miércoles, 15 de febrero de 2012

Separar la paja del trigo


La pregunta es siempre la misma: ¿Qué sucede en Siria? La otra pregunta que viene de ello, inevitablemente, es: ¿Por qué sucede?
Es casi una obviedad que en los medios esté en curso una campaña mediática destinada a presentar el régimen de Bashar al-Assad como un despiadado asesino de civiles indefensos. Sobre todo, en la gran masa de la opinión pública compuesta por apresurados lectores, poco propensos a investigar entre la caterva de noticias que nos invade cotidianamente para separar la paja del trigo. Se alimenta así un coro unánime y un veredicto inapelable: Assad asesino, tiene que caer. Pero esto se entiende. ¿Quién tiene tiempo para analizar en detalle la noticia y para confrontar las fuentes de información de los medios gráficos y de los enviados? ¿Quién puede cotejar con otras fuentes alternativas? La mayor parte de los lectores de los medios que hoy han leído sobre la posición de la Liga árabe contra el régimen sirio, no tiene  tiempo de buscar el expediente presentado por el jefe de misión enviado por la misma organización árabe al lugar y que durante un mes comprobó que tanto el ejército como la guerrilla que se le opone están provocando un baño de sangre, a menudo con víctimas civiles (1). Además nadie puede saber que el expediente fue ocultado porque no dice lo que, en cambio, se quería que dijera: que toda la culpa es del régimen de Assad.
Para ser claro, no es que Assad esté exento de culpa, antes que nada, por la reacción torpe y criminal de su ejército que causó víctimas entre los civiles. Y no es que no exista una corriente de opinión dentro de la sociedad siria que vería con buenos ojos un paso al costado de Assad. Pero no de esta manera cruenta, es decir no mediante una sangrienta guerra civil, sino a través de un proceso interno pacífico y democrático, así como puede ser en el contexto de ese país.
Todo lo que esta acaeciendo en realidad lo pone en evidencia Thierry Meyssan que lo reconstruye detalladamente en “El Ejército sirio libre es comandado por el gobernador militar de Trípoli” (2), en cambio gran parte de los medios ofrece una visión diversa, por ejemplo La Repubblica (3).
Pero si se hace un poco de memoria, se comienza a notar algún dejà vu. Febrero 2003, ¿quién no recuerda en la sede de la ONU al Consejero de Estado de EEUU, Colin Powell, con la famosa probeta? Fueron las “pruebas documentadas” de la existencia de armas de destrucción masiva en Irak. También entonces la opinión pública sufría la influencia de la repetición mediática que había condenado ya a Saddam Hussein, asesino y despiadado dictador, que debía ser depuesto por una intervención militar. Poco tiempo después de la invasión y las irrefutables “pruebas” de la existencia de mecanismos diabólicos de cualquier tipo no se habló más del tema. Y no se podía hablar, porque no existían, así como no existía conexión alguna entre Saddam y Al Qaeda. 
En tanto, en Afganistán e Irak estaba en curso el espectacular choque de civilizaciones tan anunciado. Sus profetas predijeron acertadamente, era necesario actuar para llevar libertad y democracia a Medio Oriente y Asia Central… si no fuera por el hecho de que en realidad se destapó de la forma más torpe y cínica posible una primera caja de Pandora de conflictos internos: corrientes shiitas, como la mayoría de la población iraquí, dispuesta a exportar la revolución de Kohmeini a la región, comenzaron a chocar con la minoría sunita sostenida por las corrientes radicalizadas dispuestas a imponer su versión del Islam y reducir la influencia iraní. Para Occidente se trata de una cuestión aparentemente secundaria, teniendo en cuenta que el principal objetivo era el control de los yacimientos y de las rutas de transporte de los recursos energéticos, gasoductos y oleoductos. 
En Libia el guión no es muy diferente. De repente Kadhafi se volvió de un dirigente dispuesto a regresar a los rangos de sensatez política, al hostil despiadado con su propio pueblo. Pero también allí, las señales sobre la presencia de elementos de cuerpos especiales de varios ejércitos occidentales que han armado en poco tiempo una guerrilla revolucionaria han pasado en silencio, en las páginas visibles de las principales corrientes informativas o entremezcladas con cualquier tipo de información en el mar de la web. Es una lástima, porque pasaron en silencio los satélites rusos que no encontraron huellas de bombardeos aéreos contra los civiles en Bengasi, que azuzaron la “guerra humanitaria” con el apoyo del pueblo libio. O bien las señales sobre la poco clara presencia del Grupo Islámico Combatiente en Libia (LIFG por su sigla en inglés) considerado por las Naciones Unidas como expresión local de… Al Qaeda. ¡No es posible! ¡Pero, sí!
En septiembre de 2011 en efecto fue parte de la lista redactada por el Comité de aplicación de la resolución 1267 del Consejo de Seguridad. Pero no se trata de terroristas sólo para la ONU. Lo son también para el Departamento de Estado de los Estados Unidos que desde fines de 2004 los incluye entre ellos. El LIFG está todavía en la lista, precisamente en el número 26, y quien quiera lo puede controlar en el sitio web del Departamento de Estado (4). Así como es posible verificar que para el Departamento Interno británico el LIFG está todavía proscripto en el Reino Unido (5) porque “busca reemplazar el régimen libio con un estado islámico radical. El grupo es parte también de un más vasto movimiento extremista global, también éste inspirado en Al Qaeda. El grupo ha realizado muchas operaciones en Libia, incluso un atentado dirigido a asesinar en 1996 a Muhammar Kadhafi”. 
En 2007 el LIFG proveyó la mayoría de los kamikazes en Irak y se fusionó con Al Qaeda, lo anunció el mismo líder de Al Qaeda, Ayman al Zawahiri. En el anuncio de la revuelta en Libia, lo encontramos activo y apoyado por fuerzas especiales occidentales. La situación genera preocupación, y quizás algún sentimiento más intenso en el general Carter Ham, comandante estadounidense del Africom al cual es enviado a coordinar las acciones aliadas en Libia y a defender a los mismos terroristas que han actuado contra soldados de EEUU en Irak y Afganistán. En efecto, poco después es removido y la coordinación pasa a la OTAN.
En el verano de 2011 es derribada la resistencia del régimen de Kadahfi, muerto el viejo jefe, y al mando del adiestramiento del ejército de Libia nombran  a un hombre del LIFG, Abdelhakim Belhaj. Claramente no le dieron un rol secundario al LIFG del otro lado del Mediterráneo. Y ciertamente, el contacto entre la inteligencia estadounidense, francesa y británica con el grupo no se ha interrumpido. El hecho está en que los guerrilleros del LIFG aparecen ahora muy bien armados en Siria, junto a brigadas (¿o bandas?) extranjeras. Según algunos periodistas hay ciudadanos sirios que han reconocido por su acento no sólo combatiente libios, sino también iraquíes, jordanos y afganos. Pero también lo admiten dos fuentes “insospechables”, el Corriere della Sera (6), que cita la “misión” de Belhaj y de su vice Al Harati para sustentar la revolución siria. ¿Por cuenta de quién? ¿El CNT libio? En el ínterin, Al Harati admite haber sido él mismo, según su dichos, quien robó 240 mil euros entregados… por la CIA (!). ¿De dónde provienen los fondos que alimentan la guerra civil en Siria? Los núcleos que Al Harati conduce en tierra siria, especifica el artículo de Guido Olimpo, están muy bien armados, reciben financiación y apoyo de fuerzas especiales de Qatar, Arabia Saudita y países occidentales, particularmente británicas. Pero en Siria Al Harati está desde hace tiempo. En diciembre lo encontró el enviado especial del diario español ABC, que desde hace tiempo está alineado al frente anti-Assad. El reportero Daniel Iriarte lo encontró junto a otros guerrilleros libios. Parece que este hecho sorprendió al enviado español que quizás sabe bien que Al Harti y otro compañero suyo, Adem Kikli, son lugartenientes de Belahj y que éstos figuran entre los sospechosos del atentado de Madrid del 11 de marzo de 2004. Lo indica el ex primer ministro español José María Aznar en una entrevista en el blog de la CNBC del pasado 9 de diciembre (7).   
A este punto hace falta entonces tener mucho cuidado con considerar como atendible las versiones provenientes de Siria. Existen elementos consistentes que hacen pensar en una tentativa en curso para provocar la caída de Al Assad pero no en nombre de la democracia y de la libertad, sino de otros intereses, no completos los actuales esquemas geopolíticos, difusos, variados, que encuentran coincidencias como en este caso (8). Al Qaeda entonces también actúa en nombre de estos intereses que involucran a Occidente. Quien quiere trabajar en serio por la paz en Siria, como en cualquier otro lugar, debe pues empezar a separar la paja del trigo. Quizás la historia de la guerra global contra el terrorismo no es aquella que nos contaron hasta ahora. 



