sábado, 1 de septiembre de 2012

Hay cada vez menos tiempo


Si se siguiese en la inacción, de aquí a 2050 el medio ambiente puede sufrir daños cada vez más caros y difíciles de reparar.

Luego del enésimo fracaso de un evento sobre el medio ambiente, como la cumbre Rio+20, celebrada en junio en Brasil, y frente a los desafíos que supone el cuidado del medio ambiente, cabe preguntarse cuáles son las perspectivas futuras. El porqué lo explican los numerosos científicos y organizaciones de la sociedad civil que desde hace tiempo subrayan la urgencia de reducir el impacto de la actividad humana sobre el planeta y, paralelamente, adoptar medidas para contener los efectos del cambio climático en curso. Tiempo atrás, el economista Nicholas Stern fue autor de un informe entregado al gobierno británico, en el cual recomendaba destinar el uno por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) a nivel mundial para afrontar el aumento de la temperatura del planeta. De lo contrario, serían de esperar daños ambientales que producirán caídas abruptas del PBI comparables a la crisis argentina de 2001.
Algunos gobiernos siguen refiriéndose a los niveles de contaminación permitidos por el Protocolo de Kyoto, un paquete de medidas adoptadas en 1997 y entradas en vigor recién en 2005, que muchos científicos consideran superadas y hoy insuficientes, ya que suponen una reducción promedio de los gases contaminantes del 5 por ciento sobre la base de las emisiones de 1990. Y hay que mencionar que Estados Unidos, entre los principales emisores de gases que provocan el efecto invernadero, no ha ratificado el protocolo.
Los indicadores dicen que, lejos de disminuir, las emisiones contaminantes han aumentado, mientras que el incremento de la temperatura promedio se está acelerando, y con él el derretimiento de los hielos de los polos.
Un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) pone de manifiesto los riesgos de esta inacción en las próximas décadas y alerta a los gobiernos sobre la urgencia de tomar medidas, pero ya.

Vamos a los datos
Se espera que para 2050 –fecha que no es lejana para producir efectos benéficos sobre el medio ambiente–, al ritmo actual la población del planeta será de 9 mil millones. La economía mundial habrá crecido cuatro veces. Estos cambios llevarán a un mejor nivel de vida que también supone un cambio sustancial a nivel de producción y de consumos que impactará sobre el medio ambiente. Una economía cuatro veces superior a la actual, implica el aumento del 80 por ciento del consumo energético. Como no hay orientación global a usar fuentes alternativas de energía, el 85 por ciento provendrá de combustibles como el gas y el petróleo. Eso significa, lisa y llanamente, multiplicar la contaminación del planeta a niveles inéditos.
De no mediar una “política ambiciosa”, el documento advierte que las emisiones de gases de efecto invernadero crecerán del 50 por ciento “debido principalmente al incremento de 70 por ciento en las emisiones de CO2 relacionadas con la generación de energía”. En 2050 la concentración de estos gases en la atmósfera podría alcanzar las 685 partes por millón. Es decir que a finales de este siglo tendremos un aumento promedio de la temperatura global de entre 3 y 6 grados centígrados. Ese aumento “superará la meta acordada internacionalmente de limitarlo a 2 grados por encima de los niveles preindustriales”. A menos de llevar a cabo drásticas reducciones rápidas y costosas de emisiones después de 2020.
Será muy difícil para la humanidad adaptarse a cambios superiores a los 2 grados en promedio una vez que se alteren los patrones de lluvias, aumente el nivel del mar, se derritan hielos permanentes, con el acentuarse de los fenómenos meteorológicos extremos.
Se prevé además una pérdida del 10 por ciento de la biodiversidad. Es decir, del delicado equilibrio que existe entre especies animales y vegetales. Será más difícil acceder al agua dulce para más de 3.600 millones de habitantes del planeta. La demanda global de agua dulce crecerá el 55 por ciento, también por la actividad productiva, al tiempo que los actuales caudales de agua sufrirán los efectos de la contaminación.
Un escenario preocupante será la calidad del aire en las urbes del planeta. Para la OCDE los habitantes de los centros urbanos sufrirán enfermedades que provocarán 3,6 millones de muertes al año.
Para el estudio, sin duda reducir las emisiones implica un costo, por los procesos industriales que habría que aplicar y por la anexa reducción de la actividad económica. Sin embargo, “los beneficios de lograr reducciones adicionales en la contaminación del aire podrían ser mayores que los costos en una proporción de 10 a 1 hacia 2050 en los BRIICS (grupo formado por Brasil, Rusia, India, Indonesia, China y Sudáfrica)”. En el caso del agua dulce y servicios sanitarios en los países en desarrollo el beneficio tendría una relación de 7 a 1.

¿Cómo revertir esta situación?
El riesgo es el de seguir dejando pasar el tiempo sin acciones concretas, asustados por el costo de las mismas pero sin calcular el costo de los efectos dañinos previstos. Incluso los que hablan de “economía verde”, política rechazada en la cumbre Rio+20, en realidad terminan por dejar todo como ahora aplicando algunos cambios. Pero aún es hablar de comercializar el derecho a contaminar: quien es más rico podrá así contaminar más. La aplicación de pocas medidas racionales, en ciudades de Brasil, por ejemplo, ha permitido ahorrar una enorme cantidad de agua dulce. Los municipios se han preguntado cómo no haber hecho antes algo tan sencillo. Otras medidas, como la eliminación de los subsidios a los combustibles fósiles, beneficiando las fuentes alternativas puede ser una medida positiva. Además, teniendo en cuenta que muchas reservas de biodiversidad y de recursos naturales se ubican en los países en desarrollo, que no son los que más contaminan, hay quien propone financiar por parte de los países ricos el mantenimiento de dichas áreas.
Sin duda, ésta es un área propia de la cooperación internacional y de cambios culturales en cuanto a estilo de vida. Ningún país podrá hacerlo solo. 

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