jueves, 23 de junio de 2011

Cuando la economía es canalla

Las mafias han comprendido con mucha rapidez cómo funciona la economía globalizada. Sus capitales han penetrado en el sistema financiero y se han vuelto necesarios para el mismo. La importancia de la lucha contra el lavado de dinero.

por Alberto Barlocci


El fenómeno de las mafias no se limita al mero aspecto delictivo: tráfico de drogas, juego clandestino, prostitución, extorsiones, etc. Hoy la batalla más importante contra el crimen organizado, y la menos conocida, se libra en el terreno económico. El término bélico no es una mera metáfora, sino un realidad que en México, por ejemplo, cobra particular evidencia con más de 12.000 muertos al año. “Los 'Grupos Z' son un verdadero ejército de ex militares adiestrados, que gracias a su preparación han desplazado a los viejos delincuentes controlando zonas enteras”, explicó a Cn revista el sociólogo Rodolfo Soriano de la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco. En Colombia, la guerrilla ha dejado de alimentarse de la ideología y hoy sigue el patrón del comercio de la cocaína.
Para el prestigioso periodista británico Misha Glenny (1), experto en la región de los Balcanes, las guerras en la ex Yugoslavia tuvieron como telón de fondo una guerra entre mafias.
Pero la situación ha alcanzado niveles de mucha gravedad ya que las mafias han comprendido plenamente el mundo de la economía globalizada y se han adecuado perfectamente a ella. Y el dinero es poder no sólo económico sino también, tarde o temprano, político.
Para Roberto Saviano, autor del libro Gomorra, espeluznante descripción de la camorra, la mafia napolitana, “la emergencia del terrorismo nos distrajo del narcotráfico, mientras en realidad estas dos actividades se superponen a menudo” (2). De hecho, describe luego cómo la cocaína es vendida por las mafias italianas a los mafiosos turcos a cambio de armas que terminan o en mano de grupos beligerantes o de terroristas, y a menudo ambos son la misma cosa.
El mero hecho de que las mafias disponen de fuentes astronómicas de dinero , implica que luego necesiten volcar esos ingresos en actividades legales para su “lavado”. A su vez, eso supone la progresiva penetración de capitales de proveniencia mafiosa en el sistema económicos y financiero global. Hay evidencias que indican que meses después de que estallara la crisis financiera en Estados Unidos en 2008, que luego se extendió por todo el mundo, las mafias estaban en cambio garantizaban la liquidez del mercado de capitales.

Beneficios enormes y negocios legales
La penetración del dinero mafioso en actividades legales avanza en sigiloso silencio y en modo aparentemente imparable no sólo en territorio italiano, sino en la economía globalizada. A menudo, el tema incluso provoca cierto escozor en los gobiernos renuentes en admitir este hecho. Sucede en Alemania, en Canadá, en Australia, España, etc. “No logramos que se incluya este tema en el debate político y social”, se quejaban fuentes de la policía catalana.
Algunos números da una idea del volumen de ingresos: las tres mafias italianas reúnen al año de 120 mil a 180 mil millones de euros, es decir de 180 mil a 270 mil millones de dólares.
Según Francesco Forgione, ex legislador y autor de una poderosa investigación sobre la presencia mafiosa en la economía global (3), una mitad de este monto cubre los gastos de la organización, la otra (entre 100 mil y 120 mil millones de dólares) se vuelca en actividades empresariales legales. Una suma asombrosa, que se explica por el alto nivel de rentabilidad de las actividades delictivas, incomparable con cualquier otro tipo de negocio legal.
Tan sólo el negocio global de la cocaína, el “petróleo blanco”, produce al año 460 mil millones de dólares. El producto puro es adquirido a unos 2.000 dólares por kg, para luego ser cortado con otras sustancias que multiplican su peso por 4 o por 5. Al detalle en Europa el precio se dispara a 100 dólares el gramo, 100 mil dólares el kg.
El riesgo para el ciudadano común consiste en que una inocente actividad de esparcimiento como ir a cenar a un restaurante de Berlín o hacer compras en un centro comercial de Andalucía, sin saberlo, puede estar financiando las mafias. Roberto Saviano sostiene en Gomorra que buena parte de la industria de la construcción del norte de Italia y la industria turística de Escocia están bajo el control de la camorra. Levantó un avispero el caso reciente de un lujoso bar de la famosa Via Veneto de Roma que resultó ser controlado por la 'ndrangheta. Restaurantes y pizzerías en Alemania, negocios de import-export de alimentos en Estados Unidos, Canadá, medicamentos en Venezuela y, por supuesto, los negocios inmobiliarios en todo el mundo son algunas de las ramas de actividades legales. Hay ademas vínculos internacionales entre las organizaciones criminales como los carteles de la droga de México y Colombia, la mafia albanesa, la chechena, la de Rusia, los turcos... Los cual hace más tentacular aún el fenómeno a escala global (4).

¿Cómo luchar?
Nos están matando con el secuestro del dinero y de los bienes!”, se quejaba un boss mafioso en una interceptación telefónica de la policía italiana. Desde que la medida de la incautación de los bienes de los mafiosos es moneda corriente en los procedimientos judiciales, las mafias han recibido golpes muy duros. A su vez, Francesco Forgione enfatiza, respecto de la cooperación entre sistemas penales a nivel internacional, la tipificación de los delitos mafiosos, siguiendo la exitosa experiencia italiana, y la aplicación de rigurosas normas antilavado. Hoy un boss mafioso puede pasearse libremente por España, Alemania o Reino Unido”, señalan Saviano y Forgione, donde son ciudadanos respetados porque el código penal de esos países no contempla el delito de actividad mafiosa. Falta todavía una cooperación global a ese nivel.
Un paso todavía más importante ha sido dado meses atrás por el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, cuando propuso acabar con los paraísos fiscales, refugio ideal para el dinero producido en modo ilícito.
En materia de normas antilavado, en nuestro país recientemente el Congreso aprobó más estrictas normas que persiguen el lavado de dinero. José Sbatella, el presidente de la Unidad de Información Financiera (UIF), el organismo estatal que trata la información sobre movimientos de dinero para prevenir el lavado, explicó a Cn revista que la nueva ley “crea un delito autónomo en el código penal, en un capítulo nuevo del mismo que son los delitos contra el orden económico y social. Esto hace posible investigar a parte el delito que genera la masa de dinero a lavar, que en la anterior legislación constituía la figura del encubrimiento, para penar ese movimiento financiero que no tiene una explicación lícita. Además de llevar a prisión se puede pedir el decomiso de ese dinero. El efecto judicial es el de acortar los plazos para la generación de la imputación penal. Con el sistema anterior todo el tiempo se iba buscando el delito que generaba ese dinero, tráfico de drogas o de armas, prostitución de menores, estafa contra el Estado, etc., pero el dinero producido por el ilícito quedaba fuera de las líneas de investigación. De hecho, en diez años no hubo condenas por eso y el objetivo de la ley de antilavado (la Ley 25.246 del año 2000, NdR) no se estaba cumpliendo. Con el agravante de que la prevención, en el aspecto administrativo con el sistema de reportes, tampoco había generado multas y sanciones a los sujetos obligados a informar”. La ley, agrega Sbatella, crea un sistema antilavado coordinado por la UIF del que participan los organismos del Estado como la AFIP, el Comisión Nacional de Valores, el Sedronar (el organismo que lucha contra la droga), etc. además de 24 sujetos privados obligados a dar información como los contadores y escribanos, las joyerías, etc.
El crimen organizado es una amenaza que afecta la cohesión social en esos bolsones de pobreza donde recluta mano de obra. Sin duda, para erradicarlo de raíz hay que crear los “anticuerpos” para reconstruir el tejido social dañado en el que prospera, fundamentalmente a través de la educación y el trabajo. “En México el presidente Calderón se embarcó en la lucha contra los carteles de la droga, sin tener en cuenta la necesidad de brindar primero alternativas a los campesinos que cultivan cannabis, etc.”, recalca el sociólogo mejicano Rodolfo Soriano. Y lo mismo podría decirse en Colombia y Bolivia, en el sur de Italia, en Kosovo o Bulgaria.
En cambio, en los ámbitos de bienestar las mafias encuentran financiación y, en el sector financiero connivencia. Trabajar con herramientas políticas y jurídicas, como erradicar las desigualdades existentes parece ser un antídoto posible, sin duda, pero urgente.


Apartado 1: ¿Qué es la mafia?
La palabra mafia aparece por primera vez en un documento oficial redactado en 1865 por el representante del gobierno de Roma en Sicilia. El término tiene una amplia etimología, que abarca expresiones árabes y de diferentes dialectos italianos. Y es a partir de 1875 que se habla de ella como de organización delictiva. En la región de Calabria, en cambio, se ha desarrollado la ‘ndrangheta, término proveniente del griego andragathía (lealtad, coraje). En Nápoles tomó el nombre de camorra, y el término puede tener tanto el origen español de riña, refriega, como el topónimo bíblico de Gomorra, aludiendo al vicio y por ende a lo ilegal.
La crónica amarilla habla a menudo de “mafia”, cuando en realidad se trata de delitos que muchos códigos penales tipifican como asociaciones para delinquir. La diferencia entre las mafias y una común organización delictiva es enorme. Para la mafia es clave la organización territorial y jerárquica hasta llegar a la cúpula de cada familia o cosca (clan), como está repartida la siciliana Cosa Nostra. La ‘ndrangheta privilegia los clanes familiares, llamados ndrine. Todas poseen su código interno –el más conocido es el de la omertá (silencio)–, e incluso sus rituales de iniciación. La estructura territorial hace que compitan con el Estado, porque las mafias dan trabajo, ofrecen seguridad y protección, dirigen actividades económicas legales, incluso sostienen económicamente a las familias de los miembros en la cárcel.


Apartado 2: Caldo de cultivo
La pobreza y la falta de alternativas de trabajo suelen ser el caldo de cultivo del crimen organizado. Erradicar el uso de la hoja de coca para producir cocaína, o el cannabis para el hachís y la marihuana, o la amapola para la heroína en Bolivia, como Colombia, en México como en Afganistán supone brindar una alternativa concreta a los agricultores. 
En el sur de Italia, pese a que el país es miembro de las ocho economías más poderosas, el problema más graves es la falta de trabajo. Las mafias emplean el 10-12% de la fuerza trabajo, con puntas del 27% en Calabria. Eso implica una penetración en los ganglios del tejido social del que se retro alimenta.


Notas
(1) L'Internazionale, nro. 787, marzo de 2009, Gomorra ai tempi della crisi, entrevista a Misha Glenny y Roberto Saviano.
(2) Ibid.
(3) Cfr. Francesco Forgione, Mafia export, Anagrama, Barcelona, 2010.
(4) Misha Glenny, Mc Mafia, Buenos Aires, 2008 y Loretta Napoleoni, Economía canalla, Buenos Aires, 2009.

viernes, 3 de junio de 2011

El drama nos enseña

Artículo publicado por Cn revista en el mes de abril de 2011, www.ciudadnueva.org.ar  
por Alberto Barlocci

Mientras se redactan estas líneas, el drama de Japón que comenzó el 11 de marzo sigue vigente. La secuencia catastrófica ha sido sorprendente hasta para un pueblo previsor como el de “la tierra del Sol naciente”: de un terremoto devastador de gran magnitud se pasó a un tsunami con olas de hasta diez metros de altura, para terminar con un incidente nuclear al quedar dañada la central atómica de Fukushima, en el norte del país.

