miércoles, 25 de abril de 2012

Puentes de igualdad


La resistencia de un puente a la carga no se mide sobre la base de sus puntos fuertes, sino sobre los sectores más débiles. Este criterio que conocen muy bien los ingenieros civiles es usado por Zygmunt Bauman como metáfora para establecer el criterio de nuestra "ingeniería social".
El grado de nuestra civilización está dado por nuestra preocupación por los sectores menos protegidos y no viceversa. Debería ser una suerte de permanente trabajo de ponerse en el lugar de quien es más débil para comprender qué tipo de servicios debe brindar el Estado, cómo intervenir para igualar en dignidad a los ciudadanos y de ese modo cohesionar a la sociedad.
Nuestro gran déficit, lo señala reiteradamente la CEPAL, es la cohesión social. A nivel latinoamericano, somos la región más desigual, no la más pobre. A no olvidarlo, incluso cuando Europa comete el garrafal error de encarar la tremenda crisis financiera que la azota sin atacar la causa del mal: la desregulación financiera y el enorme poder acumulado por bancos y entidades de la finanza, además del achicamiento de la economía real.
No podemos presentarnos como los que han resuelto este problema... legiones de pobres están ahí para recordarnos que estamos todavía en camino y algunos años de crecimiento no pueden hacernos olvidar décadas de atrasos. Falta un trecho grande todavía para garantizar la continuidad y la sustentabilidad de un modelo que comienza recién a diferenciarse del anterior. Lo cual no implica que un buen ejemplo no sea un buen ejemplo. El tiempo dirá se habremos logrado afrontar el núcleo duro de la pobreza que todavía nos desafía.

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