(1) Consideramos instructiva la lectura, de la cual redirigimos la traducción del sitio: www.peacelink.it
(2) En www.megachip.info, domingo 12.2.2012.
(3) Pietro del Re, “Siria, ora l’Onu mandi i caschi blu”, 13.2.2012
(4) http://www.state.gov/j/ct/rls/other/des/123085.htm La sigla está obviamente en inglés Libyan Islamic Fighting Group (LIFG). 
“Libyan Islamic Fighting Group (LIFG) The LIFG seeks to replace the current Libyan regime with a hard-line Islamic state. The group is also part of the wider global Islamist extremist movement, as inspired by Al Qa’ida. The group has mounted several operations inside Libya, including a 1996 attempt to assassinate Mu’ammar Qadhafi”.
(6) Guido Olimpo, Corriere della Sera, 11.11. 2012, Brigate internazionali in azione in Siria a fianco degli insorti.  
(7) Entrevista al ex primer ministro español Jose María Aznar, donde declara: ”or even worst, the Libyan rebel military commander, Abdul Hakim Belhad, a well-known jihadist who was one of the suspects involved in the Madrid train bombing of March 2004”.
(8) Cfr. Alberto Barlocci, Città nuova web, 9.2.2012, Sembra vero, anzi e falso.

lunes, 13 de febrero de 2012

Siria: Separare la paglia dal fieno

In Siria si riscontra la presenza di centinaia di guerriglieri libici che lottano contro il governo di Damasco. Fanno parte di un gruppo che ha ricevuto appoggio dalla Nato durante il conflitto libico e il cui leader è nel Consiglio Nazionale di Transizione della Libia. Il piccolo dettaglio è che è legato ad Al Qaeda e figura nelle liste di terroristi dell’Onu, gli Usa e il Regno Unito.