Es temprano para realizar un análisis acabado de lo ocurrido. Pasan los días y todavía no hay un número cierto de víctimas, que crece, ni una evaluación acabada de los daños, que son gigantescos. La lucha se concentra en evitar un mayor desastre nuclear e intentar controlar los reactores dañados, ya que los vientos podrían llevar las radiaciones atómicas hasta la costa americana.


Renacer de las cenizas
Luego de la Segunda Guerra Mundial, y del atroz e injustificado bombardeo nuclear de Hiroshima y Nagasaki, Japón tuvo que reconstruirse y prácticamente renacer. Que en el lapso de pocas décadas se haya transformado en la tercera economía del planeta, dotada de gran solidez, habla claramente del espíritu de un pueblo que, además, habita un territorio que carece de recursos naturales y con múltiples accidentes geográficos.

Los 128 millones de japoneses están repartidos en un archipiélago formado por cuatro islas principales junto a más de seis mil islas menores. La capital, Tokio, es una megalópolis de 34 millones de habitantes. El 73 por ciento de sus 377.835 km2 de superficie –el equivalente a las provincias de Buenos Aires y Formosa juntas– está conformado por montañas que alcanzan los 3.700 metros de altura. Su ubicación cerca de importantes fallas geológicas lo convierte en un territorio de muy elevado riesgo sísmico.

Uno de los principales problemas para los japoneses es el espacio. El costo por metro cuadrado de las construcciones es muy elevado debido a las medidas de prevención antisísmicas y a la escasez de superficie. Por este motivo se suele vivir en ambientes reducidos.

Para alcanzar el nivel de desarrollo actual, el país tuvo que intervenir fuertemente sobre una geografía hoy surcada por una red ferroviaria de alta velocidad e incontables autopistas. La producción de energía eléctrica ha sido clave para la industrialización. Para no depender por completo de la importación de combustible, se construyeron represas hidroeléctricas y centrales nucleares. En materia de represas, luego de China y los Estados Unidos, es el país que más ha construido. En materia nuclear, ocupa el tercer lugar luego de los Estados Unidos y Francia, con 55 centrales atómicas.

La fortaleza alcanzada es enorme. Basta pensar en la decisión del Gobierno de Tokio, a pocos días del desastre, de inyectar en el mercado 122.000 millones de euros (unos 180.000 millones de dólares) tan sólo para tranquilizar las bolsas.


Hasta dónde
La pregunta es: ¿hay un límite razonable para evitar ser víctimas de los peligros que genera nuestro propio desarrollo? ¿Es racional y, sobre todo, respeta criterios sustentables la modificación drástica de un territorio?Dos hechos amplificaron la catástrofe natural en tierra nipona: el colapso de una represa y la destrucción de una central nuclear.

Las reacciones en la comunidad internacional tienen en cuenta que el país devastado es precisamente el mejor preparado en materia de sismos: China puso un freno a su plan de ampliación del parque nuclear de 28 reactores, Alemania tomó la decisión de suspender la actualización de 7 de sus 17 reactores (1), y en España se están revisando todas las centrales. El debate a favor y en contra del desarrollo nuclear ha vuelto a abrirse con particular intensidad, en especial en Europa.

Es comprensible: los efectos del desastre de Chernobyl, en 1986, se propagaron desde Ucrania hasta el resto del Viejo Continente. Allí hay gran concentración de centrales: 195 de los 442 reactores nucleares del planeta están en Europa.
En efecto, para influir sobre la demanda energética se deben realizar muchas centrales, explica el italiano Carlo Rubbia, Nobel de Física. “Cuatro u ocho centrales no resuelven el problema, ¿por qué si no Francia sigue con más de 50?”. Por otro lado, agrega, los tiempos de construcción de una central son largos, “al menos diez años”, por eso se prefiere reestructurar las viejas y no desarrollar nuevas. Rubbia, quien desde hace años apuesta a la energía solar, considera que ésta es una opción valiosa que a largo plazo puede ser una alternativa a la energía nuclear y a los combustibles fósiles.

Por otro lado, en una superficie limitada y muy poblada, los riesgos son mayores: ¿dónde ubicar las centrales? ¿Cómo tratar los residuos radioactivos? ¿Puede un país decidir por su cuenta la instalación de centrales que en caso de catástrofe llegarían a dañar a países vecinos?

El experto considera que el crecimiento de la energía solar es rápido: 40% al año en todo el mundo. “España realizó una central solar importante en 18 meses y tiene en marcha la producción de 14 mil megavatios con este sistema”, sostuvo el físico.

No todo está dicho en este tema. Pero tenemos el deber de aprender de nuestros errores y de nuestras experiencias, aunque dolorosas, como la de Japón, si se quiere construir un desarrollo sustentable.



Energía solar termodinámica
Carlo Rubbia ha innovado en el campo de la energía solar a través de centrales que pueden funcionar también de noche. Los rayos del sol son concentrados por espejos que calientan hasta 550° un fluido a base de sales, que incluso no es dañino en caso de pérdidas. El vapor generado por este calor sirve para producir energía eléctrica. Una extensión de unos 300 metros cuadrados puede producir 4-5 megavatios de energía, sin uso de combustibles.


(1) Más tarde, a fines de mayo, Alemania ha anunciado que para 2022 dejará de producir energía nuclear y todas las centrales, menos una que quedará en stand by, pero sin producir, serán cerradas a partir, en forma inmediata, de las que están en mantenimento. 
 

