martes, 25 de junio de 2013

Dilma anuncia una reforma constitucional


Luego de tres semanas de protestas, la presidenta de Brasil intenta retomar la iniciativa política anunciando medidas concretas: un plebiscito para arribar a una Asamblea Constituyente que se encargue de una profunda reforma política, penar más severamente los casos de corrupción y pactos con las autoridades locales en materia de salud, transporte y educación.

“Las calles nos están diciendo que quieren que el ciudadano, y no el poder económico, esté en primer lugar. […] La energía que viene de las calles es mayor que cualquier obstáculo. No tenemos que quedarnos inertes, incomodados o divididos. Por eso traigo propuestas concretas y la disposición para que discutamos al menos cinco pactos”. Así anunció la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, su propuesta para ir al encuentro de las inéditas protestas populares espontáneas que han tomado por sorpresa los líderes políticos del país.

Rousseff efectuó las declaraciones luego de reunirse con el Movimiento por el Pase Libre y antes de recibir a los 27 gobernadores del país y los 26 intendentes de las ciudades más importantes. Es un claro intento por retomar la iniciativa luego de tres semanas de protestas por todo Brasil. La presidente propuso enfocar mejoras en el área de la salud, el transporte y la educación. Otro pacto clave es el de arribar a una consulta popular que habilite una Asamblea Constituyente que se encargue de reformar la Constitución, un viejo sueño que siempre naufragó ante los escollos parlamentarios, y actuar así cambios sustantales en la dinámica política del país.

Si bien la mandataria no aportó mayores detalles acerca de la consulta popular, señaló que una de las cuestiones claves de la reforma sería la lucha contra la corrupción, que ha sido uno de los argumentos sostenidos por los manifestantes. “En ese sentido, una iniciativa fundamental es una nueva legislación que clasifique la corrupción dolosa como delito atroz, con penas mucho más severas”, recalcó la presidenta.

Posiblemente, le queda claro a Rousseff que no es con discursos, como el que pronunció el viernes por cadena nacional, que su gobierno podrá afrontar este inespererado fenómenos político, ya que desde las calles se le reclaman medidas concretas más que palabras. De hecho, luego de sus palabras, dos de cada tres ciudadanos en la ciudad de São Paulo se manifestaron partidarios de continuar con las protestas. También comprendió este detalle el gobernador del Estado de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, quien anunció la cancelación durante un año del aumento del peaje de las autopistas estatales que había sido programado a partir del 1 de julio. El gobernador señaló que renegociaría el costo de las concesiones, lo cual podría financiar la falta de aumento.

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