Sorpresivamente, antes de comenzar ayer en la Habana las
negociaciones de paz con el gobierno colombiano, el líder de la
guerrilla de las FARC, “Iván Márquez” anunció una tregua unilateral de
dos meses. El anuncio es importante por dos razones: las dos partes
comenzaron las negociaciones hace un mes en Oslo (Noruega) sin haber
proclamado un cese del fuego. Por otro lado, en oportunidad de la
primera etapa de conversaciones en la ciudad europea, algunas
declaraciones de “Márquez” fueron consideradas muy duras, fuertemente
teñidas de críticas ideológicas hacia la gestión del gobierno colombiano
y parecieron enfriar las esperanzas de quienes apostaban a que el
proceso de paz pudiera llegar a buen puerto.
La guerrilla anunció ayer el cese de toda operación ofensiva contra
las fuerzas públicas y de los actos de sabotaje contra la
infraestructura pública y privada. El gobierno de Juan Manuel Santos, si
bien apuesta a lograr el cese de este conflicto que dura desde hace
casi 50 años, ha encarado este proceso sin ningún tipo de concesiones y
planteando requisitos con los que las FARC tuvieron que cumplir para
sentarse a la mesa de las negociaciones, como la liberación de todos los
rehenes.
En base a los acuerdos pactados desde el comienzo de reuniones
secretas llevadas a cabo hace seis meses y en la primera fase celebrada
en Oslo, el primer punto en discusión en La Habana será el tema de la
tierra. Hay cientos de miles de refugiados y desplazados que han perdido
la tierra que cultivaban con motivo del conflicto armado y ha habido
especuladores y latifundistas que se han aprovechado de las
circunstancias.
El proceso de paz cuenta con el apoyo de Cuba y Noriega como garantes
y del acompañamiento de los gobiernos de Chile y Venezuela.
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