Entre el "ya" y el "todvía no"

 Cumple en mayo 20 años el proyecto de Economía de Comunión. Un balance y las perspectivas futura de esta propuesta. Dialogando con algunos de sus economistas. 
Por Alberto Barlocci 
Publicado en Cn revista, mayo de 2011 www.ciudadnueva.org.ar


En mayo se realizará en Brasil un congreso internacional para celebrar los veinte años del proyecto de Economía de Comunión. Fue durante una visita de Chiara Lubich a ese país que brotó la semilla de una idea que apunta a renovar incluso el pensamiento económico.
Corría el año 1991. El muro de Berlín había ingresado en el álbum de los recuerdos. El capitalismo proclamaba su victoria aparente ante el fracaso de la economía planificada por el Estado. Los optimistas de la globalización anunciaban una era de “felicidad”.
En ese contexto, Chiara Lubich emprendió una visita a las comunidades de los Focolares de Brasil. Lo que sucedió es un hecho conocido: luego de varios días de verdadera angustia transcurridos en la reflexión, ante el drama de la pobreza extrema en Brasil y al saber, además, que había muchos de ellos entre los miembros del Movimiento, Chiara intuyó una posible respuesta al problema: fomentar la creación de empresas cuyas utilidades participaran de la comunión de bienes destinada a paliar las necesidades. No sólo eso, sino además afrontar el desafío de la pobreza en general, desarrollar más empresas similares e ir creando una cultura de la solidaridad.
La noticia corrió como reguero de pólvora por el mundo, donde la gente allegada a los Focolares, siempre ávida de participar de cada acontecimiento de esta familia espiritual, seguía la visita de Chiara Lubich a Brasil. Y los ecos a la propuesta fueron inmediatos. En un grupo reunido en Roma precisamente en esos días alguien comentó con entusiasmo que era una manera de poner la economía al servicio de la comunión. En efecto, Economía de Comunión (EdC) fue el nombre del proyecto.
En este mes de mayo en San Pablo, Brasil, cientos de empresarios, estudiantes y estudiosos del fenómeno, economistas y personas con sensibilidad social realizarán un congreso cuyo objetivo no es sólo el de celebrar los veinte años del proyecto, sino abrir una nueva página de la historia de la EdC.
Para Luigino Bruni, docente de economía de la Universidad de Milán, integrante de la comisión central del proyecto: “Pobres, cultura, empresa, no hay que leerlos como si la EdC tuviera tres objetivos sino como tres etapas de un mismo proceso de comunión, para dar su aporte al proyecto carismático de todo el Movimiento de los Focolares: que todos sean una cosa sola1. No habrá un mundo más unido si la economía no es de comunión, no lo habrá mientras haya gente a la que le falta la comida, o que no puede asegurar una educación para sus hijos... mientras haya rascacielos rodeados de pobreza”.
–El proyecto de EdC todavía parece un anuncio profético... –Los carismas siempre muestran algo que es ‘ya’ y, a la vez, ‘todavía no’. Si gracias a la EdC ya hay miles de empresarios que se levantan más temprano por razones que van más allá de las ganancias; si hay trabajadores que se conforman con el salario porque saben que hay un valor agregado que también ellos producen y que sale de la empresa para dar de comer, salud, educación; si hay gente que no descansa hasta que la fraternidad no se traduzca en igualdad de derechos, de oportunidades y capacidad para todos; si tenemos ya y ahora todo esto, podemos esperar que se realicen los muchos ‘todavía no’ que conforman nuestro desafío.
–Hay mucho por hacer.–Sin duda. Como signo de un compromiso mayor y más responsable, la EdC a nivel internacional ha lanzado un ‘proyecto jóvenes’ que ya cumplió dos etapas significativas: dos escuelas de verano realizadas en enero (ver Cn revista Nº 519, p. 21), la primera en la Argentina y la otra en África. Partir de los jóvenes –que no son el futuro sino un modo diferente de entender el presente– es indispensable por los muchos “todavía no”que necesitan transformarse en “ya”.
La internacionalidad del proyecto nos permite una lectura a vuelo de pájaro desde muchos puntos de vista. Dialogamos con el profesor Luca Crivelli, docente de economía en la Universidad de Lugano (Suiza). Casado con una uruguaya, Crivelli, además de hablar el español es un profundo admirador de la vitalidad creativa de la cultura de América Latina.
–Veinte años permiten realizar un balance. La EdC aborda tres dimensiones a la vez: los pobres y la pobreza, la empresa y la formación hacia una cultura más solidaria o cultura del “dar”. ¿Qué se ha ido comprendiendo con respecto a la pobreza durante estos años?
–Hasta fines de los años noventa, hubo un incremento de pobres que fueron ayudados por el proyecto. Luego su número  fue disminuyendo. Esto podría verse como el resultado de un efecto positivo. Es decir, que el proyecto no ha creado dependencia en las personas, que las ayudas no se transformaron en un vínculo asistencialista que las mantiene en situación de pobreza. Por otro lado, también puede indicar que nuestras comunidades han alcanzado una situación de mayor estabilidad económica, pero sin avanzar en los ámbitos más de frontera, donde sigue habiendo una grave situación de pobreza. Esto supone un desafío, porque por un lado era necesario dar un testimonio como Movimiento de los focolares: que no hubiera necesitados entre nosotros. Pero sucesivamente el objetivo de la EdC, Chiara Lubich lo afirmó desde el comienzo, es afrontar la pobreza en general. Lo cual significa que tenemos que ver cómo encarar esta realidad.
A su vez, en estos años hemos ido aprendiendo, y seguiremos haciéndolo, cómo ayudar a los pobres, cómo generar reciprocidad, es decir, cómo ayudar a las personas no sólo a superar la situación de pobreza sino, a su vez, impulsar a que otros salgan de la misma situación. Esto se aprende. No es suficiente tener dinero para superar la pobreza, sino encontrar cómo crecer todos, quien da y quien recibe, hacia una igualdad sustancial.
