Los palestinos han conseguido que se los reconozca como Estado. Pero
es un resultado simbólico y todo dice que han renunciado al
reconocimiento de su territorio.
¿Cómo leer la reciente resolución de la Asamblea General de la ONU en
la que se reconoce indirectamente a Palestina como Estado? Hay varias
maneras. Intentamos una.
En casa palestina el hecho fue festejado como un importante éxito diplomático: 138 votos a favor, 41 abstenciones, apenas 9 votos en contra: los de Estados Unidos, Israel, Canadá, Panamá, República Checa y otros cuatro Estados islas del Pacífico. Aliados históricos de los Estados Unidos, como el Reino Unido, se abstuvieron. Terminados los aplausos y apagadas las luces de las cámaras, la Asamblea General adoptó al día siguiente seis resoluciones sobre la cuestión palestina. Demasiadas para no pensar que, en realidad, ni los Estados Unidos ni Israel presionaron demasiado para lograr apoyos en contra de la moción palestina, las que fueron mucho más fuertes en otros temas no tan importantes como éste.
En casa palestina el hecho fue festejado como un importante éxito diplomático: 138 votos a favor, 41 abstenciones, apenas 9 votos en contra: los de Estados Unidos, Israel, Canadá, Panamá, República Checa y otros cuatro Estados islas del Pacífico. Aliados históricos de los Estados Unidos, como el Reino Unido, se abstuvieron. Terminados los aplausos y apagadas las luces de las cámaras, la Asamblea General adoptó al día siguiente seis resoluciones sobre la cuestión palestina. Demasiadas para no pensar que, en realidad, ni los Estados Unidos ni Israel presionaron demasiado para lograr apoyos en contra de la moción palestina, las que fueron mucho más fuertes en otros temas no tan importantes como éste.
Es muy probable que la dirigencia palestina haya conseguido este
resultado a cambio de renuncias de lo que ha sido el eje central de la
lucha de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), es decir
volver al plan de partición del territorio de 1947 o, en todo caso, a
la situación previa a la guerra de 1967 (ver mapas). El mismo Mahomoud
Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), había
declarado a la tv israelí el 2 de noviembre su deseo de regresar a su
ciudad natal, Galilea, pero como turista, "no para vivir allí". ¿Fue un
preanuncio de lo que vendría?
Palestina por lo tanto consigue este resultado histórico y simbólico
pero en una situación de fragmentación política y territorial inédita.
Políticamente está partida entre Hamas –que gobierna en Gaza y hoy, con
la reciente crisis de mediados de noviembre, ha logrado ser considerado
como actor– y en las organizaciones que siguen a Fatah –que gobiernan
los territorios de Cisjordania–. La separación entre las dos
organizaciones se fue consolidando; basta ver el escaso rol de Abbas en
la crisis de noviembre en Gaza.
Geográficamente, estamos ahora frente a un Estado cuyo territorio se
reduce a la Franja de Gaza, la única con continuidad territorial, y los
sectores como manchas de leopardo en lo que fue Cisjordania. La primera
reacción israelí fue precisamente la de anunciar la construcción de
nuevos asentamientos, sobre todo en la llamada zona E1, situada al este
de Jerusalén, en suelo palestino. Es una decisión clave que impide,
justamente, que pueda haber una continuidad territorial bajo el gobierno
de la ANP. Una posición muy grave.
El cuadro de la situación se completa si comenzamos a ir más allá del
conflicto palestino-israelí, para mirarlo desde una perspectiva
árabe-israelí.
Con toda probabilidad, Estados Unidos e Israel quieran resolver de una vez por todas la amenaza nuclear que se supone ejerce Irán con su plan atómico. La política de Teherán, no es ningún misterio, busca destruir a los israelíes.
Con toda probabilidad, Estados Unidos e Israel quieran resolver de una vez por todas la amenaza nuclear que se supone ejerce Irán con su plan atómico. La política de Teherán, no es ningún misterio, busca destruir a los israelíes.
El pasado 28 de noviembre el presidente Barack Obama lanzó un
verdadero ultimatum a los iraníes que en los medios de comunicación no
recibió la atención debida. El jefe de la Casa Blanca fijó para marzo la
fecha en la que el país persa deberá adecuarse a los controles de la
ONU y demostrar que su programa nuclear tiene fines civiles. De lo
contrario, se tomarán medidas.
Pero el camino que lleva a resolver el problema que representa
Teherán pasa por Siria, el principal aliado de Irán entre los países
árabes. El régimen de Teherán es también el proveedor de armas de Hamas
en Gaza. Son de fabricación iraní varios de los cohetes lanzados desde
la Franja en noviembre último. Por lo tanto, cerrar la cuestión siria
significa debilitar ulteriormente a Irán con el objetivo de lograr un
distanciamiento de Hamas del régimen de los ayatolá.
Un derrocamiento definitivo del régimen sirio permitiría alcanzar
varios resultados: habría un Estado canalla menos, según el peculiar
listado armado por Washington. Para Qatar y Arabia Saudita,
comprometidos en la lucha contra el régimen laico del presidente sirio
Al Assad, sería una oportunidad para seguir exportando su versión
fundamentalista del Islam, al instalar un Estado religioso. Las milicias
rebeldes en Siria, en efecto, cuentan con el aporte de guerrilleros
fanáticos financiados por los dos Estados del Golfo, armados por el
Reino Unido, Francia y Estados Unidos, con el apoyo logístico de
Turquía.
Cabe recordar que a comienzos de diciembre la OTAN decidió desplegar
su escudo antimisiles en Turquía, precisamente en la frontera con Siria.
Además, para el gobierno de Ankara se abrirían buenas posibilidades
para ampliar sus intereses económicos en la región. Finalmente, para
Israel, derrocar el régimen de Damasco supondría un crecimiento
importante de su peso político y militar.
Junto al escudo antimisiles, frente a las costas de Siria, se ha
desplegado en diciembre una importante flota de los Estados Unidos,
dotada de 10-12 mil infantes de marina, misiles de largo alcance y un
gran número de aviones.
Basta poco para encender la mecha: Un cohete sirio lanzado contra Turquía, sea un hecho real o un operativo de prensa armado desde Londres por el Observatorio Sirio sobre Derechos Humanos, como ya sucedió.
Basta poco para encender la mecha: Un cohete sirio lanzado contra Turquía, sea un hecho real o un operativo de prensa armado desde Londres por el Observatorio Sirio sobre Derechos Humanos, como ya sucedió.
Por lo tanto, puede que el reconocimiento de Palestina sea un precio
pagado para que Hamas se quede con Gaza, a cambio de una tregua con
Israel y del apoyo de 400 millones de dólares prometido por Qatar, y
además sea la antesala de otras jugadas estratégicas.
Los palestinos han logrado un Estado, pero sin justicia. Sin embargo,
¿se puede tener justicia sin llegar primero a la paz? Ambos resultados
dependen de que tanto en Gaza, como en Tel Aviv y en Teherán prevalezca
la racionalidad.
Los mapas comparados del territorio, de izquierda a derecha: antes
del nacimiento del Estado de Israel; el mapa según la partición fijada
en 1947 por las Naciones Unidas; el territorio tal como quedó luego de
la guerra de 1967 y el mapa desde el reconocimiento de la Autoridad
Nacional Palestina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario