Uno de los dos precios de referencia del petróleo en los mercados
mundiales, el del Brent, entre 2011 y 2012, en seis meses pasó de casi
100 dólares el barril a más de 126 dólares, más del 25 % Pero desde
2009, cuando el precio era de 30 dólares el barril, a marzo pasado el
valor se multiplicó por cuatro.
¿Cómo explicar que se haya disparado tanto? Mientras el costo del
crudo pegaba ese salto, sin embargo, la demanda global de petróleo tuvo
una caída. Para la International Energy Agency (IEA), en efecto, si bien
la oferta de petróleo mundial creció en 1,3 millones de barriles
diarios en los últimos tres meses de 2011, la demanda en ese lapso
aumentó en más de la la mitad de ese incremento.
Por otro lado, la crisis financiera global está provocando una baja
del consumo de combustibles. En los Estados Unidos hubo una contracción
del 8% y en Europa el consumo se redujo el 22%; hasta en China y Japón
se registra una caída. En este contexto, hay que considerar que incluso
los nuevos descubrimientos de yacimientos junto al tan esperado aumento
de la capacidad productiva de Iraq (que se redujo notablemente a partir
de la invasión de los Estados Unidos en marzo de 2003) deberían haber
actuado en forma combinada para contener el precio del crudo y no
dispararlo en modo tan abrupto.
En un trabajo publicado en Global Research, F. William Engdahl1
sostiene que las dos explicaciones que se suelen dar para este aumento
–el haberse alcanzado el pico global de producción de crudo a partir del
cual se habría agotado la mitad de las reservas conocidas, y el peligro
de una guerra inminente entre Estados Unidos, Irán e Israel– están
“fuera de lugar”. El petróleo, explica Engdahl con un razonamiento que
no suele aparecer demasiado en el mainstream de los medios de
comunicación, “es cada vez más caro debido a las presiones especulativas
sobre los mercados realizadas con los hedge found o por grandes
institutos bancarios, como Citigroup, J.P. Morgan Chase y, más que
cualquier otro, Goldman Sachs... Reciben de hecho una generosa
colaboración de la agencia gubernamental estadounidense que tiene la
función de reglamentar los derivados financieros, la Commodity Futures
Trading Corporation (CFTC)”.
Vuelve a aparecer el nombre Goldman Sachs, del que recordamos la
corresponsabilidad en el descalabro financiero de Grecia, cuando
maquilló las cuentas públicas de este país ocultando a las autoridades
de la Unión Europea el real estado de esa economía.
Desde que Goldman Sachs adquirió J. Aron & Co., una
comercializadora de commodities, el mercado del crudo pasó de las manos
de productores y compradores para quedar en las manos de los titulares
de los fondos especulativos que hoy actúan controlando el 80% del
mercado energético mundial. Estas instituciones suelen apostar sobre el
precio a futuro (30, 60 o 90 días) del crudo.
Las especulaciones prácticamente no tienen límites e incluso, burlan
los controles. Engdahl explica que “en los últimos años, el Congreso de
los Estados Unidos que guiña el ojo a Wall Street (de quien recibe
financiación) aprobó numerosas leyes que tutelan los bancos interesados
en los mercados petroleros, entre ellas, una que permitió a Enron
realizar, estando en bancarrota, una operatoria fraudulenta del valor de
miles de millones de dólares para salvarse del colapso”.
Desde enero de 2011 la CFTC dispondría de las herramientas para
imponer límites al uso especulativo del mercado del crudo. La misma
CFTC, en efecto, admite que “enormes flujos de sumas especulativas
generan una previsión que se verifica por sí misma y por lo tanto hace
que se dispare hacia arriba el precio de los bienes”. Sin embargo
parecen ser declaraciones de fachada, ya que no sólo su intervención
sigue siendo morosa, sino que su propio presidente, Gary Gensler,
proviene de... Goldman Sachs.
Puesto que los objetivos de los especuladores no es el de utilizar el
petróleo, sino recabar beneficios de la especulación, esta intervención
debería apuntar a poner un techo a la cantidad de crudo que cada
compañía puede controlar en el mercado. De hecho, según el ministro del
petróleo de Kuwait, Hani Hussein, “en base a la ley de la demanda y la
oferta los precios del petróleo hoy no se justifican”. Engdahl cita
también a Michael Greenberger, docente de la School of Law (Escuela de
Leyes) de la Universidad de Maryland, en su momento regulador de la
CFTC, quien sostiene que está demostrado que “la especulación agrega un
evidente plus al precio del petróleo, pero por alguna razón esto no
filtra como una opinión difusa”.
Esta permisividad escandalosa permite pues a un puñado de
instituciones dominar el mercado de los derivados del petróleo, la
principal bolsa de mercadería de Londres, y manipular en el corto plazo
el precio del crudo y sus derivados. Sin estas intervenciones
especulativas y sin las continuas amenazas a la seguridad internacional,
reales o no, el precio del crudo debería ser más bajo.
El capitalismo financiero sigue en un modelo de peligrosa
irracionalidad, también por eso se advierte la necesidad de reducir el
peso de la economía financiera a nivel global, en beneficio de la
economía real
1.“Peak Oil” or Wall Street Speculation?, 16.3.2012, www.globalresearch.ca 2.Ver: “Mercados Vs democracia”, Cn revista, diciembre de 2011.
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