–¿Y respecto de la dimensión empresaria...?  –Estamos analizando los datos a nuestra disposición. Y respecto de la realidad empresaria, también estamos considerando que si bien en la actualidad hay una 800 empresas que participan del proyecto, son alrededor de 1.700 las que en estos años han participado. Por cierto, los criterios para censar estas empresas han evolucionado. Antes incluíamos actividades informales y esporádicas.... aunque esto no explica la disminución que se registra. Quiere decir que ha habido empresas que en algún momento han cerrado, por ejemplo. O que en otros casos, los que sucedieron al empresario que adhirió al proyecto no siguieron ese camino. Tenemos que analizar por qué motivo se dieron esas situaciones.
–Alguien podría pensar que participar de la EdC, por su dimensión espiritual, asegura prosperidad... –Sí, como en la ética calvinista. La adhesión a la EdC no supone un ‘seguro’ que garantiza éxito. Por lo general, sólo un pequeño porcentaje de empresas supera los primeros cinco años de vida en el mercado, hay un alto nivel de ‘mortalidad’. Pero esto mismo dice que precisamente el talento del empresario es el de saber recomenzar, partiendo de las oportunidades que ofrece el sistema económico. A su vez, el hecho de que la EdC se haya difundido en todo el mundo, supone también una gran diversidad de contextos a los que cada empresario responde de manera diferente. Por ejemplo, hay empresas que comparten muchas utilidades, por ejemplo una constructora  argentina de Paraná. La radicalidad de este empresario en poner en común las utilidades parece acompañar el crecimiento del volumen de negocios que él mismo no se explica. Pero hay otras cuyo aporte de utilidades al proyecto se realiza a través de su misma actividad. Pienso concretamente en el Banco Kabayan de microcrédito, de Filipinas. Sin embargo, la acción de este banco incide altamente en la lucha contra la pobreza en la región. Por lo tanto, encarna un aspecto fundamental del espíritu de la EdC. Hay otras empresas, en cambio, que han procesado mucho el aspecto de la cultura de la comunión dentro de los procesos empresariales, como la toma de decisiones, la participación del trabajador, la relación con los competidores o un modo de producir que sea sustentable a nivel medioambiental. Son perfiles distintos, por lo tanto es difícil cuantificar la riqueza del proyecto de EdC sólo según el valor total de los aportes que anualmente provienen de las empresas, porque ¿cómo se mide la confianza que una empresa genera? ¿Cómo se mide el valor del respeto del medio ambiente? Es difícil establecer un manual de la empresa de EdC. Seguramente hay requisitos para adherir al proyecto, pero el modo de concretarlo cambia según la realidad local y el contexto. Y esto lo fuimos aprendiendo.
–Chiara Lubich siempre sostuvo que para una economía nueva hacen falta también “hombres nuevos”. Esto nos remite a la formación de las personas. –La EdC, como muchas otras expresiones de economía social y solidaria, advierte la necesidad de provocar un cambio cultural. Muhammad Yunus, el fundador del Grameen Bank, cuando concedía un microcrédito a una familia, les hacía firmar un documento de 16 puntos en los cuales esa gente se comprometía concretamente a dar lugar a otra manera de usar el dinero. Y así sucede en el comercio justo y solidario. Sostener por lo tanto estructuras que ayuden a la formación de las personas es sin duda importante. En este tiempo también fuimos comprendiendo cómo ser más eficaces. No es sólo cuestión de ‘ladrillos’, es decir de estructuras sino también de generar cultura. Por ejemplo un compromiso concreto es el apoyo a la Universidad Sophia, donde se forman sobre todo jóvenes en esta nueva cultura.
El recuadro de arriba muestra que 226 empresas de EdC están en América Latina. Acaso en el continente donde es muy fuerte la dimensión social de las realidades humanas, y donde surgió la EdC, era imposible que no se diera un aporte específico.
Para Benedetto Gui, profesor de Economía de la Universidad de Padua (Italia), se trata de un aporte muy claro: “Antes que nada, ha sido cuantitativo y además un testimonio de arrojo, de coraje (hasta demasiado, si se quiere) y de radicalismo en los principios. Me refiero a la elección de crear una economía que sigue una lógica distinta de la que conocemos y que consideramos ‘normal’. Otro elemento es el vínculo que he advertido con obras sociales, que estimo importante”.
–¿Cuál es el desafío en el futuro para la EdC?–Unir capacidad empresarial, orientación a la fraternidad y capacidad de colaboración. Hay que ir más allá del mundo de las empresas, proponiendo diferentes modelos de vida económica inspirada en la fraternidad y mostrando que pueden ser modelos más plenos y satisfactorios que el consumista, atrapado en el individualismo y la irresponsabilidad para con los demás.
(1) Evangelio de Juan 17, 21.
Algunos datos del proyectoLas empresas de EdC en todo el mundo son casi 800, repartidas de este modo: 260 en América, 25 en Asia, 6 en África y 506 en Europa. En conjunto, todo el proyecto anualmente reparte unos 2 millones de dólares, aunque, como se afirma en el texto, el impacto social de algunas empresas es muy superior a las meras utilidades compartidas.


 Para más información consultar:www.edc-online.org

Una intervención escandalosa

Artículo publicado en Cn revista, mayo de 2011. www.ciudadnueva.org.ar 
por Alberto Barlocci


Ergo sollicitae tu causa, pecunia, vitae!
Per te immaturum mortis adimus iter;
tu vitiis hominum crudelia pabula praebes,
semina curarum de capite orta tuo.