La domanda è sempre la stessa: cosa succede in Siria? L’altra domanda che ne consegue, inevitabile, è: perché succede?
E’ quasi una ovvietà che sui media sia in corso una campagna mediatica destinata a presentare il regime di Bashar al-Assad come uno spietato massacratore di civili inermi. Purtroppo, nella gran massa dell’opinione pubblica composta da sbrigativi fruitori di informazioni - poco propensi a ricercare tra la caterva di notizie che ci invade quotidianamente per separare la paglia dal fieno -, questa sortisce l’effetto di alimentare un coro unanime ed un verdetto inappellabile: Assad assassino, deve cadere. Ma questo lo si capisce. Chi ha il tempo di spulciare e confrontare le fonti di informazione dei mezzi stampa e degli inviati? O di cercare riscontri su altre fonti alternative? La maggior parte dei lettori dei media che hanno letto della posizione della Lega araba contro il regime siriano, non ha il tempo di cercarsi il dossier presentato dal capo missione (invitato dalla stessa organizzazione araba in loco), il quale durante un mese ha verificato che sia l’esercito che la guerriglia che vi si oppone stanno provocando un bagno di sangue, spesso con vittime civili, per verificarne la provenienza e la fedeltà al testo della traduzione (1). E non sa che il dossier è stato affossato perché non dice quello che invece si voleva che dicesse: che la colpa è tutta del regime di Assad.
Sia ben chiaro, non che Assad sia esente da colpe, prima tra tutte quella della reazione maldestra e criminale del suo esercito che causato vittime tra i civili. E non è che non esista una corrente di opinione all’interno della società siriana che vedrebbe di buon occhio un suo passo indietro. Ma non in questo modo cruento, dunque non a causa di una sanguinosa guerra civile, ma di un processo interno pacifico e democratico, così come può esserlo nel contesto di quel Paese.
Quanto sta accadendo in realtà è abbastanza evidente per Thierry Meyssan, che lo ricostruisce dettagliatamente ne L’Esercito siriano libero è comandato dal governatore militare di Tripoli (2), ma invece ne offre una visione abbastanza diversa la gran parte dei media, ad esempio La Repubblica (3).
Se però si fa un po’ di memoria, si comincia a notare qualche dejà vu. Febbraio 2003, chi non ricorda in sede Onu il Consigliere di stato Usa Colin Powell la famosa provetta… al borotalco? Erano le  “prove documentate” dell’esistenza di armi di distruzioni di massa in Iraq. Anche allora, l’opinione pubblica era influenzata da un tam tam mediatico che aveva già condannato Saddam Hussein, assassino e spietato dittatore, ad essere deposto da un intervento militare. Poco dopo ci fu l’invasione e delle irrefutabili “prove” dell’esistenza di ordigni diabolici di ogni tipo non se ne parlò più. E non se ne poteva parlare, perché non esistevano, così come non esisteva collegamento alcuno tra Saddam e Al Qaeda.
Intanto, in Afganistan e Iraq era in corso lo spettacolare scontro di civiltà tanto annunciato. I suoi profeti avevano predetto giusto, bisognava agire per portare libertà e democrazia in Medio Oriente e Asia Centrale… se non fosse per il fatto che, in realtà, si scoperchiò nel modo più maldestro e cinico possibile un primo vaso di Pandora di conflitti interni: correnti shiite, come la maggioranza della popolazione irachena, disposte a esportare la rivoluzione komeinista nella regione, si cominciarono a scontrare con la minoranza sunnita sostenuta dalle correnti radicalizzate disposte a imporre la loro versione dell’Islam e ridurre l’influenza iraniana. Per l’Occidente una questione apparentemente secondaria, visto che il principale obiettivo era il controllo dei giacimenti e delle rotte di trasporto delle risorse energetiche, gasdotti e oleodotti.
In Libia il copione non è differito molto. All’improvviso Gheddafi è diventato, da vicino disposto a rientrare nei ranghi della ragionevolezza politica, a nemico spietato del suo stesso popolo. Ma, anche lì, le segnalazioni della presenza di elementi di corpi speciali di vari eserciti occidentali che hanno messo su in poco tempo una guerriglia rivoluzionaria sono passate se non sotto silenzio, nelle pagine meno visibili del mainstram informativo o frammischiate a notizie di ogni tipo nel mare magnum della web. Peccato. Perché sono passati sotto silenzio i satelliti russi che non hanno trovato tracce dei bombardamenti aerei contro i civili a Bengasi, che scatenarono la “guerra umanitaria” a sostegno del popolo libico. Oppure le segnalazioni sulla poco chiara presenza del Gruppo Islamico Combattente in Libia (Lifg per la sua sigla in inglese) considerato dalle Nazioni Unite come espressione locale di… Al Qaeda. Ma no! Ma si!
