Aunque lentamente, la economía de Islandia se está recuperando. No le
ha sido fácil al país y los efectos del desastre financiero se han
sentir entre los 320.000 habitantes.
Pero el haber encarado esta crisis de otra manera respecto de los
demás países europeos, hoy les permite entrever la salida de este túnel.
Un signo: en 2011 el país volvió a conseguir un préstamo internacional
de 1.000 millones de dólares a una tasa de interés poco superior al 3%.
En 2008 el estallido de la economía islandesa es terrible: su deuda
supera 1.000 veces su Producto Bruto Interno (PBI), en ese entonces
entre los más altos de Europa, cuando la isla era un paraíso de
felicidad. La primera medida fue reconocer que esa deuda era imposible
de devolver tal como estaba. La decisión provocó las iras de los
acreedores, con hasta amenazas del primer ministro británico, Gordon
Brown.
En setiembre de 2008 se nacionalizó el banco más importante del país,
el Glitnir. Colapsa la moneda nacional y la bolsa debe cerrar las
operaciones. El país está en bancarrota. Las protestas de los ciudadanos
provocan la renuncia del gobierno de mayoría socialdemócrata.
El parlamento propone una ley que privilegie el pago de la deuda con
Reino Unido y Holanda que han congelado los fondos de dos bancos del
país. Significa garantizar una deuda de más de 5 mil millones de dólares
a una tasa de interés del 5,5%. La ciudadanía exige decidirlo por
referéndum, cuyo resultado será un rotundo no, pues el 93% de los
votantes no autorizan privilegiar ese pago. En febrero de 2011 otro
referéndum plantea a los ciudadanos si aprueban pagar a los bancos
internacionales. Otra mayoría aplastante responde con el "no". Al mismo
tiempo, quedan arrestados banqueros y miembros del anterior gobierno
responsables de la bancarrota.
Pero hay que atesorar la experiencia, se decide reformar la
constitución incluyendo normas acerca del manejo financiero del país,
por lo que se elige un grupo de ciudadanos, 25, entre los 522 que se han
presentado para constituir una Asamblea Constitucional. Se piden tres
requisitos que sean ciudadanos no afiliados a partidos políticos, que
sean mayores de edad y respaldados por al menos 30 firmas.
En febrero de 2011 comienza el trabajo de la Asamblea Constituyente,
en el que confluyen las indicaciones de las asambleas populares que se
han llevado a cabo en todo el país utilizando internet para que la gente
participe lo más posible. La Carta Magna será sometida a su aprobación
después de las próximas elecciones legislativas. En junio fue elegido el
presidente de la república, Olafur Grimsson, quien uso su derecho de
veto para rechazar los pagos a los especuladores extranjeros y sometió a
referéndum esas medidas del Parlamento.
Sin necesidad de recurrir a las recetas del FMI, Islandia ha
restructurado su deuda que hoy representa el 80-90 % del PBI. El sistema
bancario se redujo a un 20% de lo que era antes, y la economía se ha
enlentecido, por supuesto. Pero la gente no ha perdido sus ahorros y
mantuvo su acceso al crédito. La deuda restructurada fue asumida por los
nuevos bancos y los mismos acreedores extranjeros no han dudado en
invertir en ellos.
La restructuración de la deuda y del sistema bancario convencía a los
inversores y hoy los nuevos bancos se han capitalizado por más del 16%
con fondos provenientes de los depósitos. O sea, los bancos demostraban
solidez y no hay que descartar la capacidad de decisión de esta
democracia y de dar una respuesta clara al problema. Los mercados suelen
penalizar la debilidad gubernamental y las democracias con problemas de
gobernabilidad. Una lección que valdría la pena aprender.