De cara a las elecciones internas del 30 de junio, la ex presidenta Michelle Bachelet se enfrentó por televisión a otros tres integrantes de la coalición de centroizquierda.
Se desarrolló con tonos medidos y sin grandes confrontaciones el debate organizado por CNN y el Canal 13 entre los precandidatos de la oposición de la centroizquierda chilena, de cara a las elecciones internas que se celebrarán el 30 de junio. Claudio Orrego, de la Democracia Cristiana, el independiente Andrés Velasco, José Antonio Gómez, del Partido Radical, y la socialista y ex presidenta Michelle Bachelet delinearon algunos puntos de la política de su eventual gobierno. Si bien el formato elegido para el programa no permitía mucho espacio a las interpelaciones, los precandidatos de la oposición prefirieron evitar los tonos confrontativos.
Los principales temas afrontados por los precandidatos fueron el financiamiento del sistema educativo, el sistema de administración de los fondos para las jubilaciones, y la propuesta de una asamblea constituyente en vista de una reforma de la Constitución.
Se pudo apreciar la existencias de dos grandes corrientes de pensamiento en la centroizquierda: una más liberal, que apunta a cambios moderados pero siguiendo la senda de los últimos 23 años, desde el regreso a la remocracia del país, y otra más reformista que considera que los tiempos han madurado para reformas más de fondo.
Bachelet es quizás la abanderada del alma más reformista, impulsando la gratuidad de la educación superior y proponiendo reformar la Carta Magna. Tanto el demócrata cristiano Orrego como el independiente Velasco se mostraron contrarios alegando en contra de la gratuidad para sectores que pueden costear los estudios de sus hijos. Para Velasco, además, la reforma constitucional no figura entre las prioridades del país. Las diferencias volvieron a evidenciarse en materia de jubilaciones. Orrego y Bachelet se mostraron a favor de un a mayor control estatal a través de una administradora de fondos de pensión pública, al tiempo que Velasco propuso correctivos para el actual sistema privatizado, mientras que Gómez planteó regresar al sistema público de reparto.
Las encuestas indican claramente una victoria de Bachelet en esta elecciones internas, con un índice de aprobación que, si bien se ha reducido, sigue rondando el 50 por ciento. Los otros tres adversarios en las internas siguen cosechando preferencias de un sólo dígito, aunque Velasco se perfila como el posible número dos en esta competencia.
Recientemente, el Partido Comunista anunció su apoyo a Bachelet, lo cual provocó la inmediata reacción de los líderes de la derecha, que en su discurso acusan a la oposición de radicalizar sus posturas.
El tema es hasta qué punto Bachelet, que incluso para sectores del oficialismo es vista como la ganadora de las elecciones presidenciales del año próximo, podrá mantenerse fieles a su programa de reformas, ya que tendrá que negociar con sus socios de centro de la Concertación, la coalición de centroizquierda de la que es integrante, un futuro programa de gobierno.
Ayer se supo que el Banco Central de Chile revió sus perspectivas de crecimiento del país hacia la baja, se estima que el país crecerá entre el 4,25 y el 5,25 por ciento el año que viene, mientras que a comienzo de año el pronóstico es más optimista. Aparecen, por otro lado, señales de estancamiento de la economía. En un país tradicionalmente muy prudente respecto del gasto público, el menor flujo de ingresos ante un programa de mayor inversión social suscitará resistencias en el poderoso sector industrial y financiero.
Ganar las elecciones no será el principal problema de Michelle Bachelet. La cuestión será cómo cumplir con las ilusiones de cambios profundos que suscitarán sus propuestas en el electorado, particularmente los millones de jóvenes que votarán por primera vez.
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