A settembre 2011 faceva infatti parte della lista stilata dal Comitato di applicazione della risoluzione 1267 del Consiglio di Sicurezza. Ma non si tratta di terroristi solo per l’Onu. Lo sono anche per il Dipartimento di Stato degli Stati Uniti che dalla fine del 2004 li include tra questi. Il Lifg è ancora nella lista e occupa il posto numero 26, e chiunque lo può controllare nel sito web del Dipartimento di Stato (4). Così come è possibile verificare che per il  Dipartimento degli interni britannico il Lifg è ancora proscritto nel Regno Unito (5), perché “cerca di rimpiazzare il regime libico con uno stato islamico radicale. Il gruppo è anche parte di un più vasto movimento estremista globale, anche questo inspirato a Al Qaeda. Il gruppo ha realizzato molte operazioni in Libia, incluso un attentato volto ad assassinare nel 1996 Muhammar Gheddafi”.
Nel 2007 il Lifg fornisce la maggioranza dei kamikaze in Iraq e si fonde con Al Qaeda, lo annuncia lo stesso leader alqaedista Ayman al Zawahiri. All’annuncio della rivolta in Libia, lo troviamo attivo ed appoggiato da forze speciali occidentali. La cosa provoca preoccupazione, e forse anche qualche sentimento più intenso, nel generale Carter Ham, comandante statunitense dell’Africom, al quale viene ordinato di coordinare le azioni alleate in Libia e di difendere gli stessi terroristi che hanno agito contro soldati USA in Iraq e Afganistan. Infatti, poco dopo viene rimosso e la coordinazione affidata alla Nato.
Nell’estate 2011 viene piegata la resistenza del regime di Gheddafi, ucciso il vecchio rais e a capo dell’addestramento dell’esercito della Libia viene posto un uomo del Lifg, Abdelhakim Belhaj. Dunque un ruolo non certo da comprimari quelli assegnati al Lifg dall’altro lato del Mediterraneo. E, certamente, il contatto tra l’intelligence statunitense, francese e britannica col gruppo non è interrotta. Il fatto sta che i guerriglieri del Lifg appaiono ora molto ben armati in Siria, insieme a brigate (o bande?) straniere. Secondo alcuni giornalisti ci sono cittadini siriani che hanno riconosciuto dal loro accento non solo armati libici, ma anche iracheni, giordani, pashtun… Ma lo ammettono anche due fonti “insospettabili”, il nostrano Corriere della Sera (6), che cita la “missione” di Belhaj e del suo vice Al Harati per sostenere la rivoluzione siriana. Per conto di chi? Il Cnt libico? Nel frattempo, Al Harati ammette lui stesso di essere stato, a suo dire, derubato di 240 mila euro consegnatigli… dalla CIA (!). Da dove provengono i fondi che alimentano la guerra civile in Siria? 
I nuclei che Al Harati conduce in terra siriana, specifica l’articolo di Guido Olimpo, sono molto ben armati, ricevono finanziamento e appoggio di forze speciali del Qatar, Arabia Saudita e occidentali, particolarmente britanniche. In Siria però Al Harati c’è da tempo. A dicembre lo incontra l’inviato speciale del giornale spagnolo Abc, che da tempo è schierato sul fronte anti-Assad. Il reporter Daniel Iriarte lo trova insieme ad insieme ad altri guerriglieri libici. Pare che ne risulti sconvolto l’inviato spagnolo che forse sa bene che Al Harati ed un altro suo compagno, Adem Kikli, sono luogotenenti di Belahj e che quest'ultimo figura tra i sospetti dell’attentato di Madrid del 11 marzo 2004. Lo indica lo stesso ex primo ministro spagnolo Josè Marìa Aznar in una intervista al blog della Cnbc dello scorso 9 dicembre (7).
A questo punto bisogna allora fare molta attenzione a considerare come attendibili le versioni provenienti dalla Siria. Esistono elementi consistenti che fanno pensare a un tentativo in atto di provocare la caduta di Al Assad ma non in nome della democrazia e della libertà, ma di altri interessi, non ultimi gli attuali schemi geopolitici, diffusi, variegati che sono coincidenti come in questo caso (8). Al Qaeda allora agisce anche a nome di questi interessi che invischiano l’Occidente. 
Chi vuole lavorare sul serio della pace, in Siria come altrove, deve dunque iniziare a separare la paglia del fieno. Forse la storia della guerra globale contro il terrorismo non è quella che ci è stata raccontata finora.



