La sentencia de la Corte Internacional de Justicia abrió nuevamente el capítulo del reclamo boliviano a Chile. El gobierno de Evo Morales prepara su estrategia ante la próxima asunción del nuevo gobierno chileno.
Este lunes del presidente boliviano Evo Morales se reunió con seis ex cancilleres, el Consejo Marítimo y el Agente boliviano ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya para evaluar el camino a seguir, luego del reciente fallo del 27 de enero sobre los límites marítimos entre Chile y Perú y ante las perspectivas de la demanda que interpuso el gobierno de La Paz para superar su enclaustramiento geográfico.
¿Por qué esta reunión y cuál es la relación entre la demanda de Bolivia ante la CIJ y el fallo de este tribunal sobre los límites marítimos entre Perú y Chile?
En poco más de un mes, asumirá en Chile el nuevo gobierno de Michelle Bachelet, con quien en 2006 Morales abrió una agenda de 13 puntos, que contenía también la cuestión del acceso al Pacífico. Si bien, sucesivamente, esta agenda fue abandonada, es posible que con el nuevo ejecutivo será posible bajar los decibeles del clima de tensión que se ha instalado en especial en los últimos dos años.
Los ex ministros de Exteriores consideran que la demanda boliviana ante la CIJ, para que Chile sea obligado a negociar de buena fe una salida al mar para Bolivia, “está bien encaminada”. Por otro lado, en mencionado fallo del 27 de enero, en el punto 17, se sostiene que Chile tuvo su independencia de España en 1817 y Perú en 1821. Pero en ese momento los dos nuevos estados no tenían frontera común puesto que entre los dos estaba en territorio español de Charcas que, en 1825, se transformó en la república de Bolivia. Lo cual hecha por tierra la tesis que ciertos sectores chilenos sostienen de que nunca los bolivianos tuvieron mar. Fue luego de la así llamada Guerra del Pacífico que Bolivia, entre 1879 y 1883, perdió 120.000 km cuadrados de territorio y Perú una parte de sus territorios al sur, que ya no son objeto de reclamo. Bolivia considera que los tratados sucesivos a la guerra, que para los chilenos son los que establecen, y definitivamente, la situación actual deben ser modificados por una cuestión de justicia.
Por otro lado, la CIJ despejó dudas acerca de cómo se proyectarían los límites marítimos en caso de una eventual cesión de un acceso boliviano al mar con soberanía, siguiendo el paralelo de ese territorio hasta las 80 millas náuticas.
El gobierno de Evo Morales intentará desplegar su estrategia fortaleciendo primero las débiles relaciones diplomáticas con Santiago, puesto que las mismas se ven limitadas al máximo, con breves paréntesis, desde 1962. Pese a la presencia importante de una comunidad boliviana en Chile, sólo hay una representación consular. Y también intentará desarrollar el tema mediáticamente, además de mantener abierto el canal de diálogo con el nuevo gobierno. Aunque, en este sentido, la existencia de una demanda no es exactamente una ayuda para ello, como ya lo ha afirmado el futuro canciller chileno Heraldo Muñoz.
Para el excanciller Armando Loaiza, el hecho de que Muñoz sea un profesional de las relaciones internacionales, va a facilitar las decisiones que tome la presidenta Bachelet.“Pero lo importante es superar esta atmósfera enrarecida, tensa, crispada de las relaciones boliviano-chilenas en los últimos dos años y restaurar las confianzas que también se han deteriorado mucho”, dijo.
