Luego de
Palmira, la ciudad arqueológica del desierto, ahora el ejército
sirio ha liberado de la ocupación del Isis la pequeña ciudad de Al
Qariatein, 120 kilómetros más al suroeste. Sus 15.000 habitantes
fueron desplazados por el conflicto.
La
tregua con las demás fuerzas de oposición que luchan contra el
Gobierno sirio, ha dado como resultado la posibilidad de concentrarse
contra el principal enemigo, los terroristas del Estado Islámico
(que ni es estado ni encarna la religión que pretende representar).
También ha dado resultados el apoyo de milicias aliadas: los chiitas
libaneses de Hizbolah, los pasdarán iraníes y también y afganos
chiitas, más el apoyo de los speznatz rusos (tropas de élites)
soportados desde el aire por la aviación de su país.
¿Hacía
falta tanto despliegue? Lo que a menudo se soslaya es que las
milicias que combaten contra el régimen de Damasco las componen
combatientes de 70 países y han causado notables bajas al ejército
regular sirio en estos años.
Los
reveses del Isis permitirán conocer más sobre cómo este grupo ha
logrado tanta eficacia contra ejércitos regulares (en Siria e Iraq)
y de dónde proviene su equipamiento. En pocos meses los ataques
aéreos rusos han logrado lo que en más de un año no consiguió la
coalición guiadas por Estados Unidos. También esto deberá ser
aclarado.
Ahora el
objetivo es Raqqa, el bastión sirio del Isis. Su conquista podría
despejar el territorio sirio de esta presencia amenazadora.
Pero eso
es tan sólo el aspecto militar. El más duro porque implica vida
humanas. El aspecto político, es decir, cómo el Isis pudo ser tan
fuerte, con qué apoyos y con qué financiación será el tema de los
próximos meses.
Antes
estos antecedentes, el de un ataque coordinado y deliberado contra
países soberanos, como ha ocurrido en Siria y Libia más
recientemente, si la comunidad internacional no reconstruye un nuevo
orden entre las naciones, la perspectiva es que seguirán
provocándose nuevos conflictos, porque nadie tendrá la fuerza moral
para impedir nuevas agresiones.
La
agenda de los conflictos, de esta tercera guerra mundial no declarada
que hay que detener es larga: Iraq, Yemen, Mali, Ucrania, Afganistán,
Iraq, República Centroafricana, Sur de Sudán, y nuevamente el
enclave de Nagorno-Carabaj... Y se hace urgente intervenir.
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