¡Así que eres tú, dinero, la causa
de una vida agitada!
Por tu culpa emprendemos el camino
de una muerte prematura, 
brindas a los vicios de los hombres
crueles pastizales,
eres el origen de toda preocupación.
Sexto Propercio, Elegías III, 7


Este fragmento de una de las elegías del poeta latino Propercio explica mucho más la situación de Libia que las crónicas de los medios de comunicación en estos días. ¿De qué otra manera, si no, explicar la solícita intervención de Occidente en un conflicto interno fomentado, en realidad, por los mismos países que hoy ocultan sus intereses comerciales tras esta "intervención humanitaria"?
La historia de Muammar Kadafi, el líder libio en el poder desde 1969, se confunde con el crimen, el autoritarismo y, posiblemente, la demencia. Pero abasteció de petróleo y gas al sur de Europa durante años y se dejó de mirar su vinculación con los terroristas de toda clase y color durante años, quienes disponían en territorio libio de campos de entrenamiento. Al ser el autor intelectual del atentado al avión de Pan Am destruido a la altura de la localidad británica de Lockerbie, que provocó 270 víctimas, Kadafi pasó a ser un paria para la comunidad internacional. Como reacción, los Estados Unidos bombardearon su residencia en un intento de asesinato. Hasta que a partir de 2001 comenzó un acelerado proceso de reinserción de Libia en la vida internacional, pese a que el régimen dio muy pocas garantías de mayores libertades. En 2006, las Naciones Unidas todavía señalaban y condenaban ataques e intimidaciones contra medios de prensa.
Sin embargo, eso no impidió los buenos negocios con él. Sólo en los últimos años adquirió armamentos por 1.000 millones de euros a Italia, Francia, Reino Unido, Alemania... Sus fuerzas armadas necesitarían triplicar su número para poder utilizar todo el arsenal disponible. Igualmente, desde 2006, tres sociedades estadounidenses obtuvieron el permiso para la búsqueda y producción de crudo en el país por parte de la compañía estatal petrolera libia, a cambio de 1.830 millones de dólares. Este viraje de Kadafi, dispuesto a abandonar supuestamente el listado de “Estados canalla”, parecía no generar dudas. Hoy, los gobiernos de Europa compiten entre sí en la carrera por borrar las fotos que lo retratan recibido con todos los honores: desde el premier italiano Silvio Berlusconi, su anfitrión decenas de veces, hasta el apretón de manos con el presidente francés Nicolas Sarkozy en 2007, y la visita a Libia en 2008 de la canciller estadounidense Condoleezza Rice. En esa oportunidad, la diplomacia de la Casa Blanca afirmó que Kadafi “es un hombre de gran personalidad y experiencia. Ha tomado decisiones que han cambiado el estado de las cosas”, aludiendo a su renuncia al uso de armas de destrucción masiva y a su abandono de la práctica terrorista. Los contactos en ámbitos de cooperación militar fueron numerosos, con visitas recíprocas a bases y unidades militares por parte de altos mandos.
Para los europeos, además, el dictador libio fue necesario para frenar las oleadas de desesperados que cruzan el Mediterráneo en embarcaciones precarias en busca de un futuro en el Viejo Continente. Armó campos de concentración y toleró el comercio sucio que explota la desesperación de los más pobres.
El acuerdo con Italia sellado hace dos años, un pacto de amistad mutua, en realidad significó negocios privilegiados con empresas italianas por un monto no menor a los 15 mil millones de dólares, desplazando a los demás países. Mucho le convino a Berlusconi, con quien Kadafi incluso realizó negocios personales. Además ingresó en el sistema financiero europeo con sumas cuantiosas: entre los bienes congelados hay cuentas por 30 mil millones de dólares.
Hasta que se irritó Francia. Y la chispa fueron las revueltas sociales que estallaron desde fines del año pasado sobre todo en el Magreb y en Medio Oriente.
Misteriosamente, los inesperados levantamientos en Libia, donde la mano de hierro del régimen nunca permitió el surgimiento de una oposición que se precie de ese nombre, cobraron sospechosa energía. Un ejército regular parecía ser arrollado por civiles mal armados y sin entrenamiento militar. Tan débiles eran los rebeldes que luego, aún con el apoyo de la OTAN, sus avances en el terreno fueron escasos. Es decir, fue inflada la revuelta gracias a los medios de comunicación que por lo general utilizaron como espejos en cadena una única fuente inicial. E incluso quedó al descubierto la presencia de efectivos franceses y británicos. Por lo tanto, fue relativamente fácil “vender” la noticia del bombardeo a civiles, desmentida más tarde por los satélites rusos que rastrearon la zona, información confirmada por la enviada de Russia Today, Irina Galushko, y hasta por el Pentágono por intermedio del Jefe de Estado Mayor, Mike Mullen, y el 3 de marzo por Robert Gates, ministro de Defensa.
Sin embargo, el plan ya estaba en marcha y apareció la resolución 1973 de la ONU que daba lugar a la "guerra humanitaria". Un mandato más amplio es casi imposible, ya que los aliados pueden adoptar “todas las medidas necesarias (...) para proteger a los civiles y las zonas pobladas por civiles bajo amenaza de ataque en la Jamahiriya Árabe de Libia, incluida Benghazi” (art.4 de la resolución). En realidad, el objetivo inicial era la aplicación de una zona de exclusión de vuelos (no fly zone). Sin embargo, la amplitud del mandato permitió bombardear columnas de blindados, residencias presidenciales y otros objetivos terrestres. El nuncio de la Santa Sede en Libia denunció la muerte de decenas de civiles supuestamente bajo la protección aliada.
Eso significa que los aliados han elegido uno de los dos bandos de un conflicto interno con una disparidad de criterios que preocupa si pensamos, por ejemplo, que durante 20 años, en Sudán, el régimen masacró a ciudadanos indefensos durante la guerra civil que provocó dos millones de muertos, sin que hubiera una idéntica intervención de la ONU. Lo mismo puede decirse del conflicto en la región africana de los Grandes Lagos, donde los muertos, desde 1998, han llegado a los cinco millones y Ruanda ocupa ilegalmente una región oriental del Congo (ex Zaire). Y tampoco ha merecido el mismo tratamiento la implacable mano dura de Vladimir Putin contra Chechenia, donde muchos civiles pagaron con la vida el conato de independencia de esa región.
La reciente intervención a favor de uno de los bandos genera otro interrogante: puesto que los rebeldes eran hasta ayer gente del régimen, ¿quién asegura hoy a los aliados que son mejores que Kadafi? En efecto, la primera línea de las fuerzas rebeldes la constituye el Grupo Islámico Combatiente Libio (GICL), una organización desde hace tiempo vinculada con Al Qaeda y muy infiltrada por la CIA y el MI5 (el servicio de inteligencia británico). El grupo, luego de participar en la guerra afgana en los años ochenta, estuvo activo en Bosnia y luego en Kosovo a fines de los noventa, pero siempre manteniendo el apoyo de la inteligencia de la CIA y el MI5. La cuestión es que la propia ONU sigue incluyendo al GICL entre las organizaciones terroristas. A su vez, el grupo ha sido controlado por el ex director de inteligencia libia, Moussa Koussa, sucesivamente canciller de Kadafi, quien en marzo desertó huyendo a Londres y dejando huellas que lo señalan como un agente encubierto de la CIA y el MI51. Hoy Koussa es presentado como un referente del gobierno provisional rebelde.
¿Qué puede pasar en Libia? Las variables son muchas: un conflicto prolongado, un auto exilio de Kadafi, la derrota de los rebeldes o su triunfo... Pero no hay dudas de que estamos frente a una gravísima violación de la carta de la ONU, de intereses comerciales que manipulan la información para conseguir sus resultados ante las narices de una comunidad internacional que ya no sabe cuáles son las reglas del derecho internacional.
Se trata de un camino muy peligroso. Y hay que encontrar la manera de desandarlo si no se quiere caer en la ley del más fuerte
(1)    Cfr. “Our man in Trípoli”, Global Research, donde Michael Chossudovsky reconstruye los vínculos de Moussa Koussa con la CIA y el MI5 británico.

