El de Fallujah no es un nombre que se recuerda fácilmente. Acaso alguien recordará que es una ciudad de Irak, otros rememorarán las fotos terribles de los cuerpos despedazados de los contratistas privados de Blackwater (alias mercenarios) colgados en un puente luego de ser linchados por la muchedumbre.
La ola de conmoción por la atrocidad quedó en el olvido, aunque fue ese episodio el punto de partida -por así decirlo- de una batalla sangrienta cuya cantidad de víctimas nadie contabilizó. Pero fue una carnicería. La desproporción entre la fuerza estadounidense -invasora a no olvidarlo- y la reacción de la resistencia provocó miles de muertes. Tampoco queda claro qué hacía en esa ciudad el mini convoy de Blackwater que no siguió los parámetros de seguridad habituales. Algunas familias de los contratistas muertos sospechan que en realidad los mandaron como carnada para luego desatar la venganza, que fue implacable (el episodio ha sido incluido por Jeremy Scahill en su libro: Blackwater, editado por Paidós).
La justicia estadounidense no quiso averiguar pese a las denuncias de los familiares. Pero hoy se agrega un elemento más a este triste episodio: habría evidencias del uso de armas desconocidas y letales en la batalla de Fallujah. El prof. Christopher Busby, de la universidad de Ulster, publicó una investigación en Conflict and Healt en base al cual se habrían usado armas no sólo prohibidas sino desconocidas. La población de la localidad, de hecho, registra una proliferación anómala de abortos, deformaciones congénitas, disfunciones del sistema nervioso. Según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados en 2006 hubo casi 6 mil casos nuevos de enfermedades hasta entonces inexistentes en Fallujah. De éstas, el 70% son formas de cáncer y malformaciones en niños menores de 12 años. En los primeros seis meses de 2007 hubo casi 2.500 casos, más de la mitad niños. Hoy el cáncer infantil tiene una tasa inédita en Irak, 14 veces superior a la de Egipto.
El estudio ha sido confirmado por otro realizado por el mismo prof. Busby junto a Malak Hamdan de la Fundación Cáncer y Malformaciones Congénitas y a Eleonore Blaurock-Bush del laboratorio alemán que realizó los análisis. El estudio reveló la presencia de un elemento radiactivo en los cuerpos de los padres de los niños enfermos de uranio. Y no se trata del uranio empobrecido, que se usa para algunos armamentos, sino de uranio enriquecido: el de las armas o los reactores nucleares. Para Busby estamos frente a una nueva generación de armas que usan el uranio.
El estudio analizó el pelo de las personas que es por donde el cuerpo expulsa el uranio. Y se han encontrado concentraciones que datan precisamente desde el años 2004/2005. No toda la verdad sobre Fallujah ha sido aclarada. Hoy hay inocentes que están pagando con la vida decisiones de inédita gravedad.
El estudio analizó el pelo de las personas que es por donde el cuerpo expulsa el uranio. Y se han encontrado concentraciones que datan precisamente desde el años 2004/2005. No toda la verdad sobre Fallujah ha sido aclarada. Hoy hay inocentes que están pagando con la vida decisiones de inédita gravedad.
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