En
los últimos meses dos noticias confirmaron la necesidad de tomar urgentes
medidas para afrontar los efectos del cambio climático.
La
primera está relacionada con un proceso natural: durante el verano los hielos
marinos de los polos se reducen, para volver a formarse a partir del otoño. En
el Polo Norte esa superficie de hielos cada año disminuye más y en forma
acelerada. Entre agosto y septiembre, en tres oportunidades el Centro Nacional
de los Estados Unidos que monitorea las nieves y los hielos (NSIDC, en su sigla
en inglés) corrigió los datos que alcanzaron el mínimo histórico de 3,4 km2.
Cuando, en 1979, comenzaron estas mediciones la superficie de los hielos
marinos del Ártico durante el verano se reducía a 7-8 millones de km2. En 30
años pasaron a reducirse a menos de la mitad.
Los
polos tienen una importante función climatológica para el planeta, influyen
sobre vientos y la temperatura de las corrientes marinas. Además, los hielos
polares reflejan mucha luz solar, evitando que ésta caliente la superficie de
la Tierra en esa zona. Su desaparición crearía graves problemas, comenzando por
el aumento de los niveles de los mares.
Peter
Wadhams, científico de la Universidad de Cambridge, uno de los más reconocidos
expertos mundiales en la evolución de las capas de hielos polares, sostiene que
en los próximos cuatro años este ritmo de disminución podría llevar al colapso
del sistema, provocando desastres ambientales nunca registrados en la época moderna.
La
segunda noticia fue la presentación del informe sobre los costos del cambio
climático, Climate Vulnerability Monitor (Monitor de Vulnerabilidad
Climática) (1). A
pedido de una veintena de países, el documento fue elaborado por 50
científicos, entre economistas y expertos en políticas públicas, coordinados
por el grupo DARA, una organización internacional independiente, y el Foro de
Vulnerabilidad Climática (2),
institución que mide el impacto global del cambio climático y la economía del
carbono en 184 países. Presentado en coincidencia de la 67° Asamblea General de
las Naciones Unidas, realizada en septiembre, el texto señala que la inacción
ante los efectos del cambio climático ya está causando pérdidas equivalentes a
1,6 por ciento del Producto Bruto global. Este valor se determina combinando las
pérdidas humanas y materiales provocadas por la contaminación. Se estima que la
economía del carbono (que se basa en el uso de los combustibles fósiles) provoca
5 millones de muertes al año, de las cuales 4,5 millones son atribuibles
especialmente a la contaminación atmosférica y otras 400.000 a causas, como el
hambre y las enfermedades, agravadas por los cambios del clima.
De
no tomarse medidas urgentes, sostiene el informe, para 2030 el costo del cambio
climático duplicará el actual, afectando el 3,2 por ciento del PBI global. Eso
supone costos muy altos para todos los países, aunque en los más pobres la
incidencia de ese daño será mucho más alta. Para 2030 la inacción a China le
costará 1,2 billones de dólares (un billón es un millón de millones), los
Estados Unidos perderán el 2 por ciento de su PBI y la India el 5%. En el caso
de los países pobres, los daños, que ya en la actualidad son grandes,
impactarán mucho más, hasta el 11 por ciento del PBI en varios países.
Sheikh
Hasina, primer ministro de Bangladesh y presidenta del Foro de Vulnerabilidad
Climática, explicó que el aumento de un grado en la temperatura supone una
reducción del 10% de la producción agrícola y un conjunto de pérdidas
equivalentes al 3-4 por ciento del PBI de su país. Una suma que afecta
decididamente el crecimiento de este país en desarrollo.
Estos
datos aparecieron pocos meses después de la finalización de la Conferencia Río+20, organizada por
las Naciones Unidas sobre desarrollo sustentable, en la que no se pudieron
alcanzar compromisos concretos para reducir las emisiones de gases
contaminantes, ni en materia de sustentabilidad de la economía, luego de que,
el año pasado, fracasara la cumbre de Durban, en Sudáfrica, en la que también
se buscaba un mayor compromiso de los gobiernos en estos temas, y luego de que en Doha (Qatar), en 8 de diciembre, terminara la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, casi sin resultados concretos y con el débil compromiso de prorrogar hasta el 2020 el ya superado Protocolo de Kioto.
En octubre, Cn revista señaló otro documento, de la OCDE, que también alertaba
sobre las consecuencias de no tomar medidas urgentes por parte de los gobiernos
(3).
Nos
encontramos frente a un desafío sin precedentes para la comunidad
internacional. Todo parece indicar una aceleración del proceso de calentamiento
global, fruto de la actividad humana –sobre esto coincide una mayoría de
científicos cada vez más amplia–. A su vez, los efectos y los daños sobre la
economía del planeta ya son advertibles y afectarán en mayor medida a los
países más pobres. La aceleración del proceso indica que hay que actuar con
urgencia. Peter Wadhams señala que "los
cambios climáticos ya no son algo frente a lo cual podemos tomar medidas en
cuestión de decenas de años”.
Por
otro lado, los científicos que han publicado el Monitor señalan que un
cálculo meramente económico demuestra no sólo la rentabilidad de tomar medidas
contra el cambio climático a nivel mundial y regional, sino que las sumas
necesarias son notablemente inferiores al costo que ya se está pagando. Lo cual
recuerda lo afirmado por el premio Nobel de economía Nicholas Stern, quien ha
señalado que destinar el 1 por ciento del PBI mundial no sólo permitiría adaptarse
al calentamiento global, sino que tendría un efecto económico benéfico al
desarrollar industrias relacionadas con las tecnologías destinadas a
combatirlo.
Si
hay algo que caracteriza la época actual es la interdependencia. Afrontar el
cambio climático requiere tomar decisiones en el más alto nivel internacional,
cuya aplicación luego debe penetrar capilarmente en el accionar de los gobiernos locales.
En
nuestro país hay ejemplos de planes de medidas de “adaptación anticipatoria”,
como el de la Dirección de Políticas Ambientales del municipio de Morón (Buenos
Aires) y el desarrollo del Sistema Crisis del Ministerio de Defensa. Sería
auspicioso que cada provincia y municipio hiciera lo mismo, teniendo en cuenta
la necesidad de proteger sobre todo a los más vulnerables.
1) Monitor de Vulnerabilidad
Climática. Guía de cálculos fríos para un planeta caliente, el documento
está disponible en formato pdf: http://download.daraint.org/CVM2-Low.pdf
2) Grupo DARA y Foro de
Vulnerabilidad Climática: http://daraint.org
3) Ver: Hay cada vez menos
tiempo, Cn revista, número 537, p.14.
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