miércoles, 7 de noviembre de 2012

Triunfó Barack Obama

Barack Obama ha logrado un segundo mandato presidencial. El conteo final de votos le da una ligera ventaja sobre Mitt Romney, pero se trató de un resultado reñido en términos generales. Menos reñido es el resultado de los votantes del colegio electoral, ya que la elección del presidente es indirecta. Allí el ganador debía conseguir 270 votantes sobre los 540 del colegio.
Obama obtuvo 332 contra los 206 que consiguió su adversario, superando a los republicanos en estados clave como el de Florida, donde desde hacía seis elecciones los republicanos se aseguraban los 29 electores en juego. Fue allí que en el año 2000 Al Gore perdió frente a George W. Bush por unos 500 votos, pese a haber totalizado la mayor cantidad de votantes del padrón electoral nacional.
De todos modos, más allá del resultado final, los demócratas y el mismo Obama deberán analizar a fondo estas elecciones de las que salen ganadores pero con el voto en contra de una parte consistente del electorado, gracias al apoyo de sectores como, por ejemplo, los inmigrantes latinos. Obama accedió a su primer mandato con una victoria más holgada, que había suscitado muchas esperanzas. Era nada menos que el primer presidente de color en la historia del país.
Sin embargo, su gestión trajo muchas desilusiones, comenzando por los inmigrantes que no pudieron ser beneficiados por todos los proyectos que fueron anunciados a su favor pero que nunca se concretaron. Por cierto, el presidente Barack Obama tuvo que enfrentarse a la peor crisis financiera en décadas, consecuencia directa de un sistema económico que ha hecho de la desregulación de los mercados y de su libertad su emblema, además de un gasto público y un nivel de endeudamiento muy elevado. Su reforma del sistema de salud llegó a ser aprobada, pero recortada por enmiendas que limitaron su impacto.
Acaso en materia de relaciones exteriores Obama ha desilusionado más que en su propio país, pues muchos esperaban un cambio sustancial de la política de los Estados Unidos que no se produjo. Con algunas sacudidas y signos de decadencia, el liderazgo de esta superpotencia sigue siendo determinante en el plano global, pero basado en la combinación de su fuerza militar y su poderío económico. Guantánamo sigue siendo una ofensa a los derechos humanos, la lucha contra el terrorismo presenta más sombras que resultados, pero a pesar de esto, la postura de Romney en materia de política exterior habrían significado un grave retroceso hacia un preocupante unilateralismo del que el mundo probó las consecuencias en Iraq y Afganistán.
La cuestión es que el electorado de los Estados Unidos elige a su presidente concentrado en los temas internos. Romney perdió por su incapacidad de seducir a los sectores más progresistas y de las clases media y media baja, precisamente los más afectados por ese capitalismo que acentúa las desigualdades y premia a los que más tienen, del que él mismo es un defensor  y mentor.
Obama insiste en que la economía está dando signos de recuperación y su discurso incluyente, sensible a la dura realidad de los menos favorecidos, ha terminado por convencer. En sus palabras, la reactivación será posible si el sistema tributario hará pagar más a los que más tienen. Sin embargo, no le será fácil, pues ha logrado la mayoría en el Senado pero no en la Cámara baja que sigue siendo controlada por los republicanos y éstos han demostrado ser tenaces opositores, especialmente de ideas tan “extremistas” en materia tributaria.
Los próximos cuatro años dirán si los demócratas sabrán alcanzar resultados que permitan una continuidad en el gobierno o si a la Casa Blanca volverán los republicanos. Dependerá mucho de cómo se podrán sortear los efectos de la crisis y si efectivamente el país logrará dar a todos más oportunidades.

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