(1) Consideriamo istruttiva la lettura, di cui riportiamo la traduzione del sito Peacelink:  www.peacelink.it
(2) Su www.megachip.info domenica 12.2.2012.
(3) Pietro del Re, “Siria, ora l’Onu mandi i caschi blu”, 13.2.2012
 (4) http://www.state.gov/j/ct/rls/other/des/123085.htm La sigla  è ovviamente in inglese Libyan Islamic Fighting Group (LIFG).
(5) http://www.homeoffice.gov.uk/publications/counter-terrorism/proscribed-terrorgroups/proscribed-groups?view=Binary
Libyan Islamic Fighting Group (LIFG) The LIFG seeks to replace the current Libyan regime with a hard-line Islamic state. The group is also part of the wider global Islamist extremist movement, as inspired by Al Qa’ida. The group has mounted several operations inside Libya, including a 1996 attempt to assassinate Mu’ammar Qadhafi”.
(6) Guido Olimpo, Corriere della Sera, 11.11. 2012, Brigate internazionali in azione in Siria a fianco degli insorti
(7) 
Intervista all’ ex primo ministro spagnolo Jose Marìa Aznar, dove dichiara: ”or even worst, the Libyan rebel military commander, Abdul Hakim Belhad [sic!], a well-known jihadist who was one of the suspects involved in the Madrid train bombing of March 2004”.  http://www.cnbc.com/id/45600052/Spain_s_Former_Prime_Minister_Jose_Maria_Aznar_on_the_Arab_Awakening_and_How_the_West_Should_React
 (8) Cfr. Alberto Barlocci, Città nuova web, 9.2.2012, Sembra vero, anzi e falso.

jueves, 9 de febrero de 2012

Sembra vero, anzi è falso

Un dossier svela giochi di potere dietro gli abusi attribuiti al regime: c’è il confronto tra opposte correnti all’interno del mondo islamico ma anche interessi geopolitici forti entrati già in azione in Libia.

Ma cosa sta succedendo in Siria? I media occidentali riflettono unanimi l’immagine di un regime spietato che spara impietosamente sui civili che scendono in piazza reclamando riforme democratiche. E’ l’immagine che vogliono presentare i governi interessati alla caduta di Bashar al-Assad, sia tra gli stessi membri della Lega Araba, primi fra tutti la dinastia saudita e il Qatar, e poi Stati Uniti, Francia, Regno Unito e gran parte dell’Occidente. Ma in realtà le manifestazioni in sostegno di Assad rivelano come sia ben lungi dall’essere ripudiato dalla maggioranza dei cittadini. Tanto la maggioranza sunnita, come la minoranza cristiana, sarebbero certamente a favore di un cambio di regime, ma non nei modi che si stanno prospettando e ancor meno in modo cruento. Una «guerra civile provocherebbe centinaia di migliaia di morti», chiarisce a Città Nuova una fonte consultata. Non è dunque vero sostenere che la gente sia disposta a sollevarsi con le armi contro un regime che, va detto, non è certo un modello di democrazia al quale i venti della primavera araba avrebbero dovuto e potuto consigliare una maggiore apertura.

Il dossier Le segnalazioni di gruppi infiltrati in territorio siriano non è una novità al di fuori del mainstream informativo. Ed anche le versioni su chi sta sparando sulla folla sono da tempo discordanti. La stessa Lega Araba ha inviato sul posto 166 osservatori per rilevare cosa stesse accadendo (1). Il loro dossier presenta un quadro abbastanza dissimile da quanto viene diffuso dalle cancellerie dei governi e, di rimando, dai media. Infatti, il documento è passato sotto silenzio sebbene al suo interno viene messa in discussione la notizia che il governo abbia operato una organizzata e letale repressione. Vengono attribuiti ad alcune bande sospette l’assassinio di centinaia di civili e di migliaia di soldati; bande che sarebbero dietro ad attentati con bombe negli autobus di linea, sui treni che trasportano gasolio, su ponti e condutture.

