martes, 1 de mayo de 2012

Una vez más... especulaciones

Uno de los dos precios de referencia del petróleo en los mercados mundiales, el del Brent, entre 2011 y 2012, en seis meses pasó de casi 100 dólares el barril a más de 126 dólares, más del 25 % Pero desde 2009, cuando el precio era de 30 dólares el barril, a marzo pasado el valor se multiplicó por cuatro.
¿Cómo explicar que se haya disparado tanto? Mientras el costo del crudo pegaba ese salto, sin embargo, la demanda global de petróleo tuvo una caída. Para la International Energy Agency (IEA), en efecto, si bien la oferta de petróleo mundial creció en 1,3 millones de barriles diarios en los últimos tres meses de 2011, la demanda en ese lapso aumentó en más de la la mitad de ese incremento.
Por otro lado, la crisis financiera global está provocando una baja del consumo de combustibles. En los Estados Unidos hubo una contracción del 8% y en Europa el consumo se redujo el 22%; hasta en China y Japón se registra una caída. En este contexto, hay que considerar que incluso los nuevos descubrimientos de yacimientos junto al tan esperado aumento de la capacidad productiva de Iraq (que se redujo notablemente a partir de la invasión de los Estados Unidos en marzo de 2003) deberían haber actuado en forma combinada para contener el precio del crudo y no dispararlo en modo tan abrupto.
En un trabajo publicado en Global Research, F. William Engdahl1 sostiene que las dos explicaciones que se suelen dar para este aumento –el haberse alcanzado el pico global de producción de crudo a partir del cual se habría agotado la mitad de las reservas conocidas, y el peligro de una guerra inminente entre Estados Unidos, Irán e Israel– están “fuera de lugar”. El petróleo, explica Engdahl con un razonamiento que no suele aparecer demasiado en el mainstream de los medios de comunicación, “es cada vez más caro debido a las presiones especulativas sobre los mercados realizadas con los hedge found o por grandes institutos bancarios, como Citigroup, J.P. Morgan Chase y, más que cualquier otro, Goldman Sachs... Reciben de hecho una generosa colaboración de la agencia gubernamental estadounidense que tiene la función de reglamentar los derivados financieros, la Commodity Futures Trading Corporation (CFTC)”.
Vuelve a aparecer el nombre Goldman Sachs, del que recordamos la corresponsabilidad en el descalabro financiero de Grecia, cuando maquilló las cuentas públicas de este país ocultando a las autoridades de la Unión Europea el real estado de esa economía.
Desde que Goldman Sachs adquirió J. Aron & Co., una comercializadora de commodities, el mercado del crudo pasó de las manos de productores y compradores para quedar en las manos de los titulares de los fondos especulativos que hoy actúan controlando el 80% del mercado energético mundial. Estas instituciones suelen apostar sobre el precio a futuro (30, 60 o 90 días) del crudo.
Las especulaciones prácticamente no tienen límites e incluso, burlan los controles. Engdahl explica que “en los últimos años, el Congreso de los Estados Unidos que guiña el ojo a Wall Street (de quien recibe financiación) aprobó numerosas leyes que tutelan los bancos interesados en los mercados petroleros, entre ellas, una que permitió a Enron realizar, estando en bancarrota, una operatoria fraudulenta del valor de miles de millones de dólares para salvarse del colapso”.
Desde enero de 2011 la CFTC dispondría de las herramientas para imponer límites al uso especulativo del mercado del crudo. La misma CFTC, en efecto, admite que “enormes flujos de sumas especulativas generan una previsión que se verifica por sí misma y por lo tanto hace que se dispare hacia arriba el precio de los bienes”. Sin embargo parecen ser declaraciones de fachada, ya que no sólo su intervención sigue siendo morosa, sino que su propio presidente, Gary Gensler, proviene de... Goldman Sachs.
Puesto que los objetivos de los especuladores no es el de utilizar el petróleo, sino recabar beneficios de la especulación, esta intervención debería apuntar a poner un techo a la cantidad de crudo que cada compañía puede controlar en el mercado. De hecho, según el ministro del petróleo de Kuwait, Hani Hussein, “en base a la ley de la demanda y la oferta los precios del petróleo hoy no se justifican”. Engdahl cita también a Michael Greenberger, docente de la School of Law (Escuela de Leyes) de la Universidad de Maryland, en su momento regulador de la CFTC, quien sostiene que está demostrado que “la especulación agrega un evidente plus al precio del petróleo, pero por alguna razón esto no filtra como una opinión difusa”.
Esta permisividad escandalosa permite pues a un puñado de instituciones dominar el mercado de los derivados del petróleo, la principal bolsa de mercadería de Londres, y manipular en el corto plazo el precio del crudo y sus derivados. Sin estas intervenciones especulativas y sin las continuas amenazas a la seguridad internacional, reales o no, el precio del crudo debería ser más bajo.
El capitalismo financiero sigue en un modelo de peligrosa irracionalidad, también por eso se advierte la necesidad de reducir el peso de la economía financiera a nivel global, en beneficio de la economía real
1.“Peak Oil” or Wall Street Speculation?, 16.3.2012, www.globalresearch.ca 
2.Ver: “Mercados Vs democracia”, Cn revista, diciembre de 2011.

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