Bin Laden, un misterio no resuelto


El anuncio de la muerte de la mente de Al Qaeda presentó una versión de los hechos difícil de confirmar. ¿Y si fuera el preludio de un menor compromiso bélico?
por Alberto Barlocci
Publicado en Cn revista de junio,www.ciudadnueva.org.ar

No es infrecuente que una versión oficial de un hecho suscite dudas. Es el caso de los derechos humanos de los que ninguna dictadura admitió la violación.Meses atrás el gobierno francés puso en discusión la versión del gobierno japonés sobre el desastre de la central atómica en Fukushima. Por eso, es una regla fundamental del periodismo que para acreditar una noticia hay que verificar el grado de atendibilidad de la misma. La práxis de algunos medios llega a una triple verificación antes de dar credito a una fuente de información.
El anuncio de la muerte de Osama bin Laden presenta varios aspectos problemáticos. En primer lugar, la única fuente disponible de esta información es el gobierno de los Estados Unidos y muchos detalles del operativo suscitan dudas. Más adelante veremos cuáles. Pero antes recordemos que Bin Laden era el hombre más buscado del planeta, la cabeza de Al Qaeda, una temida organización terrorista, y era acusado de ser la mente de los atentados del 11 de setiembre de 2011 en los Estados Unidos. Precisamente Bin Laden fue la causa última de la ocupación militar de Iraq y Afganistán y de una guerra que ya causó al menos 600.000 muertes y cientos de miles de refugiados. Dos poderosos ejércitos aliados siguen ocupando esos países, con efectivos aportados por decenas de gobiernos. Tan sólo los Estados Unidos tuvieron más de 40.000 heridos, miles de los cuales con secuelas permanentes en su vida, al tiempo que este conflicto supone un gasto valuado en tres millones de millones de dólares (1).
Había entonces muchas razones por las cuales la Casa Blanca tenía un deber de transparencia para con el mundo entero. Sin embargo, los datos sobre el operativo que permitió eliminar a Bin Laden son escasos y no son verificables. No hay cuerpo –ha sido sepultado en el mar–, ni filmación del mismo, ni una autopsia realizada por especialistas de varios países. La Casa Blanca presenta como identificación del terrorista de marras un análisis de ADN.
Pero ¿hay razones para poner en discusión esta noticia? Sí. Porque esta "guerra global contra el terrorismo", que interesa a millones de ciudadanos de todo el mundo, se lleva a cabo con mucha opacidad.
La invasión de Afghanistán, comenzada en octubre de 2001, que cuenta con un mandato de las Naciones Unidas, tuvo por objetivo la captura de Osama Bin Laden, intento que no fue logrado. Además, el entonces gobierno talibán fue acusado de hospedar y ser cómplice del terrorista y de Al Qaeda. Sin embargo, para Alain Chouet, ex dirigente del antiterrorismo y de los servicios de inteligencia (la DGSE) de Francia, en una intervención de enero de 2010 ante la comisión de relaciones exteriores del senado de ese país, Al Qaeda dejó de ser operativa como organización desde 2002. Su desarticulación fue tal que para Chouet ningún atentado sucesivo al 11/S se puede atribuir a Al Qaeda: es decir, ni el de Bali en 2002, ni el de Madrid en 2004, ni el de Londres en 2005, etc. Una afirmación tan grave cuán ignorada por la prensa (2). Por lo tanto, hace mucho tiempo que no sólo no había datos acerca de la presencia de Bin Laden en Afganistán, sino que algunos dirigentes de la región dudaban de que siguiera vivo. Es el caso del presidente afgano Karzai, y en Paquistán de la líder política Benazir Bhutto (3), el ex presidente Musharraf y de Hamid Gul, ex jefe de los servicios de inteligencia.
De todos modos, la neutralización de Al Qaeda y un solo terrorista, por peligroso que sea, no justifica 10 años de ocupación militar de Afganistán. Como no los justifica la intención de derrocar al gobierno talibán, puesto que en su momento la Casa Blanca intentó a toda costa negociar un gasoducto que pasara por ese territorio y sin que el fundamentalismo taliban inquietara la Casa Blanca, tal como relata el periodista Ahmed Rashid (4).