Come in Libia Il copione non è molto dissimile da quello applicato in Libia, dove pure all’improvviso è sorta una guerriglia armata in un Paese dove l’opposizione non sembrava estremamente attiva. La presenza di elementi di servizi di intelligence e forze speciali straniere è stata rilevata più volte, oltre alla presenza di gruppi di miliziani considerati vicini ad Al Qaeda dalle stesse Nazioni Unite.
Oggi la Siria è parte di uno scenario all’interno del quale avviene un doppio scontro, espressione di una problematica complessa.
Il primo è tra differenti correnti interne al mondo islamico, concretamente sciiti e sunniti. Nei governi a maggioranza sunnita, come l’Arabia Saudita, non è visto di buon occhio l’aumento dell’influenza sciita nel mondo arabo attraverso il regime iraniano, che però raccoglie simpatie popolari per la sua ferrea opposizione allo stile di vita occidentale. Il regime di Teheran non fa mistero del suo progetto di esportare la rivoluzione khomeinista all’interno dell’Islam (e dell’appoggio a gruppi come Hezbollah in Libano e Hamas a Gaza). Il sunnismo wahabita di Ryad considera eretica la sorta di mediazione tra il sacro e il profano degli ayatollah e vi si oppone. A suo tempo la casa Saudita finanziò con 30 miliardi di dollari la guerra tra Iraq e Iran negli anni ‘80. Per Renzo Guolo, docente di Lettere e Filosofia all’università di Padova, “lo sciismo come religione di minoranza e come religione degli oppressi, in qualche modo ha trovato un alfiere nella repubblica islamica iraniana” (2).

L’alleanza con l’Iran La Siria è il principale alleato del governo iraniano. Rappresenta un caso anomalo, perché la maggioranza sunnita della popolazione (70 per cento) è governata dagli alawiti (12-13 per cento). E si sa che la Siria è un tassello centrale nel mondo mediorientale, da qui la sua importanza strategica. «Gli alawiti, cui è legato Assad provengono da una storica corrente dello sciismo e quindi è evidente che c’è affinità religiosa molto forte. C’è anche una forte affinità politica, considerando che l’Iran e la Siria hanno un patto militare che li sorregge. Quindi una caduta del regime a Damasco avrebbe effetti non solo su Israele ma anche sull’Iran», conclude Guolo (3). E va tenuto presente che l’attuale situazione è vista con favore da settori dell’islamismo siriano più radicale, come salafiti e Fratelli mussulmani, che sanno bene di essere i possibili eredi dell’attuale regime, come è già accaduto in altri Paesi arabi.

Su questa questione a sfondo religioso, s’innesta la dimensione geopolitica del problema. A nessuno sfugge che indebolire questo alleato dell’Iran significa indebolire il regime degli ayatollah, un obiettivo che la Casa Bianca annovera tra i principali. Lo favorisce senz’altro la poca prudenza dimostrata dal presidente Ahmadinejad nelle sue dichiarazioni assurde, negando la Shoà e predicando la distruzione di Israele. Ma il fatto di essere disposti a una politica spregiudicata riguardo all’Occidente, da un lato e la crescita del rapporto commerciale con la Cina – che ha firmato un contratto per l’uso di gran parte della produzione di gas e petrolio iraniano per i prossimi 25 anni – sono motivi che pesano in modo notevole su Washington.

La Russia non sta in disparte La Russia, alleato storico della Siria, che ha già constatato fino a che punto la Nato è disposta a neutralizzare avversari come la Libia (erano russi i satelliti che hanno smentito la falsa versione di bombardamenti aerei contro i civili a Bengasi) non vede certo di buon occhio una destabilizzazione della Siria in un area vicina alle sue frontiere; teme poi che il conflitto possa estendersi, ad esempio, al Libano.
E attenzione che non è solo in Siria che si sta agendo in base alla ragion di Stato, prescindendo dalle vittime che provocano decisioni come quella di scatenare una guerra civile. In Iran sta avvenendo qualcosa di simile. Col titolo di “Falsa bandiera”, su Foreign Policy, Mark Perry presenta un resoconto dell’infiltrazione del Mossad dell’organizzazione Judallah attiva in Iran (4). Il rischio di un conflitto è dunque più vicino di quanto si pensi.
Una situazione pertanto delicata, mentre i motivi di fondo restano sommersi dal linguaggio diplomatico e dal controllo sull’informazione. In queste condizioni la strombazzata difesa dei principi democratici in Siria occulta un futuro almeno incerto.
Sul piano internazionale la costruzione di autentici progetti politici per affrontare un villaggio globale sempre più complesso si fa ancora attendere.

