de miles.
No es la única mistificación en esta guerra que ha contado, a menudo, con fuentes de información sesgadas y sin las necesarias verificaciones por parte de los medios. Es el caso del Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Una breve reseña de las noticias sobre el conflicto revelaría que una buena parte de la información difundida sobre el conflicto (víctimas, refugiados, violaciones a los derechos humanos, uso de armas químicas, etc.), provenía de esta ONG con sede en Londres. Sin embargo, bastaron algunas averiguaciones para que la cancillería rusa, por boca de su vocero, Alexánder Lukásheviclas, hiciera saber en su momento que "el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos que provee los datos, cuenta con tan solo dos personas, un director y un secretario traductor. Está encabezado por un tal R. Abdurajmán, a quien no solo falta la formación periodística o jurídica, sino también una simple educación secundaria completa”. Abdurajman ni siquiera reside en el país en conflicto.
Por otra parte, no llamó demasiado la atención de la bandera elegida por el ESL, la que incluye tres estrellas verdes en campo blanco, entre una franja verde y otra negra, que sin embargo era muy indicativa del proyecto del ESL. Como bien indica el periodista francés Thierry Meyssan, se trata de la bandera utilizada bajo el mandato francés, cuando Londres y París se dividieron las áreas de control de Oriente Medio, a través del acuerdo Sykes-Picot, por el nombre de los dos diplomáticos que lo sellaron, y que preveía una siria dividida en un estado druso, otro alauita y otro cristiano. Un proyecto que no es parte del pueblo sirio actual y que más bien responde a los intereses franco británicos.
Puede que en Ginebra se descubra que la historia de estos dos años en Siria ha sido totalmente diferente respecto de como ha sido presentada.
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