También la invasión de Iraq presenta ribetes preocupantes. En 2003, el ataque contra el régimen de Saddam Hussein se fundó en la presencia de armas de destrucción masivas en manos del dictador iraquí. ¿Quién no recuerda al secretario de Estado Colin Powell en las Naciones Unidas sacudir una probeta como prueba de la presencia de armas químicas en Iraq, cuyo contenido resultó ser un compuesto totalmente inocuo? No sólo, sino que la Casa Blanca dio crédito a un típico cuento del tío: Saddam Hussein estuvo a punto de comprar uranio a Níger. La historia resultó ser un grosero chapuceo de un estafador italiano armado antes de 2003, que no resistió al menor análisis de los servicios de inteligencia británico, francés y alemán (5).
Ningún arma de gran destrucción apareció en los arsenales de Iraq.
Otro motivo para la invasión fue el supuesto vínculo entre Saddam Hussein y Osama Bin Laden, un dato al que ningún servicio de inteligencia dio jamás crédito. La historia siguió con el derrocamiento y ejecución de Saddam Hussein, pero sin que eso asegurara la paz en Iraq donde, por el contrario, han estallado sangrientos enfrentamientos internos.
Tales antecedentes invitan a la prudencia a la hora de aceptar un hecho que, en realidad, es apenas una pieza del rompecabeza de una guerra sobre cuyas reales motivaciones Cn revista ya escribió en varias oportunidades. El tema, entonces, no es el operativo contra Bin Laden sino otro, aunque una acción militar en territorio de un país aliado sin que sus autoridades estén al tanto habla de la consideración de Washington por sus amigos. Es decir, ¿qué significa para el presidente Barack Obama este anuncio, y más aún si se acepta la tesis de que Bin Laden ya había muerto?
La ocupación de Iraq y Afganistán obedece a consideraciones estratégicas y geopolíticas formuladas por influyentes sectores del poder de los Estados Unidos (6). Pero esta guerra supone un despliegue costoso y complejo. El anuncio de este enemigo emblemático, aporta un golpe a efecto útil para el proyecto reeleccionario de Barack Obama, hoy con serios problemas de imagen, y acaso puede ser el preludio de una disminución de este costoso esfuerzo bélico. Un gasto cada vez más difícil de sostener y que realizan también los aliados de Washington en un contexto, además, adverso por los duros efectos de la crisis financiera estallada en 2008. Por lo tanto, la "muerte" de Bin Laden ofrece al presidente norteamericano la posibilidad de reducir ese compromiso sorteando la dura oposición de la derecha.
Hasta aquí los hechos y el realismo. Quedan pendientes los graves problemas suscitados a partir de la guerra desatada a partir del 11/S: la violación del principio de no intervención en los asuntos internos de los Estados y el uso de las Naciones Unidas para tal fin; el uso de prácticas ilegales como el secuestro y la tortura de terroristas o supuestos tales (7); la toma de decisiones unilaterales en lugar de recurrir a herramientas políticas y diplomáticas para afrontar las cuestiones de la comunidad internacional. Problemas que, siguiento la lógica del editorial de este número, podrán ser encarados en modo eficaz a partir del reconocimiento de iguales derechos de todos los pueblos de nuestra aldea global.

Notas
1 Cfr. J. Stiglitz-Linda J. Bilmes, La guerra de tres billones de dólares, Buenos Aires, 2008.
3 En Youtube es posible encontrar archivos de la entrevista a B. Bhutto sobre la muerte de Bin Laden: http://www.youtube.com/watch?v=UnychOXj9Tg
4 Cfr. Ahmed Rashid, Talibán, Buenos Aires, 2002. Entre 1995 y 1999 varias veces delegaciones del gobierno talibán viajaron a Estados Unidos. "No hay problemas con ellos", declaraba la cancillería.
5 Cfr. la eficaz reconstrucción de C. Bonini y G. D'Avanzo, Il mercato della paura, Roma, 2006.
6 Cfr. Zbigniew Brzezinski, El gran tablero mundial, Buenos Aires, 1997; Cfr. El sitio web del think tank Proyecto para el Nuevo Siglo Americano, www.newamericancentury.org, en especial el documento "Rebuilding America's Defenses".  
7 Cfr. Il mercato della paura, op. Cit., allí se menciona que entre los miles de casos de secuestros clandestinos, figura el de Abu Omar egipcio raptado en Milán y devuelto luego de meses de encarcelamiento clandestino en Egipto y de torturas. La justicia italiana condenó a 23 agentes de la CIA por este delito.