(1) Report of the Head of the League of Arab States Oberserver Mission to Syria for the periodo from 24 December 2011 to 18 January 2012.
http://www.columbia.edu/~hauben/Report_of_Arab_League_Observer_Mission.pdf
(2) Sciiti e sunniti nell’epoca di Assad , sul mensile della ong Emergency, E-on line:  http://www.eilmensile.it/2011/12/24/sciiti-e-sunniti-nellepoca-assad/
(3) Ibid.
(4) False flag, Foreign Policy, 13 gennaio 2012.
http://www.foreignpolicy.com/articles/2012/01/13/false_flag

martes, 7 de febrero de 2012

Artico: una zona calda?

La riduzione dei ghiacci nel mar Glaciale Artico sembra accelerare. Diventano accessibili importanti giacimenti di gas e petrolio e nuove rotte commerciali. La questione delle acque territoriali.

Alla fine, il famoso passaggio a nord ovest è stato trovato. Ma non per merito di qualche intrepido viaggiatore, quanto piuttosto per effetto dell’accelerato scioglimento dei ghiacci del polo nord. Secondo vari centri di ricerca che seguono l’evoluzione dei ghiacci dell’Artico, nell’estate 2011 si è registrata la maggiore diminuzione dal 1979. Il fenomeno non lascia tranquilli gli scienziati, dato che nel 2007 è stata registrata l’altra maggior riduzione e non è facile prevedere gli effetti complessivi del fenomeno. Non manca chi considera catastrofica la loro sparizione.
“Buone notizie” (data la premessa le virgolette sono d’obbligo) per le compagnie di navigazione che potranno passare dall’Atlantico al Pacifico senza attraversare il canale di Panama, quindi risparmiando almeno 4 mila km. E si riducono del 40 per cento le distanze tra Europa ed Asia rispetto alla rotta che passa per il canale di Suez.
I ghiacci attorno al Circolo polare artico non sono stabili come quelli dell’Antartide perché le temperature, per effetto del clima marino, sono meno estreme. Durante l’inverno aumentano notevolmente per poi ridursi durante l’estate, raggiungendo la minima estensione nel mese di settembre. Nel 2011 l’estensione minima (4,3 milioni di chilometri quadrati), è stata ben al di sotto dei normali (4,6 milioni). Secondo alcuni modelli climatici, nel 2100 l’Artico potrebbe perdere tutta la sua copertura di ghiaccio estivo. Secondo il National snow and ice data center (Nsidc), l’anno record negativo del 2007 è stato caratterizzato da combinazioni climatiche che favorivano lo scioglimenti dei ghiacci, ma anche nel 2011, nonostante sia stato un anno più normale dal punto di vista climatico, il riscaldamento dell’Artico è proseguito.
Per James Overland, della National oceanic and atmospheric administration Usa (Noaa) «non è un evento casuale, ma un cambiamento a lungo termine del clima artico».
Si terrà conto di questa realtà che può influire sul clima globale del pianeta o i governi agiranno abbagliati solo da questo «formidabile teatro di operazioni dotato di un importante potenziale minerario», come scrive Alexandr Latsa editorialista di Ria Novosti?
Il riscaldamento globale nella regione artica, infatti, sta aprendo nuove diatribe tra i Paesi le cui coste si affacciano sulla regione: Russia, Stati Uniti, Canada, Danimarca e Norvegia. Il ritiro dei ghiacci sta rendendo raggiungibili importanti giacimenti di petrolio e di gas: si stima che nell’Artico vi sia circa il 22 per cento delle risorse mondiali di petrolio e di gas. Non a caso, i russi, in modo unilaterale, hanno già piantato la loro bandiera nei fondali della zona ancora controversa dell’Artico.
Ad ogni modo, conviene tener presente che non si tratta di uno sfruttamento facile: i ghiacci si sciolgono ma le temperature sono ancora proibitive e la tecnologia per realizzare impianti di estrazione non è disponibile a tutte le compagnie petrolifere. La stessa Russia sembra orientarsi su joint venture, con soci di altri Paesi.
In base al diritto marittimo, l’Artico è considerato alto mare, quindi nessuna sovranità può essere reclamata. Ciascun Paese conserva una zona economica esclusiva di 200 miglia marittime dalla costa, che può essere estesa anche oltre se si può provare la continuità della piattaforma continentale fino alla zona oggetto del reclamo. È quanto stanno cercando di dimostrare i russi nel caso della dorsale Lemonosov, andando più in là dello stesso Polo, oltre a considerare di propria pertinenza il triangolo formato da Polo Nord e regioni costiere site all’estremo nord ovest, Murmansk, e nord est, Chokotski, del suo territorio.
Mosca ha assunto una posizione energica sulla questione: nel 2010 ha dichiarato che trattandosi di una questione di sicurezza nazionale «non si esclude l’uso della forza per risolvere controversie che potrebbero sorgere nella battaglia competitiva per le risorse naturali». Ma a dire il vero, lo stesso Putin in occasione del summit celebrato a Mosca lo scorso settembre, dal titolo “Artico: territorio di dialogo”, ha dichiarato di non aver dubbi che gli «attuali problemi nell’Artico possono essere risolti con spirito di collaborazione, attraverso negoziati e sulla base delle norme internazionali vigenti», riaffermando una tradizione di politica estera costruita sul rispetto delle norme giuridiche. Inoltre, proprio il manifestarsi di possibili divergenze future, ha aiutato Russia e Norvegia ad accordarsi su alcune questioni territoriali nel mare di Barents, che perduravano tra i due Paesi fin dagli anni Cinquanta.
La necessità di costosi investimenti e il ricorso a tecnologie di estrazione avanzate, sta infatti facendo convergere gli interessi di vari altri Paesi dotati di capitali e metodi estrattivi, tutto sommato favorendo una cooperazione che potrebbe avere come effetto quello di mitigare eventuali contrasti.
Per Lev Voronkov, esperto russo di Artico, in questo scenario «nessun problema può essere risolto da un Paese solo. È indispensabile cooperare, ed è specialmente controproducente il confronto militare».
La sempre maggiore interdipendenza tra i Paesi, trova in scenari del genere una ulteriore conferma. Forse si potrebbe far tesoro della lezione appresa dalla Guerra Fredda: gli accordi sono sempre migliori delle prove di forza.