Durante los días que siguieron el fallo de la CIJ a fines de enero, que en ambos países fue seguido con mucho interés por la ciudadanía, los comentarios en las redes sociales reflotaron entre los chilenos el tema del reclamo boliviano. Sorprendió que en sectores de la derecha, donde acaso más se cultivan posturas ultra nacionalistas, aparecieron menciones de las viejas negociaciones, entre los dictadores Augusto Pinochet y Hugo Banzer, que intentaron llegar, a mediados de los ‘70, a un acuerdo sobre la base del criterio “mas por tierra”. En este sentido, hay sectores de la extensa frontera entre los dos países en los que hay disputas por los recursos hídricos, tan necesarios al árido norte de chileno. En efecto, no pocos analistas, incluso en el propio equipo de la presidenta electa Bachelet, consideran que la cuestión del acceso boliviano al mar ha recobrado vigencia luego del 27 de enero.
Décadas de separación, y de muchos prejuicios, no facilitarán el diálogo. Pero sí pueden ejercer un influjo positivo las nuevas circunstancias económicas que están favoreciendo el crecimiento económico de Perú, Bolivia y Chile que tienen más intereses comunes de los que la mentalidad corriente está dispuesta a admitir. Comenzando por el hecho de que son punto de paso obligado para los importantes corredores bioceánicos que deberán unir las dos riberas, la atlántica y la pacífica, del subcontinente, si quiere en serio aprovechar la oportunidad que brinda el comercio con Asia, y considerando el auge de consumo interno existente que bien podría favorecer el mutuo comercio.
De hecho, las relaciones comerciales crecen a un ritmo intenso. Desde el año pasado, los ingresos de peruanos a Chile han superado a la cantidad de turistas provenientes de la Argentina, país que detentaba la mayor cantidad de visitantes. Y buena parte de las visitas de ciudadanos peruanos son por motivos de negocios. A su vez, entre 2008 y 2012 la exportaciones de Chile a Bolivia se han triplicado respecto de las compras chilenas de productos bolivianos. Un 30 por ciento del diesel y la gasolina que Bolivia importa proviene de Chile. Dato sorprendente, puesto que Bolivia es un país productor de combustible, pero evidentemente sin la necesaria infraestructura para destilarlo y porque, a título de ejemplo de los viejos rencores que hay que superar, todavía prohíbe que el gas que le vende a la Argentina de ninguna manera llegue a Chile, tradicionalmente sediento de este producto.
Acaso la economía transformará en necesidad las oportunidades que brinda la economía y que los nacionalismos exacerbados no suelen ver con claridad.
Bolivia proseguirá la demanda contra Chile ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya para hallar una solución a su enclaustramiento geográfico y, paralelamente, tiene el propósito de relanzar su imagen y fortalecer su participación en el bloque del Pacífico, se ha informado en La Paz al término de una reunión del presidente Evo Morales y ex cancilleres bolivianos.
“Tenemos enormes coincidencias con los ex cancilleres que han expuesto sus criterios”, ha informado a la prensa local el presidente Evo Morales tras agradecer, muy temprano este lunes, a seis ex ministros de Asuntos Exteriores invitados a la Casa de Gobierno para analizar, con el Consejo Marítimo y el Agente de Bolivia ante La Haya, Eduardo Rodríguez Veltzé, pormenores del fallo de la CIJ en el diferendo entre Perú y Chile.
“No vamos a retirar la demanda pues lo que queremos es que se acabe la injusticia; no queremos confrontaciones pues somos pacifistas y volvemos a afirmar que los tratados no son intocables”, ha afirmado Morales, poco más tarde, durante la inauguración del año escolar en una céntrica escuela en la ciudad de Cochabamba, a donde llegó al término de su cita con los ex cancilleres en La Paz.
Como Morales, los ex ministros se inclinan por mantener la actual estrategia del gobierno boliviano ante la CIJ para lograr que Chile se siente ante una mesa a dialogar y ofrecer soluciones concretas a la centenaria demanda boliviana de una salida al mar.
Bolivia ha visto cercenado su territorio en 120.000 kilómetros cuadrados de litoral sobre el Pacífico, tras la invasión de Chile en febrero de 1879 y la posterior declaratoria de guerra, en abril de ese mismo año, contra Perú y Bolivia. Desde entonces reclama una salida a Chile, con cuyos gobiernos sostuvieron negociaciones desde comienzos del siglo XX sin ningún resultado. En abril de 2013, Bolivia planteó ante la CIJ una demanda contra Chile, aceptada por el tribunal de La Haya.
