La pregunta, o
más bien este grito doliente, penetra en mi conciencia y me
interpela. Cómo es posible que Dios permita el mal a esta escala:
guerras crueles impuestas a poblaciones obligadas a huir de su país
en busca de supervivencia, para luego verse rechazadas por los mismos
países que apoyan a las partes en conflicto y hasta le venden
armas.
Pero ¿en qué
Dios creo? Seguramente no en un dios-superman que espectacularmente
interviene en todo el mundo deteniendo el mal. ¿Cuál sería la
consecuencia de un dios así? Estaríamos despreocupados haciendo lo
que se nos antoja; total, tarde o temprano, él intervendría.
El misterio de
nuestra libertad es parte de nuestra condición humana: somos libres
y Dios es tan respetuoso de esta libertad que hasta permite que
cometamos el mal, del que somos totalmente responsables. Lo fue Caín
cuando levantó la mano contra su hermano, lo fue Hitler cuando quiso
organizar el exterminio judío en modo científico, lo ha sido todo
asesino a lo largo de la historia. No somos títeres sobre el
escenario de la vida, sino actores. La pregunta, en todo caso,
debería ser: ¿por qué no detuvimos esas manos asesinas?
Entonces, la
perspectiva, aún en medio del misterio que envuelve la fe, cambia.
Dios quiere intervenir a través de nosotros mismos, en cuanto
hermanos, custodios y responsables los unos de los otros. ¿Acaso no
disponemos de las herramientas y de los conocimientos para hacerlo?
¿Y no lo habrá inspirado justamente Dios el poder disponer de
medios poderosos?
Poseemos los instrumentos democráticos para evitar
las guerras y las desigualdades sociales que a menudo las provocan.
Hemos generado los recursos materiales para intervenir en ésta como
en muchas emergencias. Hemos desarrollado el conocimiento científico
para intervenir eficazmente contra la pobreza y la miseria e impulsar
el desarrollo. Nos sobra capacidad de intervención: el problema es
que en lugar de emplearla para construir el bien común, se usa el
poder en beneficio de los intereses de algunos pocos.
No es Dios que
permite la muerte de tantos inocentes. Somos nosotros.
Excellente!!!!
ResponderEliminarEl hombre/humanidad se ha olvidado de Dios y se ha revelado en contra de Él Dios nos dio conciencia/inteligencia para razonar..pero el ser humano prefirió dar gloria y adoración a otros dioses de madera y metal. Y se envanecio el en sus propias concupiscencias sexuales hombre/hombre..mujer/mujer..practicando el aborto creyó ser Dios con quitar vida....oprime al huérfano/viuda..y no terminaría yo de enlistar pero el asunto es que necesita reconciliar el hombre/humanidad=raza caída.con el dador de VIDA.. Jesucristo. El autor y consumador de la fé... Este mundo esta caído de la gracia de Dios se necesita un Salvador..que diga yo pago por ellos.. Doy mi sangre en la cruz por ellos... No hay otra salida ni otro Dios.... Solo Jesús.. En nadie más hay Salvación.... Este es mi comentario.. Ojalá y lo puedas captar.. Dios te haga parte de su reino venidero esa es mi oración
ResponderEliminar