lunes, 6 de febrero de 2012

Riconciliazione tra palestinesi

Dopo la violenta separazione nel 2007 tra le fazioni di Fatah e Hamas, i rispettivi rappresentanti hanno firmato un documento di riconciliazione. Ad Abu Mazen l’incarico di un governo di tecnici .

Insomma ci sono riusciti. Dopo essersi scontrati a suo tempo a colpi di kalashnikov, Hamas e Fatah, le due principali organizzazioni palestinesi, sono riuscite a raggiungere un accordo. Grazie alla mediazione del Qatar attraverso l’emiro Hamd Bin Khalifa al-Thani, il presidente della Autorità Nazionale Palestinese (Anp) Abu Mazen, in rappresentazione di Fatah, e lo sceicco Khaled Meshal, rappresentante di Hamas, hanno siglato il 6 febbrario una dichiarazione a Doha.
In base al testo, Abu Mazen sarà incaricato di costituire un governo di tecnici che possa gestire la vita dei palestinesi sia di Cisgiordania che della striscia di Gaza. Contemporaneamente, il governo appronterà le misure necessarie per celebrare le elezioni politiche e presidenziali da celebrarsi nei territori il prossimo mese di maggio.
L’accordo siglato a Doha si presenta come uno sforzo per riconciliare queste due fazioni che dal 2007 erano giunte ad una virtuale separazione dei territori palestinesi. Hamas rappresenta l’ala più intransigente, ma anche quella più popolare, meno invischiata negli scandali per corruzione che hanno spesso macchiato il più numeroso gruppo di Fatah, impegnato tra l’altro ad affrontare forse con maggior pragmatismo l’annosa questione del conflitto con Israele.
Ed infatti è proprio da parte israeliana che giungono le maggiori critiche all’accordo di riconciliazione raggiunto in questi giorni. Il primo ministro israeliano Benyamin Netanyahu ha criticato energicamente il riavvicinamento tra i due gruppi, affermando che Abu Mazen deve scegliere tra la pace con Israele e la pace con Hamas. Per il premier israeliano la pace con Hamas e con Israele è inconciliabile, almeno finché l’organizzazione non deciderà di abbandonare la pratica del terrorismo, non riconoscerà il diritto di esistere dello Stato israeliano e non rispetterà gli impegni assunti dall’Anp. Forse con maggiore cautela, la Casa Bianca ha invece ribadito l’appoggio a una riconciliazione tra palestinesi, ma se verrà promossa la pace.
Nel frattempo, Abu Mazen e Meshal hanno stabilito anche di ricostituire il Consiglio nazionale palestinese, massimo organo della Olp. Sia a Gaza che in Cisgiordania la notizia è stata ben ricevuta dai rispettivi capi degli esecutivi delle due fazioni.
L’accordo raggiunto non suppone aver sormontato gli ostacoli esistenti, tra questi, il poco tempo disponibile per formare un governo e organizzare le prossime elezioni. Inoltre, non pare facile che il governo possa ottenere il controllo sulla milizia armata di Hamas, che ha dimostrato essere efficace e ben armata. Ciò nonostante si tratta di un passo pur sempre positivo. La vittoria dei Fratelli mussulmani e di gruppi vicini ad Hamas nelle elezioni svoltesi in vari Paesi arabi negli ultimi mesi ha reso il gruppo meno disponibile a fare concessione ad Abu Mazen e Fatah. Anche se tale vittoria è stata possibile probabilmente dal maggiore pragmatismo dimostrato proprio dai menzionati gruppi. Certo è che la separazione tra palestinesi giovava poco alla causa della pace in Medio Oriente.