Los ex cancilleres han sugerido al gobierno de Morales “recomponer el panorama de mutua confianza” entre Bolivia y Chile, tan venida a menos en los últimos años, debido a precarias relaciones dentro de una “atmósfera de enguerrillamiento” y un “clima de querella”, ha explicado el embajador Armando Loaiza, en declaraciones a los medios locales.
Una de las tareas será la de fortalecer las misiones diplomáticas de Bolivia en Santiago –donde la representación es consular- y en Lima y, a la par, relanzar la imagen de Bolivia ligada al Pacífico, al que ha pertenecido desde mucho antes de la creación de la República.
El presidente Morales ha agradecido públicamente las sugerencias de los ex cancilleres, y ha destacado un párrafo en particular del fallo en el que se reconoce que las repúblicas de Chile y Perú no tenían límites, pues estaban separados por territorio boliviano, lo cual echa por tierra argumentos de que Bolivia nunca tuvo mar.
El ex ministro de Asuntos Exteriores, Javier Murillo de la Rocha, ha explicado en La Paz que el fallo de La Haya “despeja una incógnita” en la eventualidad de una transferencia de territorio soberano a Bolivia, ubicado al norte de Arica “hacia donde se proyectaría el frente marítimo de ese territorio siguiendo la línea del paralelo geográfico hasta las ochenta millas náuticas”, según recoge el periódico digital Oxígeno.
Otra de las conclusiones es la de dejar abierto el diálogo con Chile en torno a la agenda lograda entre Morales y la entonces presidenta Michelle Bachelet, considerada como una de las más completas logradas entre ambos países, que incluía como último punto el diferendo marítimo.
La agenda, archivada en realidad por ambos países, había logrado avances en asuntos como el corredor bi-oceánico, que entrelaza puertos sobre el Atlántico con los del Pacífico, la rehabilitación de las conexiones ferroviarias entre las dos naciones, el libre tránsito ciudadano y el ahora conflictivo asunto hídrico: los manantiales del Silala y el río Lauca.
Chile ha protestado por el uso de las aguas de los manantiales del Silala, que comienzan a fluir en el departamento de Potosí y que Chile usa gratuitamente, un caudal de por lo menos 200 litros por segundo, según estudios bolivianos, que destina a la dotación pagada de agua potable a las poblaciones del norte chileno.
Morales ha sugerido que Chile encuentren soluciones antes de que Bolivia lleve el asunto a la CIJ, cuando rechazaba el condicionamiento formulado por el designado canciller Heraldo Muñoz de preferir el diálogo y dejar de lado la demanda ante La Haya.
Bolivia y Chile, que comparten una extensa frontera, no tienen relaciones diplomáticas. Viven de espaldas desde 1962, con un breve paréntesis entre 1975 y 1978, debido primero al desvío unilateral de las aguas del río Lauca, que ahora discurre sólo en territorio chileno, y después, debido al fracaso de las negociaciones de “mar por tierra” que llevaron adelante los entonces presidentes de facto Hugo Banzer, por Bolivia, y Augusto Pinochet, por Chile, después del famoso “abrazo de Charaña” el ocho de febrero de 1975.
En 2006, Morales y Bachelet lograron un importante acercamiento al convenir la agenda de 13 puntos, que no ha prosperado del todo por las tensiones políticas y diplomáticas entre ambos gobiernos.
Sin embargo, la actividad comercial ha ido en aumento a favor de Chile. De hecho, en 2013 ha sido el primer proveedor de diesel y gasolina (un 30 por ciento del total importado por Bolivia).Según el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) las compras bolivianas a Chile entre 2008 y 2012 se han triplicado en relación a las exportaciones de Bolivia a ese país.